A nombre de la coordinadora de la Proclama por el Rescate de la Nación, saludamos a todos los asistentes que se han dado cita en San Salvador Atenco, tierra de mujeres y hombres libres, que con su dignidad y valentía han defendido sus tierras y derechos contra megaproyectos de inversión que solo hubieran beneficiados a las grandes empresas y son un ejemplo de hermandad solidaria con todas las causas justas de quienes también luchan por la justicia en cualquier lugar de nuestro país.
Con respeto queremos expresarles algunos puntos de vista, sin mayor pretensión que la de abonar al entendimiento del momento por el que atraviesa nuestra patria y de la urgente necesidad de unir esfuerzos y voluntades en contra de la pretensión de quienes preparan una nueva imposición a la presidencia del República. De antemano queremos manifestar nuestra plena solidaridad con éste esfuerzo y el compromiso de promover y apoyar los resolutivos del pleno que se acuerden de manera unitaria y de consenso.
En la Proclama por el Rescate de la Nación, firmada por muchas de las organizaciones y personas asistentes a éste evento, se señala que nuestro país se encuentra en grave riesgo y acoso constante de dejar de ser una nación libre y soberana. Una guerra sin sentido que ha sembrado de cadáveres todo el territorio nacional. Más de quince mil desaparecidos y cientos de miles de desplazados por la violencia, dan cuenta de una decisión tomada centralmente por Estados Unidos y dócilmente acatada por el gobierno, quien le cede importantes principios y espacios de soberanía. Su actitud obsecuente y colaboracionista lo lleva a entregar los recursos y riquezas, patrimonio de la nación, a corporaciones y gobiernos extranjeros.
Asimismo, observamos la profundización de las políticas económicas y sociales que desde anteriores gobiernos, han venido ensanchando la brecha entre los pocos millonarios y poderosos y un pueblo en donde la pobreza, el hambre y la miseria, abarca a más a de la mitad de los mexicanos.
En síntesis, decimos que nuestro país vive una situación de emergencia nacional. Y, como se señaló en la Proclama, ahora estamos ante el grave riesgo, de que por la vía de la imposición, se le dé continuidad al compromiso con una estrategia de guerra que está provocando un desastre humanitario.
En marzo, cuando se dio a conocer la Proclama a la opinión pública, había la esperanza de que mediante esta elección fuera posible iniciar las transformaciones requeridas por el país. Así mismo, se señaló la importancia de la participación de la sociedad civil que como sujeto social hiciera valer sus derechos y así como la defensa del patrimonio nacional.
Pero la clase dominante, a través de Televisa y tv Azteca, preparó con tiempo, una puesta en escena para controlar la sucesión presidencial y llevar a la presidencia a quien mejor le garantiza salvaguardar sus privilegios e intereses. Ante la planeada alternancia, que se pensaba tersa y sin sobresaltos, surge la inesperada irrupción de los estudiantes en la Universidad Iberoamericana, que a partir del tema emblemático sobre la represión criminal en San Salvador Atenco, mostró el rostro represivo y autoritario del ex gobernador del Estado de México. El rechazo a Peña Nieto se extiende rápidamente iniciando así el importante movimiento estudiantil #YoSoy132. El movimiento primero exigió la veracidad y equidad en la información por parte de los medios y promueve un voto informado y razonado. Ahora, después de la jornada electoral “se declara en rechazo al proceso de imposición del candidato Enrique Peña Nieto para ocupar el cargo a la presidencia de la República”. El movimiento se manifiesta en contra del PRI, antipeñanieto, antineoliberal, a favor de la democracia y como pacífico. La aparición del #YoSoy132 representa un quiebre que abre nuevas perspectivas de cambio sustancial más allá de la coyuntura.
Conforme los días pasan y ante evidencias cada vez más contundentes, se extiende la convicción de que se ha realizado un enorme fraude electoral, siendo responsables del mismo las autoridades gubernamentales, las electorales y del PRI.
Millones de mexicanos votaron por el candidato e las izquierdas con la intención de lograr un cambio en las políticas económicas y sociales así como de la estrategia de guerra. Y muchos más votaron en contra del regreso del PRI y lo que representa: gobiernos autoritarios, represivos, corruptos y cómplices de las organizaciones criminales.
