Cobradores incurren en hostigamiento, amenazas y engaños a los acreedores, dice
Fuente: La Jornada de Jalisco
Según datos de la Condusef, en la entidad existen 700 mil deudores, refiere
MAURICIO FERRER
En promedio, por lo menos un deudor existe en toda familia jalisciense, ya sea que le deba al banco, a tiendas departamentales, a una hipoteca o a algún prestamista, según Evelia Lamarque, dirigente de Deudores en Movimiento, organismo que prevé –basado en datos de la Condusef– la existencia de unos 700 mil deudores en Jalisco.
Lamarque, fundadora de la Asamblea Ciudadana de los Deudores de la Banca en 1995 –tras la crisis de un año anterior–, orientó por ocho años a unos 7 mil deudores. En 2003 cerró las puertas de aquella asociación y a inicios de 2009 abrió las puertas de Deudores en Movimiento. En esta nueva etapa, Lamarque ha visto desfilar por lo menos, unos mil deudores: “unos vienen, se van, regresan, les da pena ser deudores pero no pueden negarlo”. Al menos 450 de ese millar no lo han negado; son los que están afiliados al movimiento que sesiona como un grupo de autoayuda cada miércoles a las 7 de la noche en una casa de la calle Gregorio Dávila en el barrio de Santa Tere, uno de los más viejos de Guadalajara. Allí, exponen su problema con el banco y entre todos ellos acumulan una deuda total de 57 millones de pesos, según Evelia Lamarque.
A mayo de 2009, la cartera vencida por tarjetas bancarias en Jalisco es de unos 780 millones de pesos aproximadamente, según el Centro Bancario de Jalisco.
Pero lo que Lamarque condena es la forma en cómo los bancos han hecho de su herramienta los llamados despachos de cobranza que, a decir de ella misma, violan el Código de Ética, aprobado en 2000 por la Asociación Mexicana de Bancos (AMB).
Los despachos de cobranza “les echan (a los deudores) toda la jauría; les hablan a su casa, a su trabajo, a sus familiares. Una persona de una institución vino para saber cómo pagar con tal que no lo corrieran del trabajo porque hasta ahí le hablan”, describió.
De acuerdo con el Código, refiere Evelia, los cobradores deben identificarse con su nombre, no amenazarlos, no intimidarlos con argumentos de embargos o supuestas acciones judiciales.
Ante el hostigamiento bancario, recomienda “hacerle frente (al cobrador), no tenerle miedo, preguntarle su nombre, de dónde llama, su número de teléfono. El único contacto que debe tener (el que debe) con el banco es para negociar la deuda.
De acuerdo con Lamarque, algunos de los despachos de cobranza promueven supuestas renegociaciones de deuda con reducciones desde el 60 hasta el 90 por ciento: “cuando el deudor va y deposita, ¿qué pasa? A la vuelta le llega el estado de cuenta donde le menciona que el dinero que depositó se fue en intereses”.
Lamarque contabiliza unos 750 despachos de este tipo en todo el país con sus diferentes sucursales. Lo que ella ha llamado en diversas ocasiones como un “terrorismo bancario” ha producido problemas de salud en quienes llegan con una deuda al grupo que encabeza: “diabetes, hipertensión, depresiones, intentos de suicidios, ya es un grave problema de salud debido a la forma que operan estos despachos”.
“Nosotros queremos pagar, pero lo justo; no nos negamos a pagar, pero lo haremos cuando se reactive la economía interna, cuando el gobierno reactive el mercado interno. Ellos (el gobierno) dicen que hay empleos pero no los hay, se nos despide, hay desempleados y luego con este acoso, no se puede pagar como los bancos quieren”, concluye.
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