viernes, 4 de enero de 2013

Carta del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad al Ejército Zapatista de Liberación Nacional


México D.F. a 3 de enero de 2012.-


Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro.

Nuestra lucha es por la justicia y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.

Nuestra lucha es por la paz y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción.

CCRI-CG del EZLN




Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Hermanos y hermanas

En primer lugar, queremos enviarles un abrazo fraterno por sus 29 años como EZLN y 19 años de su aparición pública. Los felicitamos porque nosotros, en nuestra corta existencia como movimiento, bien sabemos lo complicado que es construir y mantener una organización; pero sobre todo por su congruencia, por enseñarnos que la moral, la ética y la verdad son las herramientas más poderosas para la construcción de un mundo con paz, justicia, dignidad y democracia.

También aprovechamos esta misiva para agradecerles las muchas lecciones que han dado a la sociedad mexicana y la solidaridad que brindaron a las víctimas el 7 de mayo de 2011 cuando, haciendo suyo el grito de ¡Estamos hasta la madre!, salieron a marchar en silencio para exigir alto a la guerra y justicia para las víctimas. Nunca olvidaremos aquella gran movilización y mensaje, así como el fraterno recibimiento de la Caravana al Sur por la Junta de Buen Gobierno de Oventic.

Desde aquel entonces, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad diagnosticó la emergencia nacional que ustedes avizoraron. Con nuestro doloroso caminar constatamos que este mundo se derrumba y frente a ello, recuperamos los elementos fundamentales de lo humano y de la vida para iniciar la construcción de otro.

Al igual que ustedes, hemos asumido la lucha en el terreno de lo simbólico para dimensionar la trascendencia de nuestras causas; así, hemos puesto por delante el testimonio de las víctimas frente a los discursos de la política. Sin embargo, el sistema ensordecedor –en el que clase política y crimen organizado sacian su ambición de poder y riqueza imponiendo una economía criminal donde la vida y la muerte son productos intercambiables- ha impedido entender la gravedad de la situación en la que estamos sumergidos: 80,000 muertos, 20,000 desaparecidos, cientos de miles de desplazados y familias y cuerpos destrozados. Esta nueva cara de la guerra no es más que la extensión de la larga noche de los 500 años, aquella que la dictadura del partido de Estado se encargó de revestir con el paramilitarismo y la represión a los pueblos y movimientos sociales.

A pesar de lo anterior, hemos hecho caminar la voz y el testimonio de las víctimas a lo largo y ancho del país, así como a través de los Estados Unidos de Norte América, emplazando públicamente a los de arriba, a todos los partidos y a todos los poderes; dejando en evidencia la degradación ética y moral de la clase política, de los criminales y de las instituciones. En nuestro andar también hemos observado a pueblos y personas dignas que enfrentan esta realidad rompiendo con las dinámicas del sistema y sentando las bases para la construcción de otros mundos, casi siempre con juventudes, víctimas y pueblos indígenas como principales sujetos sociales. También identificamos como los pueblos indígenas son aquellos que se encuentran encabezando la construcción de alternativas: Cherán, Santa María Ostula y Tiripetío en Michoacán; los pueblos de la montaña y costa de Guerrero que dan vida a la Policía Comunitaria; la defensa del territorio sagrado de los wirrárikas y cientos de comunidades que resisten a los megaproyectos, a la economía extractivista y a la acumulación por despojo.

Desde el 8 de mayo de 2011, ante miles de personas en el zócalo de la ciudad de México, planteamos la necesidad de sentar las bases mínimas para iniciar la reconstrucción del país. En ese sentido, creemos que una de las medidas mínimas necesarias es la firma y cumplimiento inmediato de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, proyecto que sería el primer paso, no sólo para comenzar a saldar la deuda histórica que la nación mexicana tiene con sus pueblos más primeros; sino para que el Estado cumpla con la palabra empeñada y, sobre todo, para iniciar la construcción del modelo de democracia y de justicia mediante el cual pueda consolidarse la verdadera paz con dignidad. Por eso, y atendiendo a sus más recientes comunicados, queremos decirles que estamos listos para seguir caminando a su lado y el de todos y todas las mexicanas comprometidas con esta demanda. Que creemos que un México con Paz Justicia y Dignidad sólo es posible con Democracia y Libertad. Que México no podrá ser una nación completa sin sus pueblos.

Queridos hermanas y hermanos zapatistas,
Lo decimos desde nuestros corazones, estos que han sido lastimados por la guerra y que luchan para que otras familias no vivan el dolor de perder un familiar o tener desaparecidos: abrazamos su lucha como ustedes han abrazado la nuestra. Lucharemos por un México para todos y todas, por un país que realmente incluya y reconozca a sus pueblos indígenas, por uno donde no hayan muertos ni desaparecidos por la ambición y opulencia de unos cuantos y en el que, como lo han empezado hacer sus comunidades, pueda florecer la vida arrebatada.

¡En la construcción del México con Paz, Justicia, Democracia y Dignidad. Juntos y Juntas!

Atentamente
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

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