La elección no ha sido ni limpia, ni equitativa, ni imparcial. En la elección los priístas han lucrado con la pobreza y traficado con la miseria de millones de mexicanos que ellos y los que ahora le ceden el poder, han lanzado a esa indigna condición. El fraude realizado es de carácter estructural. Ha sido el mecanismo que desde 1988 utiliza la clase dominante para imponer las políticas de explotación social y de depredación. El actual fraude tiene un momento relevante cuando televisa decide fabricar mediáticamente un candidato a modo, un personaje que mejor los representara a la empresa y al conjunto de la oligarquía.
Múltiples irregularidades antes y durante el proceso electoral anulan y violan los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Se incumple la obligación que por ley tienen las autoridades electorales: asegurar a los ciudadanos el libre ejercicio de los derechos político-electorales y de velar por la autenticidad y efectividad del sufragio. El proceso electoral mostró graves vicios. Y como lo expresamos ante el IFE finalmente se configuró de nuevo un fraude mediante la compra y la coacción del voto, el rebasamiento de los gastos de campaña y la ilegitimidad del financiamiento en ellos, entre otros delitos. Poco se puede esperar del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación haga justicia y rectifique la decisión de consumar el fraude. Están en el Tribunal los mismos magistrados que legalizaron el fraude del 2006. Hoy, como ayer, la voluntad popular expresada en el sufragio efectivo no fue respetada y un nuevo atropello se pretende consumar con la imposición de Enrique Peña Nieto.
Como firmantes de la Proclama por el Rescate de la Nación, ratificamos nuestra convicción de la participación organizada de la sociedad civil. Con la posible imposición estamos ante la amenaza de la profundización de un modelo de estado autoritario y neoliberal, vinculado al crimen organizado y al narcotráfico, y con la grave perspectiva de una mayor dependencia e injerencia más sistemática de los Estados Unidos. La independencia, la soberanía, la justicia, la dignidad y los derechos humanos en todos los ámbitos, corren el grave riesgo de su violación y anulación. Mayor pobreza, represión y entrega de nuestro patrimonio y soberanía representa el retorno del PRI a la presidencia. Hagamos uso de nuestro legítimo derecho a la movilización y a la resistencia civil y pacífica, no violenta, para rescatar a nuestra Nación ante la nueva amenaza que se cierne.
Atenco representa el germen de la iniciativa de organización que se necesita para enfrentar la imposición. En la Proclama está expuesta la idea de formar ya sea Juntas Patrióticas, Comités o Comisiones, de carácter amplio y representativo. Se requiere una especie de Movimiento de Movimientos, o Junta de Juntas que, respetando la autonomía e independencia de cada organización y movimiento integrante, permita la más amplia unidad de acción y de coordinación. Que sea expresión de pluralidad y de respeto mutuo. Que asuma un discurso nuevo con una nueva narrativa como expresión de los nuevos tiempos y retos, y también de los nuevos actores. Que sea incluyente y solidario.
Hay que tener presente que para la lucha en contra de la imposición es necesario promover la más amplia movilización y que ésta sea creativa e innovadora, de millones de ciudadanos que estén convencidos de la justeza de la resistencia cívica y pacífica. Todos somos importantes en la creación de un movimiento de movimientos, todos tenemos algo que aportar y hacer.
Es necesario considerar también en este proceso de construcción organizativa, la inclusión de temas y la solidaridad de las diversas luchas y movimientos en defensa de la tierra, del patrimonio territorial y cultural, de la economía campesina y la defensa de soberanía alimentaria, del medio ambiente y la denuncia contra el nuevo capitalismo verde de grandes ganancias, de las luchas por las reivindicaciones gremiales y sectoriales.
Finalmente queremos señalar la necesidad de tener presente como principio básico la unidad del movimiento. De ser tolerantes y cuidadosos ante cualquier intento de imposición proceda de quien sea. Estamos ante el inicio de una empresa que requiere de inteligencia, paciencia, humildad, disciplina consiente y no autoritaria; de aprehender colectivamente de las discusión y de la mejor toma de decisiones, así como de procesar bien los acuerdos y los consensos. A nuestro entender la naciente organización debe ir prefigurando las formas y los procesos que como sociedad civil aspira ejercer ante sí misma y frente al poder.
Coordinadora de la Proclama por el Rescate de la Nación
México, DF, julio 14 y 15 de 2012