domingo, 20 de marzo de 2016

Luis Fernando Sotelo: El castigo en “reincidencia”

“…Ahora estoy consciente de lo podrido que se encuentra el discurso del derecho como pretendida igualdad, en sus cárceles se genera más desigualdad que la que se pretende corregir…”



El pasado 17 de febrero, Luis Fernando informó mediante una llamada telefónica que había sido castigado con la suspensión de sus visitas por motivo de exceso de fraternidad. La bestia carcelaria no puede permitir que dentro de su sistema de deshumanización, lxs que en ella soportan el peso de su castigo, manifiesten sentimientos de humanidad, solidaridad y resistencia.



Luis, junto a otros compañeros, estaban preocupados por la situación de una de las personas que se encontraba consignada con ellos en el Reclusorio, y así lo había manifestado con anterioridad. Este señor, de edad avanzada, estaba sufriendo fallos en la memoria, así como graves molestias físicas a causa de las condiciones carcelarias. Ante esto, este señor fue trasladado a otra área del Reclusorio donde acabó falleciendo. Otros reclusos dicen que fue la dureza del trabajo que le pusieron a hacer en ese área, lo que hizo que su cuerpo ya no resistiera más.



La tortura en el interior de las cárceles en general, y de las mexicanas en particular, es habitual, cotidiana y sistemática.  Los pagos y la extorsión son obligatorias tanto para los y las reclusxs como para los familiares y visitas. Los y las que la habitan lo saben, y precisamente, ellos,  quisieron dotar de sentido la muerte de este señor invitando al resto de internos, a las visitas y a los familiares a terminar con estas extorsiones negándose al pago por el pase de lista, por la visita, por evitar los registros indignos a los que son sometidas las personas en el acceso, etc.  Algo que la institución carcelaria no podía permitir, ya que, para ellos, la dignidad también tiene que ser castigada y ocultada tras la definición de: “Organización para motín”.



Ahora dicen que ya le levantan el castigo, 15 días sin visitas. Según ellos, ya han dejado claro el mensaje: No levantes la voz, y mucho menos seas consecuente con tus palabras y tus acciones. No te acerques al que levanta la voz, y mucho menos trates de tener solidaridad y empatía en el lugar donde ellos trabajan para que no haya mayor enemigo para un preso, que otro preso.



De igual manera, el pasado día 10, Luis fue notificado que el juez 32 de lo penal le volvía a dictar auto de formal prisión por los delitos de ataques a la paz pública, ataques a las vías de comunicación y daño a la propiedad. Esto hace que el proceso vuelva a su punto de inicio, es decir, ante un amparo se dicta la misma resolución, pero con diferente fecha.  Toca reanudar de nuevo el procedimiento, volver a presentar pruebas, etc. Y todo esto, como estrategia demoledora de un proceso psicológico que pretende romper la integridad de la persona y someterla a unas tácticas de desgaste que acaben con su proceso de lucha y resistencia, también desde el “ámbito” de lo “legal”.



Para nosotras esta situación, además de la obligatoria preocupación por el estado de nuestro compañero, no nos puede ocasionar otra cosa más que orgullo y alegría. La alegría de saber que hay personas que, aún en las condiciones más inhumanas, son un ejemplo de fraternidad, solidaridad y empatía.  La alegría de saber, que hay personas que más allá de huir de los castigos, los asumen y enfrentan con toda la dignidad que conlleva la consecuencia. Y el orgullo de levantar la mirada, encontrarnos con la tuya y llamarte compañero.



Luis, compañero, que sepas que mucho más allá de las distancias y de los muros que nos separan estamos contigo. Te llevamos en nuestro corazón, en nuestros pensamientos y en nuestros actos de consecuencia y rebeldía cotidiana. Recibe nuestro más sincero y fraternal abrazo, estamos juntas, y juntas seguiremos luchando por la vida y tu libertad.





C.G.T., Estado Español

Les Trois Passants, Toulouse, Francia


Adherentes a la Sexta Barcelona

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