AL PUEBLO DE MÉXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE DERECHOS
HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANOS, HERMANAS, CAMARADAS!
Las víctimas directas e
indirectas del terrorismo de Estado en México se cuentan por millones, todas
con una característica en común, miembros de la clase trabajadora en su mayoría
jóvenes, que han sido arrancados violentamente de sus hogares, de su familia,
de su trabajo, de su comunidad, su colonia y de su organización. Todos sin
distinción son hijos del pueblo y por ellos hay que seguir luchando y levantar
en alto las banderas de la lucha contra el terrorismo de Estado.
Víctimas que conforman tanto a
familiares como a todo su entorno social, violencia gubernamental que
constituye una política generalizada y sistemática que busca detener toda
expresión de voluntad popular de combatir y toda crítica al régimen; violencia
exponenciada que afecta a diferentes sectores del pueblo, en específico a la
fuerza de trabajo joven sin importar sexo, en resumen y a excepción del entorno
burgués la mayoría de los mexicanos somos víctimas de la violencia burguesa.
Ninguno de los casos de
desaparición forzada, ejecución extrajudicial y demás crímenes de Estado son
casos aislados, son producto de una política que responde a los intereses de la
oligarquía para mantener el régimen económico y político que condena a la
mayoría de los mexicanos a vivir en condiciones infrahumanas, sujetos a las
cadenas de la sobrexplotación y de la opresión política.
El dolor que se vive por la ausencia
de los familiares, por ser presa del Estado policíaco-militar, no es un dolor
individual, es ante todo un sentimiento colectivo, de indignación que poco a
poco se transforma en convicción y disposición para hacerle frente al gobierno
antipopular y represivo. A las víctimas del terrorismo de Estado nos identifica
nuestro origen de clase, nos une la explotación y la opresión que a diario
vivimos, nos hermana la convicción por alcanzar la justicia social, pero ésta
pasa necesariamente por comprender la necesidad de luchar de forma conjunta
contra el capitalismo, que representa la lucha por el socialismo.
Los millones que a diario sufren
la violencia de clase y el odio que destilan las instituciones burguesas no
pueden quedar pasivas ante este Estado criminal, nuestro enemigo común queda al
desnudo por las innumerables evidencias que se han recolectado, que se han
arrebatado del Estado a través de la organización fuera de los marcos
coorporativizantes.
La lucha nos enseña que cada
víctima del terrorismo de Estado no está sola, somos muchos los que sentimos el
dolor en carne propia de la violencia contra el pueblo, sin embargo, es una
necesidad entender el fenómeno en su exacta dimensión, y las motivaciones
políticas que lo alimentan.
Desarrollar la lucha, es elevar
las formas de organización para llegar a la actitud decisiva y combativa de
superar el aspecto emotivo, individual y espontáneo que debe ser transformado
en voluntad y convicción de luchar unitariamente contra el enemigo común.
Construir organismos de combate
popular significa no dejarnos quebrar por los mecanismos que el Estado nos
impone como "solución", medidas burocráticas, desgastantes,
dilatorias, revictimizantes y demagógicas que nos arrebatan la dignidad y nos
sumen en mayores mecanismos de opresión para ahogar el recuerdo de nuestros
familiares y la capacidad de organizarnos para exigir juicio y castigo a los
responsables materiales e intelectuales de estos crímenes de lesa humanidad.
El Estado busca que aceptemos
resignadamente la violencia que emanan de sus instituciones, que callemos por
unas envilecedoras monedas, que se normalice el terror de Estado como un mal
necesario, e incluso que cuestionemos y criminalicemos a las víctimas,
familiares y organizaciones que a diario libran batallas populares por todas
las víctimas del terrorismo de Estado.
La lucha de familiares y amigos
de las víctimas del terrorismo de Estado, de organismos defensores de derechos
humanos, personalidades comprometidas con la justicia social y organizaciones
populares independientes por medio de la resistencia popular han evidenciado el
fenómeno del terrorismo de Estado, éste ya es más que evidente e inocultable
por su magnitud. Sin embargo, no es suficiente, porque a diario se siguen
cometiendo nuevos crímenes de lesa humanidad, nuevas víctimas se suman a la
interminable estadística de la violencia que sostiene al régimen neoliberal.
