No paren hasta acabar con ellos y recuperar la zona, la orden que recibieron las fuerzas federales
EDUARDO FERRER
Bajo la orden de “no paren hasta acabar con ellos” y recuperar a como diera lugar la zona del municipio de Apatzingán, que se encuentra en poder de La Familia Michoacana desde hace varios años, el día de ayer, agentes de la Policía Federal (PF), respaldados por elementos de la Armada y el Ejército, prácticamente arrasaron con los poblados de El Alcalde, Holanda y Guanajuatillo, en busca de sicarios y cabecillas de la organización. El personal de tierra fue respaldado por helicópteros de la Federal y de la Marina, que persiguieron a presuntos sicarios que trataban de huir hacia la zona de la Sierra Madre del Sur.
De acuerdo con fuentes oficiales, el operativo por tierra y aire desató uno de los enfrentamientos más cruentos y prolongados de que se tenga memoria en esta parte del país. El saldo es de un número indeterminado pero presumiblemente numeroso de muertos y heridos en ambos bandos, entre los que se contarían, incluso, mujeres y niños.
Esta fue la tercera incursión de los federales en la zona. La primera ocurrió el 2 de diciembre; la segunda, el miércoles 8. Ambas resultaron infructuosas y en ninguna de ellas habían participado el Ejército ni la Armada. Lo hicieron hasta el día de ayer, en un operativo que empezó a las 8 de la mañana, cuando de las instalaciones de la 43 Zona Militar partieron juntos marinos, soldados y federales para internarse en los poblados mencionados que se sitúan entre el Valle de Apatzingán y la Sierra Madre del Sur.
Versiones recogidas por el diario La Opinión de Michoacán indican que las fuerzas especiales catearon casa por casa, tienda por tienda y comercio por comercio en busca de jefes de La Familia en el estado de Michoacán.
La acción de las fuerzas federales y militares se da después de la caída –según el gobierno federal– la noche del jueves, del capo Nazario Moreno González, El Chayo. La orden del Gabinete de Seguridad Pública Federal fue contundente: recuperar a como diera lugar la zona que se encuentra en poder de la organización delictiva desde hace años. En la noche, la Marina ya controlaba la cabecera municipal y se preparaba para subir a la zona serrana, pues aun cuando el grupo delincuencial ha sufrido importantes bajas, ahí concentra su base operativa y un importante número de sicarios bien entrenados y fuertemente armados. En ese sentido, según las fuentes consultadas, tan sólo el capo que habría caído contaba con una guardia personal de más de 400 pistoleros.
La batalla por Apatzingán
La irrupción de la PF en Apatzingán para capturar a Nazario Moreno González se preparó desde hace por lo menos tres semanas, cuando los servicios de inteligencia del Gabinete de Seguridad Federal confirmaron la residencia permanente del capo en la comunidad de El Alcalde. Con esa información, el primer operativo para cazarlo se llevó a cabo el pasado jueves 2 de diciembre, pero los federales fueron repelidos a fuego abierto por los alrededor de 400 pistoleros que conformaban el aparato de seguridad y vigilancia en torno a este personaje, a quien el gobierno federal identifica como “el cerebro” de la organización y responsable del reclutamiento de sus informantes y sicarios.
La información oficial proporcionada a este diario por fuentes militares señala que toda la planeación del operativo contra Moreno González estuvo a cargo de la PF. Ni el Ejército ni la Marina tuvieron participación en la incursión del 2 de diciembre ni en la contraofensiva que se desató el miércoles 8, cuando un grupo de por lo menos 400 federales irrumpió en ese municipio de la Tierra Caliente para intentar de nuevo cazar al capo, también conocido El más loco.
Ese 2 de diciembre, los federales prácticamente salieron huyendo ante el mayor número de integrantes del grupo contrincante, más poder de fuego y mejor conocimiento del intrincado paraje. El miércoles 8, la orden con la que llegaron nuevamente al lugar fue contundente: atrapar, vivo o muerto, al mencionado capo y tomar control de la zona.
