martes, 12 de julio de 2011

La restauración de la dictadura imperfecta


DANIEL MÁRQUEZ MELGOZA

Debo confesar que un sentimiento de frustración recorrió mi espíritu al conocer los resultados de las elecciones del pasado domingo en el estado de México, Coahuila, Hidalgo y Nayarit: el dinosaurio había regresado al viejo estilo, arrasando, haciendo inviable la competencia electoral. La sucesión de batallas emprendidas por décadas para alcanzar una democracia efectiva, no simulada como lo fue en el largo tramo priísta, por una variedad de actores políticos partidistas y civiles, parecía no haber servido de mucho, más bien casi de nada.

Se estaba de regreso al carro, completo. Tras la histórica derrota del priísmo en la elección del 2000, en el imaginario colectivo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus prácticas antidemocráticas se habían convertido en tema de un pasado negro de la historia de la democracia en nuestro país.

Nunca pudimos imaginar que ese pasado nos iba a alcanzar y que existía el riesgo de que se volviera a reinstalar entre nosotros con fuerzas renovadas; ya lo ha venido haciendo en diversas entidades de la República, en las que como hidra de varias cabezas ha hecho sobrevivir las viejas prácticas autoritarias centralistas, propias de un presidencialismo que se añora, haciendo nulas la nuevas leyes e instituciones electorales. Y el siguiente paso es la recuperación del poder de Los Pinos, con un presidencialismo renovado. Recordé que en 1992 había escrito un divertimento teatral con dos personajes: Carlos Salinas de Gortari y un candidato a gobernador de Michoacán, en el que intenté condensar algo parecido a un ABC de cómo burlar la voluntad electoral ciudadana a partir de la experienciaacumulada de la maquinaria electoral priísta de los tiempos salinistas.Busqué el archivo y al releerlo decidí que por respeto a personajes respetables por varias razones (haber fallecido y otras), no es del todo citable el texto de 20 cuartillas.

Recuerdo que lo había escrito como desahogo por lo que estaba pasando en el ambiente político michoacano. Eran los tiempos del apogeo salinista, cuando cooptaba liderazgos perredistas para inocular desánimo en las fuerzas de oposición real. Si se me permite, tomaré sólo una mínima parte del diálogo presidencial para convertirlo en una especie de monólogo con el cual se evidencia el tipo de presidencialismo que se padecía en los tiempos “gloriosos” del priísmo, mismo que se pretende reeditar ahora con rostro encopetado.

Ante la duda sobre la conveniencia de ser candidato, dado lo poco que era conocido en el ambiente político de la entidad: “Presidente.- Qué importa, esos no son inconvenientes insalvables. ¿Qué no te has dado cuenta de que todo lo hago yo solo desde acá arriba?

Presidente.- Debes tener confianza en mí. ¿Para qué crees que tengo tan jodida a la gente, sin fuentes de trabajo y la que tiene empleo, con salarios de hambre? Pues para poder venir luego con los miles de millones de pesos a ofrecerles Solidaridad y a dejarlos contentos para que voten por nosotros.

Presidente.- Volviendo al tema de tus injustificadas dudas, te pregunto: ¿quién manda en el Registro Nacional de Electores, que para que me entiendas es el organismo que junto con nuestro partido determina a quién se le puede entregar credencial de votar y a quién no; que determina quién sí puede aparecer en la lista nominal de electores y quién no; y que también determina cuáles casillas hay que cambiar de lugar para que no puedan votar los simpatizantes de los partidos de oposición?

Presidente.- ¿Quién da órdenes en el Instituto Federal Electoral, que es el organismo que organiza todo el proceso electoral, o en sus equivalentes en los estados, en los distritos y en los municipios,para poner pura gente nuestra en las casillas?

Presidente.- ¿A quién le rinden cuentas los colegios y los tribunales electorales, para que digan quién gana y quién pierde las elecciones?

Presidente.- Es que yo no necesito gobernadores con iniciativa propia, sino gobernadores que atiendan mis iniciativas, que sean como mis secretarios, vaya.

