martes, 7 de octubre de 2008

Andrés Gómez Emilsson, Ejemplo para la Juventud



Por Millán

Desde siempre, la clase política en el poder ha aprovechado toda oportunidad para cooptar a los jóvenes más sobresalientes en las diferentes disciplinas de la cultura, el arte y el deporte para enrolarlos en sus filas, o cuando menos montarse en sus triunfos para hacer ‘caravana con sobrero ajeno'; es decir, los jóvenes más destacados ganan premios o medallas por sus propios méritos, sin ningún tipo de ayuda del gobierno y una vez que se han hecho merecedores de algún reconocimiento, viene el gobernante en turno y se adorna entregando el galardón al joven para tomarse la foto y quedar bien ante la opinión pública. Pero de vez en cuando al gobierno le falla el cálculo y le sale ‘el tiro por la culata', tal fue el caso de Andrés Gómez Emilsson, ganador del Premio Nacional de la Juventud , quién le gritó espurio a Calderón, de frente y en su cara, durante la ceremonia de entrega de los premios en Palacio Nacional.

El ‘montarse' en los triunfos ajenos suele funcionarle muy bien a los gobernantes mañosos, debido a que a veces, sobre todo los adolescentes carecen de formación política; con frecuencia son muy aplicados y esforzados en su disciplina, pero se sienten ajenos o no les interesan los asuntos de Estado. Eso es lo que persigue y logra en buena medida la educación basada en el desarrollo de especialidades; formar buenos técnicos en un área determinada, pero al mismo tiempo construir seres incompletos no integrales que vivan inmersos en su propio mundo aislándose de las demás áreas del quehacer humano. No sucedió así con el adolescente Andrés Gómez ganador en la disciplina de matemáticas, ni con el joven Virgilio Santiago quién también le gritó a Calderón: ¡No hay libertad de expresión en México!, al ver que un agente del Estado Mayor Presidencial detenía al primero, por lo que también a él se lo llevaron. Ambos jóvenes son muy valientes.

La detención de Andrés Leonardo Gómez, destacado estudiante del CCH sur y de Virgilio Jiménez Santiago, tesista de la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía de la UNAM , denota claramente la línea del actual gobierno federal, que da trato de delincuentes a personas críticas y con posiciones distintas a la oficial, aunque la persona tenga conocimiento de causa. En ese sentido Andrés comenta que “a Felipe Calderón yo no lo reconozco como mi presidente. Seguí muy de cerca el proceso electoral de 2006 y hubo un fraude innegable”, y agrega: “por eso cuando al principio de la ceremonia viene a saludarme, le digo ‘no te puedo estrechar la mano'”.

Aunque al final la oficina de la presidencia, informó que no levantaría cargos en contra de los jóvenes, dejó claro cual fue la intención de su detención y presentación ante la agencia del ministerio público: “fue una acción de intimidación para los disidentes a la postura oficial. El derecho de libertad de expresión no se sujeta a actos oficiales ni a la investidura presidencial”.

El novel estudiante declaró que no pensaba hacer nada, pero cuando le entregaban el premio a Eufrosina Cruz, la chica de Oaxaca a la que no le permitieron participar en una elección por ser mujer y Calderón le dice que “no va a permitir que eso se repita”, el muchacho explota: “Eso fue horriblemente hipócrita, cínico y patético pues para mí, él robó la elección de 2006” y remata: “no me pude contener, eso me estaba matando por dentro, fue cuando me levanté, llamé su atención y le grité ¡espurio!

En cuanto a las críticas por recibir el premio Andrés aclara: “el premio lo otorga el INJUVE, no Calderón”.

Otros ejemplos de jóvenes que han increpado a presidentes mexicanos y sus malas políticas son Lucía Morett Álvarez –la mexicana herida durante el bombardeo del ejército colombiano en Ecuador de marzo pasado– al ex presidente Ernesto Zedillo, durante un acto en Texcoco, por las políticas de contrainsurgencia emprendidas durante su administración; así como Carla Solares Romero, estudiante del Tecnológico de Monterrey quién en 2005 mostró a Vicente Fox una cartulina en la que se leía: “se consumó el desafuero, no permitiremos que se consuma la democracia”, en alusión al proceso que enfrentó el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Por eso, felicidades desde este espacio periodístico a todos ellos, jóvenes valientes que no se callan ante la mentira, ni se amedrentan ante la prepotencia de las autoridades y no se conforman con ser buenos en lo suyo, sino que además se crecen ante la injusticia. Ellos y otros como ellos representan la esperanza de este país.

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