En concreto | Laura Itzel Castillo
El sábado 1 de diciembre por la red empezó a circular información relativa a la violencia suscitada en las inmediaciones de la Cámara de Diputados. Bajo el nombre de Carlos Valdés o Carlos Valdivia, se mostraba la imagen de un hombre ensangrentado, que se decía, había fallecido a causa del impacto de bala de goma disparada presuntamente por policías federales. Fue entonces que los diputados de oposición —previo a la toma de protesta de Enrique Peña Nieto— denunciaron los hechos que se estaban desarrollando afuera del recinto parlamentario. Más tarde se dijo que la víctima no habría muerto, se encontraba gravemente herida, con una fractura profunda en la cabeza.
Al abrir el periódico La Jornada, el domingo 2 de diciembre, me sorprendió ver en el texto la misma imagen ensangrentada, con la identidad de la víctima: “Juan Francisco Kuy Kendall, de 67 años de edad, director de teatro y activista cultural de La Otra Campaña…”
El Kuy, como era conocido en el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), fue militante en los años 70 y principios de los 80 de esa extinta organización, fundada por Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, ambos entonces recién salidos de prisión; el primero a causa de su participación en el Movimiento Estudiantil del 68 y el segundo en el Movimiento Ferrocarrilero del 59.
Según testimonios, Francisco Kuy Kendall acudió el pasado 1 de diciembre a la protesta convocada por diversas organizaciones sociales en las inmediaciones de la Cámara de Diputados, donde acudirían también su hija y su nieto. Al descender del Metrobús, inmediatamente se comunicó con familiares para alertarlos de los riesgos que se percibían y pedirles no asistir, dado el fuerte olor a gas lacrimógeno.
Habían transcurrido apenas unos segundos de haber colgado, cuando Kuy Kendall yacía sobre el pavimento, herido de gravedad, a causa del traumatismo cráneo-encefálico.
Para quien hoy se encuentra postrado en la Cruz Roja de Polanco, el teatro experimental fue su vocación. Esperando a El zurdo era el nombre de la obra que cientos de veces ensayó y presentó en las plazas públicas del país. Las escenas de aquella obra no podían faltar, previo al inicio de las asambleas populares convocadas para la formación de los comités de base, del entonces naciente PMT, siempre actuada y dirigida por Kuy.
Obra del dramaturgo norteamericano Clifford Odets que retrata la situación del proletariado en los años 30, en Estados Unidos, donde el personaje: El Zurdo, líder obrero, nunca llega a la asamblea sindical, dado que es asesinado de un balazo en la cabeza. A Kuy Kendall, según informan los medios, se le indujo el estado de coma, con el objeto de lograr la desinflamación del cerebro y valorar posteriormente su intervención quirúrgica. Él, al igual que muchos otros manifestantes, hoy se encuentran heridos o en prisión.
No cabe duda, la historia se repite, una y mil veces. Huele a 68, a Jueves de Corpus del 71. La brigada blanca y los halcones se modernizan. La provocación, la ira y la confusión se entremezclan. El montaje perfecto como antesala de la represión. Sin lugar a dudas, ese es el nuevo PRI que se anunció desde la campaña.
“No se puede poner vino nuevo en botellas viejas”, escribió Andrés Manuel recientemente, a través de su cuenta de Twitter. “Evitemos la provocación y pacíficamente prosigamos avivando conciencias adormecidas y organizando a los ciudadanos”. Ése debe ser el camino
Fuente: El Grafico
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