Eva Coyote Velona
In Memoriam a mi madre
En la actualidad vivimos todo tipo de violencia e inseguridad y son las de sexo femenino las más vulnerables, por su condición de ser mujeres, el patrón común es la violencia de género (tipo de violencia física o psicológica ejercida contra mujeres de todo tipo de edades), que se traduce en maltrato, discriminación. Así, “la mayoría de los casos de mujeres y niñas muertas eran mujeres de paz, es decir, no se encontraban involucradas en hechos delictivos, no estaban haciendo cosas fuera de la ley”, menciona Marcela Lagarde, etnóloga y doctora en antropología.
En el 2007, el 65 por ciento de las niñas y mujeres asesinadas habían presentado denuncias de violencia, según el procurador de Justicias de la República, Eduardo Medina Mora. Las denuncias son en contra del novio, el ex esposo, el hermano, el padre, el vecino. Las causas pueden ser misoginia (odio a la mujer) que se traduce en menosprecio hacía la mujer, celos patológicos y violencia intrafamiliar, según investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de México. En este sentido, el sociólogo de la Máxima Casa de Estudios de la entidad, Nelson Artega Botello, informó que la mayoría de este tipo de asesinatos se registran en entornos de alta marginalidad, así como en sectores con niveles de educación mínimo. Y cuando las mujeres plantean las denuncias sólo reciben indiferencia, maltrato y discriminación en los servicios de salud, justicia, educación. A decir, de Marcela Lagarde, “encontramos que no era un problema de unos raros que asesinan en Ciudad Juárez, sino que es un problema de convivencia de género en México”. Y lo peor es que es tolerado socialmente y por las autoridades que crean un clima de impunidad, señala.
En el estado de Morelos ya está tipificado el feminicidio que alcanza entre 30 y 70 años de cárcel para los asesinos. Aunque, en teoría el Estado es responsable de garantizar la seguridad y la vida de las mujeres. Sin embargo, en los hechos aun no existen políticas públicas de prevención del delito, ya que, la Secretaría de Seguridad Pública, no reconoce hasta el momento, este problema de carácter social, como lo señala América Preciado Bahena, titular de la Academia Morelense de Derechos Humanos. Tenemos que 20 mujeres fueron asesinadas en el 2006, 32 en el 2007, 36 en el 2008, 46 en el 2009, 45 en el 2010, cifras del Comité contra el Feminicidio en Morelos (Cocofem). A comparación del año pasado, la violencia en contra de la mujer ha ido en aumento, consideró la activista social, Juliana García Quintanilla, es decir, se han cuantificado 20 feminicidios, hasta el mes de julio del presente año.
Así mismo, la integrante de la Comisión Independiente de Derechos Humanos en el estado de Morelos, García Quintanilla, ha lamentado la actuación de las autoridades que han atribuido las muertes de las féminas al crimen organizado, por lo que dejan de investigar los crímenes y por ende no se resuelven.
Como sabemos, existe la violencia causa generada por la pobreza, la miseria, la ignorancia, y es la que los actuales gobiernos no han dado una solución contundente, ya que, requiere cambiar el modelo económico con un enfoque social; mientras que, la violencia efecto es la que genera asesinatos, robos, secuestros, etc. Y ambas crean inseguridad, miedo, terror. Así la violencia se vuelve un círculo vicioso.
En los tiempos modernos asistimos a todo tipo de inseguridad económica, laboral, a la integridad física, como el miedo a perder la vida, por la violencia feminicida que el Cocofem lo define como "la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres."; sufrir acaso sexual y hostigamiento laboral por el miedo de perder el trabajo o lo que llaman mobbing; el acoso escolar o bulling; perder la vida por tener una preferencia sexual diferente a la heterosexual, en algunos casos se traduce en homofobia; perder la vida por discriminación religiosa como sucede en algunas comunidades indígenas de los estados más pobres de nuestro país (Chiapas, Guerrero, Oaxaca); perder la vida por el propio Estado mexicano, que a través del monopolio de la violencia es como ejerce el poder, ejemplos: allanamiento de morada por el ejército federal en los estados del norte del país con el pretexto de buscar a narcotraficantes, en su estrategia contra el crimen organizado, y que sigue militarizando el país violando los derechos humanos más elementales, esto ha sido documentado por el periódico La Jornada; así como la criminalización de los movimientos sociales como el de San Salvador Atenco, los movimientos magisterial en Oaxaca, Morelos, el de los electricistas, entre muchos otros.
El feminicidio, la homofobia, la intolerancia religiosa, la desigualdad social obedece al menos a los dos tipos de violencia antes mencionados, que crean inseguridad, miedo, terror, que degenera en violencia. Que obedece a una lógica inhumana del poder y a un sistema político, social y económico depredador, corrupto y podrido. Por lo que es necesario nuevas relaciones sociales de convivencia, el rescate de valores universales como la igualdad, la dignidad, la libertad, la justicia, la democracia. Así como leyes que contemplen estos mínimos principios. Que nos lleven a una transformación social desde abajo.
El estado mexicano tiene que garantizar la justicia ágil y libre de inercias e intereses mezquinos, para todos los mexicanos y mexicanas sin distinción de raza, credo e ideología, ni condición socioeconómica y la protección de las víctimas que sufren violencia. Y terminar con la injusticia, la impunidad sea de quien sea.
sergioc@uaem.mx
Fuente: La Jornada de Morelos
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