Siguiendo la información proporcionada a La Jornada Michoacán, “aquello fue un encontronazo” y la balacera que empezó pasadas las 18 horas de ese día siguió hasta ya entrada la madrugada del viernes. Fue de tal intensidad el enfrentamiento que, incluso, los federales se quedaron sin parque y tuvieron que pedir ayuda a la Policía Estatal, toda vez que estaban en riesgo de volver a perder la batalla de Apatzingán.
Ninguno de los grupos daba cuartel; los tiroteos se extendieron hacia las comunidades de Presa del Rosario, Guanajuatillo y Holanda. En el enfrentamiento, los federales de tierra recibían apoyo de sus compañeros que, a bordo de helicópteros Black Hawk, sobrevolaban la zona y abrían fuego contra los organizados y bien armados pistoleros al servicio de El más loco.
Las balaceras se extendieron hasta la cabecera municipal de Apatzingán, donde los federales, algunos ya heridos, se retiraban en busca de refugio y en espera de la llegada de más grupos de apoyo. Versiones recogidas entre ciudadanos del municipio y periodistas y políticos de la región, dieron cuenta incluso de que en la ciudad los federales “llegaron a estar perdidos” frente a los sicarios, que desataron una persecución contra los policías que se agazapaban en la localidad.
Menguadas, las fuerzas federales tuvieron que replegarse el jueves por la noche hacia las instalaciones de la 43 Zona Militar, en el área urbana de Apatzingán, mientras que el grupo armado imponía el toque de queda en las comunidades de Puerta de Alambre, San Fernando, El Morado, Loma de los Hoyos, Presa del Rosario, El Alcalde, El Manzo, Carapuato, Holanda y Guanajuatillo.
Fue precisamente en estas poblaciones donde se reportaron los más cruentos enfrentamientos, ya con la intervención de la Armada y el Ejército en poyo de la PF. Desde las primeras horas de ayer, salieron a las montañas del sur de Michoacán en busca de otros operadores de La Familia. “No paren hasta acabar con ellos y recuperar la región”, fue la orden fulminante que recibieron policías, soldados y marinos.
En la Sierra “debió haber sido una masacre”, confiaron algunos de los políticos y periodistas que relataron a este diario la incursión federal en la región. Incluso, hoy en Uruapan se reportaron fallecidos y heridos procedentes de Apatzingán. Los hospitales de Uruapan fueron habilitados para recibir a los agentes que llegaban con heridas de bala, algunos de los cuales fallecieron ahí. También se pudo confirmar que el aeropuerto uruapense fue habilitado como base de la PF para movilizar a sus grupos de ataque hacia la Tierra Caliente. La terminal aérea estuvo cerrada durante prácticamente todo el jueves.
Las autoridades han guardado hermetismo sobre el número real de heridos y fallecidos. Pero en Apatzingán nadie cree la información sobre las bajas que se dio en la ciudad de México este viernes, cuando el vocero del Gabinete de Seguridad Federal, Alejandro Poiré, informó que la batalla arrojó ocho muertos, entre ellos cinco agentes y tres civiles.
A las 10 de la mañana, un convoy especial integrado por federales, marinos y soldados organizaron una patrulla por tierra y dos helicópteros de apoyo para internarse en Presa del Rosario, pues se presume que ahí se encuentran otros líderes de La Familia: José de Jesús Méndez, El Chango; Dionisio Loya Plancarte, El Tío, y Servando Gómez Martínez, La Tuta, por quienes el gobierno federal ofrece más de 2 millones de dólares de recompensa.
Por la tarde del mismo viernes, la organización criminal difundió por internet un comunicado en el que amenaza e insulta a Felipe Calderón, y después de enumerar una serie de grupos que la apoyan, señalaron que “esto no es narcoterrorismo es una guerrilla, es la guerra por la paz y fuera federales de Michoacán”.
En tanto que a los michoacanos les dice: “no se asusten, traten de no salir a la calle para que los puercos federales no les falten al respeto y para evitar balas perdidas y más pérdidas”. En seguida advierte: no vayan a hospitales, no vayan a tiendas, vean la tele, quédense en su casa por favor”.
Fuente: La Jornada de Michoacán
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