miércoles, 11 de mayo de 2011

LA ESTRATEGIA DE EBRARD

La Estrategia de Ebrard

Por: Carlos Luna.

11 de mayo de 2011

El jefe del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, quiere ser el candidato de la Izquierda a la presidencia en el 2012. Es hasta natural su pretensión: su predecesor en ese puesto fue el candidato en 2006; que con un fraude de por medio “los dueños de México”[1] le impidieron llegar a la silla de los pinoles. Él cree tener de su lado una fórmula mediática para ganar la simpatía de aquellos que no dejaron pasar a Obrador y suavizar el ataque electorero contra su posible candidatura: es de “izquierda” pero puede tolerar los abusos de los grandes empresarios. Les ha ofrecido “priorizar qué necesita el país para crecer”, “ser incluyente con la iniciativa privada”, recientemente[2]. Y lo dijo, precisamente para que lo oyera, esa clase gobernante del país: los dueños de los grandes consorcios en México[3]. Y cree que de paso, obtendría la promoción de su imagen en los futuros votantes del 2012: el candidato del pueblo nopalero, de los de abajo de siempre.

Uno de los ejemplos claros de la oferta que extiende Ebrard a ese poder, es la concesión lograda por CEMEX, el negro negocio del sr. Lorenzo Zambrano, para la construcción de un tramo de autopista al interior de la ciudad de México con cobro de peaje por 30 años.[4]

Esa clase gobernante, que ha elegido a su candidato Peña Nieto para competir en el 2012, sabe perfectamente que AMLO, no es que no quiera incluir a la iniciativa privada para el desarrollo de México, sino que a ellos específicamente, con sus nombres y apellidos los quitará (en el mejor de los casos) de tantas y tantos negocios turbulentos del que se enriquecen día con día enormemente por la complicidad de sus títeres (la clase política en el gobierno formal). Y también saben, que el ofrecimiento de Ebrard les da una opción para, sino desbarrancar al “Peje”, al menos ponerle más piedras en el camino: el desgaste de una elección interna con un abrumador apoyo mediático a Ebrard.

Por eso Ebrard se congratula de que AMLO haya aceptado ciertas reglas para la elección: entre ellas, la realización de las encuestas y debates para verificar quién está “mejor posicionado”. La fecha en que se realicen será previamente del conocimiento de esa susodicha clase en el poder, para que lancen las campañas noticiosas, de entrevistas, de columnistas, etc., encumbrando la imagen de Ebrard por encima de la de AMLO y así poner en jaque a la misma izquierda en un debate y una disyuntiva: hacerle caso a las encuestas de tendencia prefabricada pero calada en el sentir de la mayoría (de la que se informa por televisa y tv-azteca; es decir, la mayoría de la población votante sí lo creerá así: “el mejor candidato de la izquierda es Ebrard”); o apostar por un proyecto obradorista con el mismo “peje” encabezándola y con opciones de un gobierno verdaderamente popular, pero “lastimado” electoralmente (publicitariamente, pues).

La campaña mediática no será “AMLO es un peligro para México”, no, ya está quemado ese cartucho. Ahora en la mente de los ultramillonarios del país está el ‘slogan’ “Ebrard es el mejor candidato de la izquierda, AMLO es el viejo de siempre” para ser usado en el primer round de esta pelea electoral culminante en 2012.

Ebrard no es tonto, no se arriesgará a lanzarse solo sin el apoyo de Obrador, la candidatura del actual jefe de gobierno bajo la única bandera del PRD, está descartada. Pero él intentará aprovechar aquel apoyo malintencionado de la clase en el poder para forzar su candidatura tripartita (PT, PRD, Convergencia) y por eso en estos días les insistirá a los ricos del país: aquí estoy yo, quiero ser candidato, tengo imagen para que me la publiciten. ¿Qué otras concesiones Ebrard les ofrecerá a cambio y como prueba de su propuesta? Estaremos por ver.



[1] La oligarquía mexicana.

[2] Rodríguez A., Octavio. “Le peje a quien le peje”. La Jornada, 5/mayo/2011.

[3] López O., Andrés Manuel. “La mafia que se adueñó de México”. Edit. Grijalbo, 2010.

[4] Gómez, Laura. “Concesiona el GDF a CEMEX vialidad de peaje por 30 años”. La Jornada, 10/mayo/2011.

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