Infraestructura y Afore: ¡bonito negocio para los trabajadores!
Gustavo Leal F. *
Después de fracasar, primero en el proceso electoral y luego con su desubicado paquete fiscal, al principiar octubre –sumamente presionado– Felipe Calderón propuso que los recursos pensionarios colocados en las Afore pudieran invertirse en proyectos privados de construcción de infraestructura, contradiciendo lo que había declarado apenas unos meses antes: respetar esos fondos que son de los trabajadores.
El objetivo –puntualizó– es capitalizar las empresas constructoras para desarrollar proyectos a cambio de rendimientos más atractivos para los dueños del recurso. Pero: ¿realmente habrá rendimientos?
Toda vez que esa inversión directa no está en absoluto garantizada, los riesgos de la iniciativa sobre los futuros pensionados son patentes. Y es que la participación de las Afore se dará en forma contingente al flujo de ingresos de los proyectos financiados. Será pues su obligación informar detalladamente sobre el riesgo en que incurran al incluir esos valores en las Siefores, pues ni toda obra está exenta de riesgo ni todo proyecto es de por sí rentable.
Hay que recordar que, no hace mucho, el Estado debió rescatar el programa carretero salinista por sus bajos aforos. ¿Cómo garantizarán las Afore que los ahorros de los trabajadores preserven su valor en el tiempo? ¿Quién y cómo calificará la calidad del papel en que se invertirán? ¿Qué garantía existe sobre unos papeles que se adquirirán en una Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que ya está bajo investigación por el presunto manejo de información privilegiada?
Sin embargo, horas más tarde del anuncio calderonista, la constructora ICA comunicó que una de sus afiliadas –en la que es socio Goldman Sachs– ya colocó 476 millones de dólares en un nuevo instrumento bursátil que permitirá financiar proyectos de infraestructura (certificados de capital de desarrollo, CKDes) que apuntan a los fondos de pensiones de México. E inmediatamente después, Bank of America- Merrill Lynch estimó que la propuesta es acertada, ya que el riesgo es muy bajo.
Por tanto, no sorprendió que la boyante firma nayarita productora de madera preciosa de teca Proteak comunicara que pretende detonar su crecimiento atrayendo la inversión de las Afore a través de la BMV, mientras el Consejo Nacional Empresarial Turístico respaldaba la gran oportunidad de la iniciativa de Calderón, porque la inversión estará segura y será confiable.
En noviembre, el fondo de capital privado Wamex accedió al financiamiento de las Afore por conducto de CKDes y comunicó que éstas necesitan diversificar sus inversiones y ampliar su portafolio en productos de mayor rentabilidad como el capital privado. Simultáneamente, Moisés Schwartz –entonces todavía al frente de la Consar– anunciaba que estaba por publicarse la regulación para que los fondos de pensiones de los trabajadores puedan invertir en ofertas públicas iniciales (OPI) en la BMV.
Para Óscar Franco, director de la Amafore, la iniciativa calderonista no será obligatoria, sino una alternativa de inversión más. Abre la posibilidad de que las Afore participen en ofertas públicas de empresas que se relacionan con proyectos de infraestructura. No comprar acciones, sino tomar ofertas de títulos de nuevos programas.
Pero: ¿realmente habrá rendimientos? Moisés Schwartz presumió tener la respuesta. Después de asegurar que con la propuesta de Calderón el capital de los trabajadores está garantizado, todavía precisó: en caso de que el proyecto al que se dirigieran los recursos no funcionara, el trabajador no va a tener rendimientos, pero su capital estará entero. ¿Dónde se ha visto que alguien preste sin recibir nada a cambio?
Según el mundo alegre de Schwartz resulta que, desde 1997, con los ahorros pensionarios de los trabajadores –que ya superan el billón de pesos y se espera que para 2020 equivalgan a 16 por ciento del PIB– se financia a Pemex, con cerca de 21 mil millones de pesos; Infonavit, con más de 16 mil; CFE, con 12 mil, y al Fovissste, con más de mil 500 millones de pesos. Sólo el sector vivienda recibe 30 mil millones de pesos.
Pero los trabajadores no sólo no recibirán pensiones dignas, sino cargan sobre sus lomos cuantiosas minusvalías. ¿Cuáles rendimientos? ¿Rentabilidad para quién?
Y no sólo eso. Antes de su partida, Schwartz pretendía que todavía aporten más. Entre los grandes retos del SAR, subrayaba, existe la expectativa de que en el mediano plazo se busque la forma de que la aportación pueda ser mayor. Ello porque por más altos que sean los rendimiento (¿) y por más bajos que sean los cobros (¿), si no hay suficiente dinero depositado, la pensión no puede ser muy elevada (¿).
En el contexto del fracaso de la modalidad mexicana de capitalización individual y como ya viene resultando norma del calderonismo: ¡bonito negocio para los trabajadores!
El Presupuesto de Egresos de la Federación 2010 ya dispone de la friolera de 630 mil millones de pesos para inversión en infraestructura (básicamente en manos de los gobernadores). No sorprende que algunos legisladores priístas propongan crear una comisión especial que dé seguimiento a la inversión de los recursos de las Afore en proyectos de infraestructura.
Con independencia de las minusvalías que han sufrido sus ahorros durante 2008 y 2009, mientras para las empresas será financiamiento barato y sin riesgos, con rentabilidad para las Afore, nadie les garantiza a ellos sus rendimientos. Y finalmente todas las pérdidas recaerán también sobre ellos. ¡Bonito negocio!
*Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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