RICARDO RAVELO
MÉXICO, DF, 10 de diciembre (apro).- Los dos cárteles más poderosos del país -el de Sinaloa y el del Golfo- refuerzan sus brazos armados con miembros de La Mara Salvatrucha y desertores del Ejército guatemalteco, mejor conocidos como kaibiles.
Ese fenómeno se explica, en buena medida, por el recrudecimiento de la violencia en el país con un saldo de 7 mil ejecutados en dos años de gobierno de Felipe Calderón, quien en una frase dejó entrever un balance derrotista: "Me entregaron un Estado doblegado".
Así buscó Calderón Hinojosa justificar el fracaso gubernamental frente al crimen organizado, cuya estela de escándalos ya son ruidosos incluso en el extranjero, donde se observa a México como el país más violento del mundo después de Irak.
Edgardo Buscaglia, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), en forma irónica, dice: "A veces siento que no vivo en México".
El investigador en temas de seguridad nacional abunda, "parece que estoy en Kosovo o en Zimbabwe".
Y es que, según información de las autoridades federales, las dos organizaciones rivales que se disputan el mercado y las rutas de la droga en México parecen estar decididas a endurecer sus posiciones, no sólo frente a sus enemigos en el negocio del tráfico de drogas, sino contra el gobierno y el Ejército Mexicano.
Tanto el cártel de Sinaloa como el del Golfo, reforzados con miembros de la Mara Salvatrucha -éstos se incorporaron a Los Pelones, el brazo armado de El Chapo Guzmán-, como los kaibiles, aliados a Los Zetas, se caracterizan por ejecutar las mismas prácticas de homicidio: Decapitan a sus rivales, les cortan manos, lengua o pene; les sacan los ojos o bien algunas de sus víctimas aparecen con rollos de dólares o el dedo índice introducido en la boca, según la presunta "falta" que hubiesen cometido.
Reporte de la SIEDO
Un informe de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), ilustra su modo de operar:
"Como una forma de manifestar su barbarie y de acuerdo a la necesidad de ganar notoriedad dentro de la pandilla, sus integrantes han cometido una serie de homicidios y asesinatos con mutilaciones y decapitaciones que han causado conmoción a nivel nacional (tanto en México como en Guatemala).
"Entre las víctimas de estos homicidios se encuentran pandilleros rivales, miembros de la misma pandilla (traidores) y existen casos de ejecuciones por móviles pasionales y venganzas contra personas particulares".
Sobre los kaibiles, el siguiente es el reporte de las autoridades guatemaltecas, cuyos datos no ignoran ni la Procuraduría General de la República ni la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP):
"Desde los cruentos años de la política contrainsurgente de tierra arrasada, los kaibiles han sido señalados como los más sanguinarios asesinos y torturadores. El nombre de los kaibiles salta repentinamente en un reporte de 1999 de la Comisión de la Verdad, que se ocupa de investigar un conflicto que culpa a fuerzas de seguridad de gran parte de la violencia en Guatemala.
"Un extracto describe la matanza de 1982 de 178 personas (que incluyó a 67 niños) a manos de 50 soldados kaibiles en la población de Dos Erres, que se sospecha era bastión de la guerrilla. La crueldad y la saña con que mataban a mujeres y niños eran impresionantes: a las embarazadas les abrían el vientre y les sacaban el feto, dejándolas con las vísceras al aire.
"Los kaibiles se caracterizan por utilizar una saña que no tiene parangón, pero no por cortar cabezas, no es su modus operandi, no es su característica: son máquinas de matar con tácticas y técnicas militares, pero no de esa forma".
El informe añade un dato revelador sobre la lucha por los mercados:
"La lucha por los territorios en zonas como los estados de Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, entre otros, es cada vez más sangrienta entre el cártel del Golfo y el de Sinaloa. Algunas ejecuciones hacen alusión a la confrontación que existe entre diversos grupos que disputan el control de zonas del narcotráfico.
El modus de la Mara
"El cártel de Sinaloa ha ejecutado a personajes tan siniestros con miembros de la Mara Salvatrucha para hacer frente al grupo antagónico de Los Zetas, del cártel del Golfo, con resultados desastrosos".
Según informes policiacos, desde el 2004 se menciona al exigente federal Manuel Aponte como el responsable del reclutamiento, en el sur y noreste del país, de miembros de la Mara. No es todo: también se le atribuye el entrenamiento de estos sicarios, que están, según el reporte, bajo las órdenes de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, jefe del cártel de Sinaloa.
El informe agrega: "El Chapo Guzmán (quien se fugó del penal de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001) ha estado reclutando a miembros de la Mara con la finalidad de contrarrestar el número de integrantes con que cuenta el cártel del Golfo".
Y destaca que El Chapo ha logrado posicionarse en Chiapas y Guatemala y dispone de personal dedicado al reclutamiento de estos personajes "para incorporarlos a los trabajos (matar) de su organización delictiva".
Los miembros de la Mara realizan los llamados "trabajos sucios", según el informe federal, de eliminar o ejecutar a los enemigos.
La PGR tiene detectados, abunda el documento, a miembros de la Mara Salvatrucha en algunos estados del norte del país, como Baja California, Tamaulipas y Chihuahua.
Otras funciones de la Mara -de acuerdo con el diagnóstico criminal-es que el cártel de Sinaloa los utiliza para cuidar de los cargamentos de droga a muy bajo costo, con asesinos a sueldo que a veces sólo se conforman con algunas cuantas dosis de droga como pago por sus "servicios".
En su forma de actuar, los Maras tienen como sello particular la violencia extrema, por no decir lo sanguinario. "Esta es una de sus mayores armas y formas de expresión", dice el informe, que ahora se combina con el narcotráfico.
En agosto de 2005 surgieron los primeros datos de que el cártel del Golfo estaba reclutando a desertores del Ejército de Guatemala. Lo publicó en Estados Unidos el periódico San Antonio Express cuando expuso, en una nota, que el Departamento de Seguridad Interna (DSI) advirtió a las autoridades de Texas, en particular a la Patrulla Fronteriza, que un grupo de 30 exkaibiles adiestraba a Los Zetas, y que esto ocurría en un rancho de McAllen.
Esta es la guerra que libran los cárteles del Golfo y Sinaloa, los que ahora dirimen sus territorios e influencia echando mano de verdaderos cuerpos paramilitares.
jueves, 11 de diciembre de 2008
Maras y kaibiles, al servicio del narco
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