Estimado Zacarías
Recibe un saludo fraterno de
nuestro Colectivo del Taller de Desarrollo Comunitario.
Nos hemos enterado por los medios
de comunicación y las redes sociales del atentado que sufriste en días pasados
en Chilpancingo y la verdad no nos extraña pues sabemos que vivimos tiempos de
guerra, de impunidad, de barbarie. No nos extraña porque conocemos y seguimos
tu trayectoria como periodista honesto y comprometido con la verdad, tan cara
en éstos días.
Por tu trabajo periodístico
tenemos una visión más amplia y objetiva de la realidad que vive nuestro Estado
y en particular hemos sido favorecidos en diversos momentos en que has seguido
nuestras actividades, dándonos coberturas muy profesionales y acompañado de
alguna manera en nuestra lucha por verdad y justicia, desde que desapareció
nuestro compañero Jorge Gabriel Cerón Silva y fuiste el primero en difundir
ésta aciaga noticia y nuestra exigencia de su presentación con vida en marzo
del 2007, pasando entre otras muchas cosas, por el violento desalojo de nuestro
Módulo de Información Cultura y Denuncia y las diversas amenazas de que hemos
sido objeto.
Si te decimos que te entendemos y
nos solidarizamos contigo es porque hemos vivido la misma situación de sentirte
amenazado de muerte y saber que estás solo a merced de la violencia y la
impunidad. Seguramente por toda tu experiencia periodística tendrás tus
hipótesis y certezas del origen de ésta nueva amenaza que has vivido.
Hemos visto con agrado todas las
muestras de solidaridad que has recibido, sin embargo por experiencia propia te
decimos que la mejor defensa que podemos tener hoy es la organización, el hacer
colectiva la causa común del autocuidado con la familia y los seres cercanos y
de mayor confianza. Del Estado y las autoridades no podemos esperar nada pues
como tu bien sabes, en éste negocio en que las empresas del narco y sus socios
de la clase política han convertido a la violencia, el que paga manda.
Como te lo hemos comentado,
nosotros sostenemos que el responsable de la violencia y la inseguridad que
vivimos es el Estado, no compartimos la idea de que éste sea víctima del
narcotráfico, ni que está rebasado o sea fallido y menos aún que solo sea un
problema de corrupción e incapacidad de unos cuantos funcionarios. El negocio
conocido ahora como narco, se ha convertido en uno de los pilares de la
economía capitalista neoliberal y ha sentado hondas raíces en el país y en las
instituciones del Estado, por lo que este lo alienta, lo protege y hasta
depende de él mismo para su sostenimiento. Las alianzas y simbiosis de la clase
política y los capos del narco en el Estado, el gobierno y sus partidos de
nuestro país no es circunstancial ni gratuita, pues están de por medio sus
jugosos negocios y su persistencia en el poder.
Por ello vemos indispensable
generar un movimiento y una movilización social, que incluya a periodistas
dignos como tu, que acose al Estado no solo para buscar que diga la verdad y
haga justicia, lo cual evidentemente nunca hará pues sería ponerse la soga al
cuello, sino exactamente, al contrario, para desenmascararlo y que los
agraviados encuentren la verdad y hagan justicia.
En nuestra opinión no serán los
expertos, ni los familiares de víctimas incrustados en la institución del
Estado, ni tal o cual organización o vanguardia, ni tal o cual ONG nacional ni
internacional por muy buena que sea, ni siquiera la voluntad divina si la
existe, la que organice la movilización y el movimiento para lograr la verdad y
justicia. Estas no vendrán de arriba nunca, jamás llegarán como una limosna de
los de arriba sino como una conquista de abajo y ésta es la lucha que debemos
asumir todos quienes sufrimos y enfrentamos la violencia social que azota
nuestro país con memoria y sin arriar o cambiar las banderas de verdad y
justicia.
Te compartimos una frase que nos
dirigió hace algunos años uno de tantos “procuradores de justicia” del Estado
de nombre Albertico Guinto, con toda la “sapiensa” que en ese momento le daba
su cargo: “No se preocupen muchachos, si alguien quisiera hacerles algo, ya se
los hubiera hecho.” Como verás, esta ha sido política de Estado de los
gobiernos recientes, incluyendo al actual, para revictimizar a las propias
víctimas.
Vale Carnalito, salud y a seguir
luchando organizados por verdad y por justicia, que es el único camino digno
que nos conduce, entre otros, a la vida digna y al mundo nuevo al que todos
aspiramos.