miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Y la corrupción?- Columna semanal de Sergio Aguayo



A la memoria del gran José G. Moreno de Alba. Ya se le extraña.

El PRI y el PAN tienen los votos para aprobar en el Congreso la reforma energética pero no convencen a la mayoría porque su discurso tiene grandes huecos.

Mi razonamiento se soporta en dos cifras proporcionadas por la Cámara de Diputados al auspiciar una encuesta según la cual 88% estamos convencidos de que existe "corrupción" en Pemex y 54% estamos en desacuerdo con la privatización de Pemex. Estoy entre quienes establecen una relación causal entre los dos factores.

Como parte de nuestra dieta cívica somos frecuentemente alimentados con historias de corrupción en Pemex. Conocemos el gusto del líder del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps por los relojes de lujo y los yates; sabemos que es un padre amoroso y abnegado que a la hija y a sus perros los manda en jet privado a viajar por el mundo; y hace poco nos enteramos de que su chofer se gasta hasta 30 mil pesos diarios apostando a los caballos.

Luego está la colusión corrupta entre funcionarios de Pemex y empresarios. El martes 30 de julio Dolia Estévez informó en el noticiario que conduce Carmen Aristegui para MVS sobre un caso de corrupción relacionado con la reforma energética. En un juicio que se realiza en Estados Unidos un testigo de la fiscalía aseguró que el empresario mexicano Francisco Pancho Colorado Cessa se reunió en febrero de 2012 con el ingeniero Juan Javier Hinojosa Puebla (subdirector de Desarrollo de Pemex). Ahí se "discutió el soborno por 5 millones de dólares para [otorgar] un contrato [de] Pemex" a la empresa ADT Petroservicios de Pancho. El funcionario de la paraestatal ya negó los hechos a Dolia Estévez (vía correo electrónico) pero no ha negado la reunión con Colorado. Lo relevante es que ningún funcionario de la paraestatal o del gobierno mexicano ha reaccionado pese a la trascendencia de la revelación.

El silencio hermana al PRI y al PAN que emularon al estalinismo al desaparecer la palabra "corrupción". Está ausente del discurso de Enrique Peña Nieto del 1o. de diciembre, de las palabras pronunciadas por Emilio Lozoya Austin el día que tomó posesión como titular de Pemex y de las partes donde el Programa de Acción del PRI anuncia la reforma energética. Es bien posible que mantengan el hueco en la propuesta que presentará el PRI este miércoles 7 de agosto. La negación panista es más llamativa porque esa palabreja fue alguna vez columna vertebral de su discurso. El texto completo de la Iniciativa de Reforma del PAN tiene 85 cuartillas y por ningún lado aparece el vocablo maldito. Los dos partidos hablan, eso sí, de legalidad, transparencia y rendición de cuentas, pero la determinación con la cual se olvidan de la corrupción es un reflejo justo de la tibieza a la hora de enfrentarla.

Ello erosiona el supuesto implícito de la bondad absoluta de la inversión privada. Una aclaración antes de seguir adelante. No estoy en contra de la participación privada en la industria petrolera. Me parece irresponsable, absurdo y contrario al interés general negar que haya empresarios corruptos y malhechos. La negación impide saber cómo lograremos evitar que crezca el saqueo que ya hace del patrimonio nacional el liderazgo sindical, algunos funcionarios y el empresariado corrupto.

El PRD y el Movimiento Regeneración Nacional, Morena, están más sintonizados con lo que piensan las mayorías. El PRD ha incluido el tema en sus 13 propuestas de reforma energética y ha asegurado que "como condición previa a la discusión de la Reforma Energética es necesario erradicar la corrupción de arriba abajo". El 20 de junio, en Acámbaro, Guanajuato, Andrés Manuel López Obrador coincidió en que "primero deberían de empezar por limpiar de corrupción a Pemex, con eso es suficiente y esa empresa se volvería más productiva".

Desearía equivocarme pero no veo a las izquierdas con la capacidad para hacer efectivo el sentir mayoritario. Para empezar carece de los votos para frenar las reformas a la Constitución. Lo más que pueden lograr en ese terreno es modificar en algunos puntos la ruta fijada por la aplanadora del PRI y el PAN. Otra fuente de debilidad es su división. López Obrador ya se distanció de la consulta convocada por el PRD y organizada por Alianza. Cívica que, a reserva de conocer las preguntas, me parece un ejercicio saludable. Finalmente, al PRD le falta autoridad moral para denunciar la corrupción.

En las próximas semanas se intensificará el debate público, las negociaciones en corto y las movilizaciones callejeras. Estoy entre los que piensan que la corrupción en nuestro país es la fuente de la cual brotan y en la cual abrevan buena parte de nuestros problemas. Es de un infantilismo irresponsable negarlo y es totalmente lógico suponer que el PRI y del PAN no quieren o pueden evitar que los líderes sindicales, los funcionarios y los empresarios sigan arrancando trozos a los desechos de la paraestatal.

Colaboró Paulina Arriaga Carrasco.

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