por Mauricio Torres
Domingo, 16 de octubre de 2011 a las 19:00
(CNNMéxico) — El periodista mexicano Miguel Ángel Granados Chapa murió este domingo a los 70 años de edad, dos días después de despedirse de sus lectores.
Sin dar explicaciones, aunque se sabía que padecía cáncer desde 2007 y que la enfermedad había mermado su salud, en su columna del viernes 14 de octubre en el diario Reforma escribió: “Esta es la última vez en que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós”.
“Haré mi trabajo siempre que pueda hacerlo. No me retiraré explícitamente, hasta que la vida me retire por enfermedad o por muerte”, había anunciado en 2008 en una entrevista con Reforma, luego de que el Senado le concediera la medalla Belisario Domínguez por su contribución a la democracia mexicana con sus textos y su participación en organismos públicos y civiles. Cada año, la Cámara alta entrega la presea a mexicanos destacados.
Durante esa conversación, también señaló de un periodista debe huir “de la rutina y de la comodidad” y del “contacto espurio con el poder”, y que en su vida le faltaba ver “una disminución severa de la inequidad social”. “Moriré menos agobiado por una culpa social si esa brecha se estrecha, si ese abismo se atenúa”, dijo.
Originario del central estado de Hidalgo, donde nació el 10 de marzo de 1941, Granados Chapa ejerció el periodismo durante más de cuatro décadas. En ese periodo contribuyó a la fundación de algunos de los principales medios impresos del país —el semanario Proceso o los diarios La Jornada y Reforma—, colaboró en programas de radio y televisión y, desde 1977, redactó la columna de análisis Plaza Pública.
Conocido por un estilo sobrio y vestido siempre de traje, algunos colegas lo describían como uno de los periodistas más sobresalientes del México contemporáneo: lector disciplinado, riguroso con las fuentes de información, inmerso en el contexto de la noticia, crítico hacia el poder.
“Miguel Ángel es una figura entrañable, muy querida y un factor fundamental en la construcción del periodismo mexicano, para las principales publicaciones de este país”, declaró en 2009 la periodista Carmen Aristegui durante la presentación del libro-homenaje Miguel Ángel Granados Chapa, maestro y periodista. Granados Chapa colaboraba frecuentemente en los programas de Aristegui en radio y de televisión para CNN.
“Es el periodista más notable de la segunda mitad del siglo XX, es un hombre que escribe todos los días y todos los días escribe bien, es un ciudadano con una acusada conciencia política”, dijo el periodista Humberto Musacchio en una entrevista con CNNMéxico, realizada en 2010.
Musacchio, quien trabajó con Granados Chapa en La Jornada y los diarios El Financiero y Unomásuno, publicó el año pasado la biografía Granados Chapa. Un periodista en contexto. En el libro señala que el fallecido columnista tenía similitudes con Francisco Zarco, un periodista mexicano del siglo XIX caracterizado por utilizar un lenguaje “siempre medido” para manifestar “una crítica seria, dura, profunda” a los problemas del país.
Fuentes cercanas a su familia indicaron que sus restos serían velados a partir del lunes en su casa en la Ciudad de México y de manera privada, y hasta el momento no tienen contemplado realizarle algún homenaje.
Los inicios en la prensa
Después de cursar la educación básica en Hidalgo, Granados Chapa emigró a la Ciudad de México, donde estudió las carreras de Derecho y Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De acuerdo con sus colegas, su preparación como abogado le servía para sustentar jurídicamente las opiniones que expresaba en la prensa.
En 1967 se unió al equipo del diario Excélsior —uno de los más antiguos del país—, que era dirigido por el periodista Julio Scherer. Ahí fungió como editorialista y subdirector editorial, hasta que los colaboradores de Scherer dejaron el periódico presionados por la cooperativa dueña de la institución.
Miembros de esa redacción e historiadores señalan que el gobierno federal, entonces encabezado por el presidente Luis Echeverría, instó a que los empresarios dejaran de comprar espacios publicitarios en las páginas del rotativo en represalia por las críticas que expresaba en algunos textos. Ante los problemas financieros, los trabajadores exigieron la salida de Scherer en 1976, en un episodio conocido como el “golpe a Excélsior”.
Ese mismo año, el equipo de Scherer fundó el semanario Proceso, que asumió una línea antioficialista. Algunos críticos de la revista sostienen que si bien Proceso publicaba casos que otros medios ignoraban en la época del Partido Revolucionario Institucional (PRI), su trabajo se basaba más en denuncias que en investigación de fondo. Hasta su muerte, Granados Chapa publicó en Proceso la columna de análisis Interés Público.
La prensa y el poder
Tras su salida de Proceso, Granados Chapa contribuyó en 1984 a la fundación de otro proyecto periodístico, el diario La Jornada, con tendencia de izquierda. En su biografía, Musacchio relata que él, Granados Chapa y otros periodistas dejaron el rotativo por desacuerdos con los manejos financieros de su director fundador, Carlos Payán.
En la década de 1980, también trabajó en Unomásuno y, más tarde, en El Financiero. A comienzos de los 90, fue convocado por Grupo Reforma al equipo que establecería el diario Reforma en la capital del país, junto con otras plumas como el escritor Germán Dehesa, fallecido en 2010. En noviembre de 1993, cuando Reforma se publicó por primera vez, la columna Plaza Pública se mudó a sus páginas.
Uno de los episodios polémicos de su carrera se registró en 1999, cuando aceptó competir por el gobierno de Hidalgo por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Quedó en el tercer lugar de la votación y justificó su decisión de contender bajo el argumento de que buscaba impulsar la democracia en el estado, que durante 80 años ha sido gobernado por el PRI. Para algunos de sus lectores, cometió un error al postularse porque puso en duda su independencia intelectual al acercarse a un partido político.
Crítico de las cadenas Televisa y TV Azteca, consejero ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE) entre 1994 y 1996, promotor de una nueva ley de medios que abriera más espacios en radio y televisión, y padre de tres hijos —Luis Fernando, Tomás Gerardo y Rosario Inés—, entre los reconocimientos que recibió estuvo el Premio Nacional de Periodismo de 2004, en la categoría de trayectoria.
En 2008, en su discurso de agradecimiento por la entrega de la medalla Belisario Domínguez, reconoció que México padece numerosas “adversidades” como la pobreza, el crimen organizado o la corrupción, pero llamó a la ciudadanía a no dejarse abatir por esos problemas. “(La situación) no es un desenlace inexorable, podemos frenarla; hagámoslo, y con la misma fuerza reconstruyamos la casa que nos albergue a todos o erijámosla, si es que nunca la hemos tenido”, sostuvo.
Fuente: CNN
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