No basta con saber el paradero de
las víctimas, no basta reclamar a un solo familiar, no sólo es
"aceptar" la ausencia o pérdida de un ser querido; postrarnos ante el
conformismo individual es renunciar a la memoria de las víctimas, representa
dar la espalda a los millones de hermanos de clase que son tocados por las
garras criminales de las fuerzas represivas.
La táctica gubernamental se ve
reforzada con nuevas maniobras, buscan distorsionar la esencia del fenómeno al
hacer esfuerzos ingentes por reducir la desaparición forzada de personas a
figuras jurídicas que diluyen el carácter político de los crímenes de lesa
humanidad. Al endosar perversamente los crímenes de lesa humanidad a la mítica
"delincuencia organizada", no obstante, éstos sólo los comente el
Estado, sus instituciones y sus agentes.
Reproducir el discurso del Estado
es negar nuestra propia condición de oprimidos y explotados, es reproducir el
síndrome de Estocolmo, es renunciar a nuestra dignidad y es aceptar
resignadamente la degradación humana que lleva implícita la perdida de voluntad
de combatir contra los enemigos de clase, éstos se acuerpan y cierran filas
para salvar sus intereses, que son los intereses de la clase burguesa.
Desde el Estado, los hombres del
régimen y cancerberos del capital presentan a las víctimas del terrorismo de
Estado como delincuentes, como consumados criminales o individuos presentes en
el "lugar y hora equivocada"; y desbordan sapiensa al cerrar los
casos con el manotazo autoritario de que "en algo malo andaban".
Su objetivo es desmovilizar a
todos aquellos que luchan por la presentación con vida de los detenidos desaparecidos,
evitar la solidaridad entre familiares, víctimas y hermanos de clase, promueven
una ideología antropófaga que destruye el grito de unidad por la presentación
con vida de todos los detenidos desaparecidos. Por ese mismo cauce empuja a la
corporativización de organismos y organizaciones que luchan contra la violencia
del régimen; confronta a familiares con falsas esperanzas y promesas que nunca
se cumplirán, porque ambas constituyen también violencia de Estado.
Expresión de lo anterior es la
ley contra la desaparición forzada, que nació muerta y contraria a las
exigencias populares, vacía con relación a la justicia que exige el pueblo; por
todo su entramado jurídico ahogan la voluntad de exigir la presentación con
vida, busca la fractura política y organizativa de la lucha contra el
terrorismo de Estado y envilece en cauces individuales la lucha por reivindicar
a las víctimas del terrorismo de Estado.
A tal grado llega la táctica del
Estado y su perversidad es tal que induce a mendigar la presentación con vida
de los desaparecidos, a renunciar a ella y degradarla a tal grado de luchar
sólo, conformarse con una "evidencia" mortal de la víctima. Sin
embargo, para quienes estamos comprometidos con las víctimas y sus familiares
la lucha transciende lazos sanguíneos, militancia política y origen geográfico.
En correspondencia la lucha por
exigir la verdad, la presentación con vida y el juicio y castigo a responsables
materiales e intelectuales de los crímenes de lesa humanidad debe continuar,
pero expresada en nuevos cauces, nuevas iniciativas y formas de lucha que
expresen ante todo unidad y voluntad de combatir; ésta es una lucha que demanda
a todos aquellos que luchamos contra el régimen a redoblar nuestro compromiso
de luchar al lado del pueblo y de fortalecer la convicción de organizar y
generalizar la autodefensa armada de las masas para poder hacer frente a la
violencia del Estado burgués.
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!
COMITÉ DE PRENSA Y PROPAGANDA DEL PARTIDO DEMOCRÁTICO
POPULAR REVOLUCIONARIO
EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR-EPR
República mexicana, a 17 de mayo de 2018
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