De la columna "Dinero" de Enrique Galván Ochoa.
"Funcionarios del gobierno y algunos directivos de organismos empresariales insisten en eliminar un “subsidio” a la gasolina con el que estamos siendo beneficiados los automovilistas mexicanos. Argumentan que Pemex la vende más barata que en otros países, la diferencia la cubre –sí, Chucha– generosamente el Estado, lo cual es perjudicial para la economía. Incluso el presidente Calderón ha hecho comparaciones con Europa y Guatemala en el mismo sentido. Están manipulando la verdad. En efecto, en algunos países es más cara, pero en otros más barata. La regla es que las naciones productoras/exportadoras comparten la riqueza petrolera con sus pueblos por medio de las tarifas de los combustibles. Aquí sucede lo contrario: en los 12 años recientes –con Zedillo, Fox y Calderón– la gasolina ha subido cada mes. Es inaudito, pero históricamente, y hasta fecha reciente, su costo fue mayor que en Estados Unidos, donde los salarios son 20 veces más altos. No ha importado que el petróleo en el mercado internacional registrara descensos. Suba o baje, en México nada detiene los aumentos mensuales. Una de las razones es que cargan tres gravámenes: IVA, IEPS y, desde el primer día de este año, el llamado “impuesto de los gobernadores”, bautizado irreverentemente por esta sección como gasolinazo. Es un sobreprecio que al final de 18 meses sumará 36 centavos por litro y la recaudación se destinará a los góber de todos los partidos, como estímulo monetario por su apoyo a las reformas calderonistas. Así que cuando pagas tu cuenta en una estación de Pemex no recibes ningún subsidio, lo cierto es que la mitad de tu dinero se va en impuestos. En esta página aparece un comparativo con diferentes países, generado por la Agencia de Energía de Estados Unidos.
La ficción
Entonces, ¿cuál subsidio? ¿Por qué, para crear la fantasía del apoyo al consumidor, comparan los precios de Pemex con los de España o Japón e ignoran los de Egipto y Arabia Saudita –productores, como México– donde son más bajos? El problema de fondo es que Pemex importa gasolina, principalmente de Estados Unidos. Mientras fue barata hizo el gran negocio revendiéndola más cara a su indefensa clientela mexicana. Le resultaba cómodo traerla del extranjero en vez de construir refinerías propias, aparte –según se dice– suele haber jugosas comisiones. Sin embargo, el mercado dio un vuelco y el gobierno calderonista está tratando de pasarle la factura a los consumidores. Ya la semana pasada nos dio un adelanto de sus intenciones: aplicó una alza de seis centavos en el litro de la Magna, tres en la Premium y siete en el diesel. Y según fuentes del gobierno continuará la misma política para que no se ensanche la diferencia con los precios de los lugares donde es más cara. ¿Y cómo no se les ocurre subir los sueldos y las pensiones para que en ese renglón tampoco haya ensanchamientos?"
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viernes, 11 de julio de 2008
¿Cuál subsidio?
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