En concreto | Laura Itzel Castillo
A siete años de la tragedia de la mina de carbón Pasta de Conchos, donde murieron sepultados 65 mineros, la justicia sigue en espera, y las concesiones para la extracción de minerales avanzan de manera indiscriminada a lo largo y ancho de nuestro territorio.
En la actualidad la cuarta parte del territorio de México está en manos de las empresas privadas que explotan carbón, oro, plata, cobre y desde luego mano de obra, como en la época porfirista. Hoy la zona arqueológica de Xochicalco, en Morelos, está en riesgo, a causa de esta política depredadora.
Son más de 27 mil títulos de concesión otorgados por el gobierno federal a empresas privadas, donde éstas sólo pagan derechos por el número de hectáreas a explotar, mas no por los minerales obtenidos, por absurdo que parezca.
Por ejemplo, en el caso del oro, las trasnacionales han extraído en 10 años más de 350 toneladas, lo que representa tres veces lo que tuvo que comprar el país para incrementar las reservas internacionales del Banco de México.
De acuerdo a la Coordinación General de Minas, el oro y la plata resultan ser los atractivos primordiales del sector minero, en la inversión extranjera directa (IED), pues seis de cada 10 proyectos mineros de trasnacionales son de oro y plata.
Según las autoridades, uno de los principales sustentos del auge minero del país radica en la explotación del oro. Este mineral atrae grandes inversiones que se traducen en el incremento de empresas trasnacionales interesadas, principalmente canadienses, aunque también hay suizas y estadounidenses. ¿Pero en qué benefician al país?
México ocupaba en el 2011 el lugar 12 a nivel del mundo como productor de oro. Sin embargo, como en muchos otros rubros, las grandes empresas acaparaban 95% del total.
En cuanto a la producción de plata, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial, sin embargo, las ganancias se quedan en las empresas privadas y la devastación en la población afectada.
Entre los proyectos que ejemplifican la prepotencia de las empresas extranjeras canadienses está la minera San Javier, en San Luis Potosí, donde la devastación de la naturaleza, la degradación del patrimonio y la violación a la ley se convirtieron en la fórmula perfecta para el desarrollo “exitoso” de la industria minera, al viejo estilo de la Colonia.
Morelos, al igual que San Luis Potosí, ha sido golpeado sistemáticamente por la inseguridad, la violencia y la degradación ambiental. Ocupa el segundo lugar en afectación ecológica de las 32 entidades de la República. La pretensión de implantar el proyecto Esperanza Silver indudablemente representa una amenaza para la región, dado que se devastaría la zona.
El método utilizado para la extracción de la plata es el del tajo a cielo abierto, que se caracteriza por contaminar la superficie y el subsuelo con potentes químicos, como el cianuro.
Este proyecto se desarrollaría en los cerros Jumil y Colotepec, en alrededor de mil hectáreas de la comunidad Tetlama, a tan sólo medio kilómetro de la zona arqueológica de Xochicalco, considerada Patrimonio de la Humanidad.
De igual forma se vería afectado el río los Sabinos, debido a que dentro del proyecto se incluyen algunos tramos de este importante afluente, con lo que se vería afectada gran parte de la población morelense, incluida la perteneciente a la ciudad de Cuernavaca.
Para tratar de evitar este desastre social y ambiental, diversas organizaciones y ciudadanos han iniciado una campaña para recabar firmas de apoyo, con el objeto de que se cancele el proyecto de la empresa Esperanza Silver, S.A. de C.V. en las ruinas de Xochicalco.
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