“El zapatismo es indestructible entre los muchos abajos que
pelean por seguir siendo, que trabajan todos los días por construir un mundo
nuevo y diferente... Toda la solidaridad con las comunidades sitiadas.” - Raúl
Zibechi
Compañeras y compañeros:
Reciban abrazos y saludos calurosos de parte de Movimiento
por Justicia del Barrio, La Otra Campaña Nueva York.
Por este medio compartimos, con mucho orgullo y entusiasmo,
unas palabras fuertes e importantes que nos ha enviado nuestro compañero Raúl
Zibechi, quien consistentemente ha apoyado a la campaña “Eco Mundial en Apoyo a
l@s Zapatistas” desde su inicio.
Contra las tendencias y discursos pesimistas e ignorantes
que se encuentran en algunos ámbitos “intelectuales,” que dicen que el
Zapatismo ya no existe o es muy “aislado,” esta nueva reflexión del muy
conocido pensador-activista y escritor uruguayo enriquece la conversación sobre
la situación grave que enfrentan las comunidades de Bases de Apoyo Zapatistas
(BAZ). Empezando con una historia sobre su experiencia visitando el Frente
Popular Francisco Villa Independiente, él afirma nuevamente la importancia,
tanto histórica como actual, que tienen
l@s Zapatistas en nuestros movimientos, nuestras comunidades, y en nuestro
mundo entero. Explica el compa Zibechi que lo que produce estos discursos
problemáticos es, en parte, el punto de vista de los que miran “desde arriba.”
Nosotr@s, l@s de abajo, seguimos demostrando que el
Zapatismo sigue aún más vivo, especialmente en estos momentos donde los malos
gobiernos y sus lacayos están intensificando sus actos de represión y violencia
contra las comunidades zapatistas. La siguiente carta de Raúl Zibechi da voz a
esta clara verdad y da ánimo a nuestros corazones. Como él mismo concluye su
misiva, “Que todos los corazones palpiten juntos, entonando el apoyo mutuo
entre los de abajo, celebrando el hermanamiento de todas las luchas, de todos
los mundos otros.”
Aquí va la nueva carta en su totalidad de Raúl Zibechi:
Un nuevo nacimiento
A los compañeros y compañeras de las comunidades zapatistas
sitiadas por la represión y los paramilitares.
Hace pocos días retorné de México. A diferencia de otros
viajes, esta vez me concentré en el Distrito Federal, donde pude visitar
comunidades urbanas como Acapatzingo, del Frente Popular Francisco Villa
Independiente (FPFVI). Para mi sorpresa, en ese espacio urbano donde viven 596
familias funciona una suerte de poder popular, o como queramos llamarle a esa
forma de vida comunitaria donde las decisiones la toman todos y todas, y donde
no mandan ni el gobierno ni sus aparatos armados.
Esos días los compas iniciaban un seminario sobre
capitalismo, socialismo y autonomía, con gran participación de vecinos y, sobre
todo, vecinas, mujeres jóvenes con sus hijos, mujeres trabajadoras y
luchadoras, y un buen puñado de varones. Compartimos desayuno y almuerzo,
pláticas y espacios como el vivero (que lucha por la autonomía alimentaria), la
radio comunitaria y los espacios para los niños, los jóvenes y la tercera edad.
En poco tiempo levantarán los edificios para la escuela secundaria y la clínica
de salud. Debo decir que se trata de uno de los mundos otros urbanos más
potentes que conozco en América Latina, con elevados niveles de organización,
conciencia y participación. No digo que sea el único, pero puedo asegurar que
es uno de los más consistentes que conozco. De alguna manera, es una suerte de
caracol urbano. Siento que pertenece al mismo tipo de construcción del
zapatismo de Chiapas, más allá de las diferencias y particularidades.
En los días que pasé en el DF, me llamó la atención el
predominio (entre las clases medias urbanas, los analistas de arriba y buena
parte de la izquierda institucional) de posiciones políticas que aseguran
(palabras más o menos) que “el zapatismo está aislado en Chiapas y ya no ejerce
influencia en la sociedad mexicana”. Hay quienes incluso consideran que el
zapatismo ya no existe, mientras otros creen que perdió toda vigencia. ¡¡Quien
no ha escuchado este discurso en los últimos años!!
La comunidad urbana Acapatzingo es la mejor demostración de
que esas ideas son profundamente equivocadas. Quienes así piensan no ven más
allá de la coyuntura, generalmente la coyuntura electoral. Tienden a dar valor
político a lo que suma votos y protagonismo mediático. No auscultan los latidos
de los diversos abajos, los que pelean en Cherán y en Huesca, por poner apenas
un par de ejemplos con los que pude escuchar y aprender.
Existe otra tendencia típicamente izquierdista e
intelectual, tan mezquina como la anterior, que considera como zapatismo los
comunicados del EZLN (si son firmados por el subcomandante insurgente Marcos,
mejor aún), que focaliza el movimiento zapatista en los actos y apariciones
públicas de los comandantes, y poco más. En su campo visual apenas entran los
caracoles y las juntas de buen gobierno. Menos aún las comunidades. La gente
común, la que realmente hace la historia, es apenas una referencia lejana, una
cita al pie de página, una foto nebulosa que oficia como telón de fondo de los
dirigentes. Esta mirada desde arriba, es la que cree que el zapatismo perdió
vigencia.
Por eso, estos días en los que decenas de comunidades y
bases de apoyo están siendo agredidos, como le sucede a los compañeros de Unión
Hidalgo, Comandante Abel, Guadalupe los Altos, San Marcos Avilés, Jechvó y
Moisés Gandhi, casi no se escuchan noticias ni análisis sobre estas nuevas
ofensivas militares contra los de abajo. Cientos de familias están siendo
sitiadas por grupos paramilitares, con el inocultable objetivo de poner fin a una
de las más notables experiencias de poder de los abajo existente en el mundo.
No lo conseguirán. Por la firmeza de las comunidades que
sostienen su proyecto de vida desde hace décadas, pese a la represión, la
muerte, el hambre y el aislamiento.
No lo conseguirán, porque el zapatismo es semilla que se
esparció desde el Ya Basta del 1 de enero de 1994. Porque arraigó en los
corazones de millones en la Marcha del Color de la Tierra y se volvió obstinada
lucha por la vida con la Otra Campaña.
El zapatismo es indestructible entre los muchos abajos que
pelean por seguir siendo, que trabajan todos los días por construir un mundo
nuevo y diferente.
Toda la solidaridad con las comunidades sitiadas.
Que todos los corazones palpiten juntos, entonando el apoyo
mutuo entre los de abajo, celebrando el hermanamiento de todas las luchas, de
todos los mundos otros.
Raúl Zibechi
Montevideo, 5 de noviembre de 2012