Lunes, 20 de Diciembre de 2010 00:00
Escrito por Jaime Luis Brito
Se acaba 2010 con su cauda de violencia y celebraciones centenarias. 2010 de recordar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Unos recordaron a Hidalgo y Morelos, otros prefirieron recordar a Agustín I. Unos recordaron y ensalzaron a Madero, otros lo hicieron con el general Zapata.
No hubo reflexión sobre el momento actual, más bien evasión de la realidad que hoy vivimos, particularmente en las fiestas del 15 y 16 de septiembre, millonario derroche de recursos públicos que pudieron impulsar el desarrollo de un esfuerzo de diálogo nacional que no se dio, como no fuera los “diálogos” del Presidente, resultantes de la convocatoria mediática de Calderón.
¿Alguien conoce algún resultado palpable de los famosos “diálogos”? ¿Surgió al menos una iniciativa de ley para combatir alguno de los problemas más profundos que nos aquejan, léase: pobreza extrema, carencia de proyectos viables de desarrollo, delincuencia organizada, violencia generalizada?
En la clase política, todos hablan ante las cámaras de televisión y responden preguntas de locutores y lectores de noticias que se asumen jueces y representantes plenipotenciarios de la “ciudadanía”. Han comprado la idea de que el ágora televisivo es un espejo de las reflexiones que hace la sociedad. Esto no es así. La sociedad civil tiene sus propios mecanismos de reflexión y no se refleja en los “sesudos análisis” de los lectores de noticias en la televisión.
Así, los legisladores prefieren acudir a una entrevista en horario estelar en lugar de ir a la sesión de trabajo de la comisión a la que pertenecen; el Presidente de la República pone por encima de la operación política y los acuerdos directos, la posibilidad de hacer teatrales llamados mediáticos al diálogo y el trabajo conjunto; los magistrados de la Corte, ajustan sus horarios de trabajo al tiempo aire; y así todos los actores políticos.
Los gobernantes se van convirtiendo así, en esclavos de la pantalla y dejan de lado el mandato de la ciudadanía. Se convierten pues en gobernantes mass media. La “ciudadanía” se reduce así, a un grupo de poderosos magnates que sólo ven, naturalmente, para su propio beneficio.
jaimebrito@mexico.com
Fuente: La Jornada de Morelos
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