“…Ahora estoy consciente de lo
podrido que se encuentra el discurso del derecho como pretendida igualdad, en
sus cárceles se genera más desigualdad que la que se pretende corregir…”
El pasado 17 de febrero, Luis
Fernando informó mediante una llamada telefónica que había sido castigado con
la suspensión de sus visitas por motivo de exceso de fraternidad. La bestia
carcelaria no puede permitir que dentro de su sistema de deshumanización, lxs
que en ella soportan el peso de su castigo, manifiesten sentimientos de
humanidad, solidaridad y resistencia.
Luis, junto a otros compañeros,
estaban preocupados por la situación de una de las personas que se encontraba
consignada con ellos en el Reclusorio, y así lo había manifestado con
anterioridad. Este señor, de edad avanzada, estaba sufriendo fallos en la
memoria, así como graves molestias físicas a causa de las condiciones
carcelarias. Ante esto, este señor fue trasladado a otra área del Reclusorio
donde acabó falleciendo. Otros reclusos dicen que fue la dureza del trabajo que
le pusieron a hacer en ese área, lo que hizo que su cuerpo ya no resistiera
más.
La tortura en el interior de las
cárceles en general, y de las mexicanas en particular, es habitual, cotidiana y
sistemática. Los pagos y la extorsión
son obligatorias tanto para los y las reclusxs como para los familiares y
visitas. Los y las que la habitan lo saben, y precisamente, ellos, quisieron dotar de sentido la muerte de este
señor invitando al resto de internos, a las visitas y a los familiares a
terminar con estas extorsiones negándose al pago por el pase de lista, por la
visita, por evitar los registros indignos a los que son sometidas las personas
en el acceso, etc. Algo que la
institución carcelaria no podía permitir, ya que, para ellos, la dignidad
también tiene que ser castigada y ocultada tras la definición de: “Organización
para motín”.
Ahora dicen que ya le levantan el
castigo, 15 días sin visitas. Según ellos, ya han dejado claro el mensaje: No
levantes la voz, y mucho menos seas consecuente con tus palabras y tus
acciones. No te acerques al que levanta la voz, y mucho menos trates de tener
solidaridad y empatía en el lugar donde ellos trabajan para que no haya mayor
enemigo para un preso, que otro preso.
De igual manera, el pasado día
10, Luis fue notificado que el juez 32 de lo penal le volvía a dictar auto de
formal prisión por los delitos de ataques a la paz pública, ataques a las vías
de comunicación y daño a la propiedad. Esto hace que el proceso vuelva a su
punto de inicio, es decir, ante un amparo se dicta la misma resolución, pero
con diferente fecha. Toca reanudar de
nuevo el procedimiento, volver a presentar pruebas, etc. Y todo esto, como
estrategia demoledora de un proceso psicológico que pretende romper la
integridad de la persona y someterla a unas tácticas de desgaste que acaben con
su proceso de lucha y resistencia, también desde el “ámbito” de lo “legal”.
Para nosotras esta situación,
además de la obligatoria preocupación por el estado de nuestro compañero, no
nos puede ocasionar otra cosa más que orgullo y alegría. La alegría de saber
que hay personas que, aún en las condiciones más inhumanas, son un ejemplo de
fraternidad, solidaridad y empatía. La
alegría de saber, que hay personas que más allá de huir de los castigos, los
asumen y enfrentan con toda la dignidad que conlleva la consecuencia. Y el
orgullo de levantar la mirada, encontrarnos con la tuya y llamarte compañero.
Luis, compañero, que sepas que
mucho más allá de las distancias y de los muros que nos separan estamos
contigo. Te llevamos en nuestro corazón, en nuestros pensamientos y en nuestros
actos de consecuencia y rebeldía cotidiana. Recibe nuestro más sincero y fraternal
abrazo, estamos juntas, y juntas seguiremos luchando por la vida y tu libertad.
C.G.T., Estado Español
Les Trois Passants, Toulouse,
Francia
Adherentes a la Sexta Barcelona
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