miércoles, 9 de septiembre de 2009
Guerra de reformas
¿Impuesto antipobreza?
Brzezinski y su nuevo orden hexapolar (con Japón y sin Brasil)
Los privilegios fiscales, inalterados
El “haiga sido como haiga sido”, que será
Los "pobres" un pretexto de Calderón para aumentar impuestos: AMLO
Reprueba AMLO que Calderón utilice a los pobres para mantener el régimen de corrupción y privilegios
Se reúnen Ortega y Paredes; podría haber alianzas
Propone Hacienda nuevo impuesto de 2% al consumo
Secuestro de avión fue planeado por un pastor boliviano
Electricidad, Gas, Gasolina, Peajes
Electricidad, Gas, Gasolina, Peajes
Incremento a Tarifas de Servicios Públicos
Por Eduardo Ibarra Aguirre
Crecientes son los riesgos de un estallido social y comienzan a dividir a los legisladores del Partido Acción Nacional y al poderoso secretario de Hacienda y Crédito Público, por lo menos en el plano del discurso.
Resulta que Agustín Carstens Carstens confirmó a los senadores panistas que el gobierno que preside su jefe, el señor que hasta enero de 2008 se emocionaba nada más “un poquito” con los retos de la crisis financiera global y que, además, posee “uno de los mejores equipos económicos del mundo” , propondrá un incremento a las tarifas de electricidad, gas, gasolina y los demás servicios públicos para 2010, como parte de las medidas para cubrir el “boquete” de 300 mil millones de pesos en las finanzas públicas, y que el secretario previó como un simple “catarrito” para México por primera vez en la historia, mientras Estados Unidos de América, su economía y sus finanzas, padecería una pulmonía.
Por supuesto que excepto el grupo gobernante, nadie creyó semejante barbaridad que en cualquier país medianamente democrático implicaría la renuncia inmediata de quien con sus aseveraciones desarmó a los agentes económicos, los actores políticos y las instituciones para enfrentar una crisis que desplomó el producto interno bruto en 9 por ciento de enero a junio del presente año, la pérdida de 596 mil empleos, el empobrecimiento de millones de mexicanos más y la pronunciada devaluación del peso.
El exsubdirector gerente del Fondo Monetario Internacional no sólo tildó de “catastrofistas” a los que se atrevieron a poner en duda sus pronósticos, como Carlos Slim Helú , sino que además la dependencia que encabeza atosiga con auditorías a los periodistas que, como Ricardo Rocha , no se ciñen a los dictados de Los Pinos.
Ante el asombro de los senadores, el denominado Doctor catarrito explicó que el alza de tarifas –incluye peajes carreteros-- le permitirá al gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa obtener 140 mil millones de pesos durante el más que simbólico 2010, a los que se sumarían 100 mil por endeudamiento y únicamente 20 mil millones de pesos por una mayor eficiencia en la recaudación. El resto se obtendrá de la eliminación de gastos superfluos de un gobierno que los tiene en abundancia y por recortes de “personal innecesario”. Ahora que la ciudadanía es agraviada hasta el hartazgo con la difusión del México existente sólo en las cabezas de quienes dicen gobernarla, es pertinente recordar que el g asto en publicidad fue de 8 mil 779 millones 548 mil pesos, sólo durante dos años y tres meses y que casi todo va a parar a los bolsillos de la veintena de dueños del duopolio de la televisión y la decena de propietarios del oligopolio de la radio.
“No hay otra salida”, les dijo el poderoso tecnócrata. Exactamente la misma sentencia, ajena a la argumentación y la lógica, que esgrimen desde 1982 los gobiernos tricolores y blanquiazules , para eximir del pago de impuestos a los 39 dueños del país, las 500 grandes empresas y no se diga a los capitales extranjeros. El paraíso fiscal que para ellos constituye México es intocable.
Mientras los países industrializados y emergentes se vuelcan sobre su mercado interno, protegen a sus productores de todos los tamaños, también a los asalariados y adquieren deuda como lo hace EUA, la economía más endeudada del planeta, los gobernantes aztecas persisten obtusamente en la ruta recorrida, una y otra vez, en los últimos 27 años, con los mediocres resultados que están a la vista de todos, y que acercan al país al estallido social.
Los reclamos y cuestionamientos de los senadores estuvieron a la orden del día. Pero el secretario no fue al Senado a convencer y mucho menos a deliberar, sino a confirmar decisiones presidenciales. Si algo falla, allí está César Nava Vázquez para disciplinarlos. Pero también la Cámara de Diputados para enmendarle la plana a la añeja ortodoxia presupuestal.