Presidente.- Cómo no, hacer lo que te ordene. Bueno, te puedo adelantar algo. Lo único que tienes que hacer como gobernador es juntarme gente, mucha, muchísima gente, para cuando yo venga de gira. Me encanta la gente, sobre todo después de ese largo tiempo que me la pasé encerrado en Los Pinos porque la gente no me quería ni ver por mi triunfo en las elecciones de julio de 88 (je, je). Ahí en esas giras yo voy a decir lo que se va a hacer. Siempre vengo preparado con mucha lana de la venta de las paraestatales para repartirla a manos llenas entre la gente que menos tiene…

Presidente.- Sí, pero como son gente de partido, su obligación es ser disciplinados y quedarse calladitos, en espera de que les premie el trago amargo; y por el contrario te van a apoyar, van a tener que decir que tú eres el mejor hombre del partido; el hombre que estaba haciendo falta para sacar a Michoacán del atraso, del subdesarrollo, para llevarlo a ocupar el lugar que le corresponde en el desarrollo nacional, pues sus abundantes y variados recursos naturales no se han sabido aprovechar por falta de un hombre visionario y emprendedor, audaz y dinámico, que...

Presidente.- Para qué, mi buen amigo, si eso lo van a repetir hasta el cansancio todos los medios de comunicación: la televisión, la radio, los periódicos, las mantas, las bardas, las pancartas, los sombreros, las calcomanías, las cachuchas, las camisetas, los llaveros, las piedras, etc., etc. Tu imagen y tus palabras van a estar hasta en los rincones más apartados de Michoacán, a fin de que la gente llegue a creer que tú eres de verdad el mejor candidato.

Presidente.- Pues eso de tí va a depender, si sabes seguir al pie de la letra mis instrucciones. Lo bueno es que tienes por ahí buenos ejemplos de lo que no se debe hacer. Allí tienes el caso más reciente de Neme Castillo en Tabasco; el de Manzanilla Schaffer en Yucatán; el de Beteta en el estado de México; el de Leyva en Baja California; y el de Villicaña aquí. Presidente.- Así se habla !Qué bien mi querido amigo! Bueno... mira, tú sabes lo que yo quiero a mi gran patria y lo mucho que quiero y admiro a Michoacán, razón por la cual mi mayor anhelo es modernizarlos, hacer que alcancen el progreso y la modernidad bajo mi gobierno, aunque tenga la incomprensión de los perredistas, de los cuales por cierto está infestado este estado que tanto quiero. En estas elecciones tú y yo tenemos el reto de poder decirle a la nación que hasta en la mera mata del perredismo ya dejó de existir esta plaga.

Presidente.- Es muy importante, te adelanto, volver a insistir en la campañita esa que me traigo desde hace rato de hacer creer a la opinión pública que el PRD sólo quiere romper la paz social, violentar a las instituciones; deberemos insistir en que los perredistas son amantes de la violencia, de que quieren perturbar la tranquilidad y paz social en que viven los michoacanos, sin las cuales no hay progreso, sino caos social y político. Fue lo que hicimos para las elecciones de julio de 89.

Presidente.- aquí en confianza y para no andarnos con mentirillas entre nosotros, la base para gobernar a gusto, sin que le estén sacando a uno a cada rato los trapos sucios, es tener de nuestra parte a la prensa, comprarla; con prensa de nuestro lado no hay mal gobierno. No te imaginas lo bien que iría yo en mi gobierno si no existiera esa revista que anda por ahí y que se llamaProceso, y uno que otro intelectual que escribe en uno o dos periódicos nacionales; sin esas voces críticas ya podría proclamar que mi gobierno es lo máximo de lo máximo y mis pretensiones de reelegirme serían recibidas por aclamación, sin ninguna voz que desentonara en el coro de tanto lambiscón de que estoy rodeado.

Presidente.- Si hiciera eso, entonces sí podrían decir que tenemos en México una dictadura perfecta, como vino a decirnos ese frustrado aprendiz de político peruano, un tal Vargas Llosa; y no, yo no aspiro a la perfección, me conformo con mantener la dictadura imperfecta tal y como está, y por mucho tiempo (ay, Fidel, cómo no me llamé Fidel para proponerles integrar el Trío de los Fideles; imagíname a la altura de los eternos Fidel Velázquez y Fidel Castro). A la eternidad sí aspiro, mi querido amigo; a instaurar una dictadura imperfecta pero eterna. Entonces, para lo que queremos, nuestra dictadura es suficiente con que sea imperfecta....”

Fuente: La Jornada de Michoacán

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