viernes, 11 de marzo de 2011

Afectados ambientales


Desde hace varios años la población de Tierra Blanca se ha quejado de altos índices en padecimientos de riñón. Decenas de veracruzanos han fallecido y otros cientos se han visto afectados sin tener claro el origen de su mal. Ante la falta de información, los lugareños atribuyeron la enfermedad al agua, alimentos descompuestos, el tipo de suelo, lo que fuera. Desafortunadamente a lo largo de varios años las autoridades de salud mostraron poco interés en el asunto, no se hicieron los estudios necesarios y las enfermedades del riñón se incrementaron sobremanera.

En estos días, La Jornada Veracruz (3 de marzo), dio a conocer que investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México realizaron pruebas epidemiológicas a más de 2 mil 500 habitantes en la región de Tierra Blanca, y detectaron la contaminación ambiental causada por más de 100 industrias instaladas en el centro de Veracruz. Conforme a los programas de desarrollo económico, en el corredor extendido desde la zona conurbada del puerto, Orizaba, Córdoba y Tierra Blanca, decenas de fábricas expulsan a la atmósfera grandes cantidades de materiales altamente nocivos, lo que provoca con el tiempo numerosos perjuicios a la salud en los millones de habitantes ahí asentados. Obviamente la contaminación se lleva a cabo con la complacencia y complicidad de las autoridades de salud, ecología y los gobiernos del estado y federal, al permitir sin regulación alguna la generación y dispersión de desechos dañinos.

Los males renales en Tierra Blanca son provocados por la contaminación aérea de la empresa productora de cemento Holcim-Apasco, que quema 2 millones de toneladas de llantas y 6 millones de toneladas de residuos peligrosos al año, reza la nota del periódico. El investigador de la UNAM, Jorge Arturo León Rodríguez, después de 10 años de investigar, explica: “El mal se origina por la contaminación aérea proveniente del corredor industrial Orizaba-Ixtaczoquitlán, principalmente por la cementera Holcim-Apasco y la incineradora de residuos industriales peligrosos Ecoltec, por lo que urge que la Secretaría de Salud implemente una campaña de detección oportuna de los pacientes para que reciban tratamiento”. Las fábricas inundan el aire con su veneno en un radio de 100 km. Un mapa da idea que son afectados los pueblos de Tlalixcoyan, Omealca, Tezonapa, Cosolapa, Tres Valles, Alvarado, Cotaxtla, pero no se libran el puerto de Veracruz, Córdoba, Tuxtepec y cientos de pequeñas localidades en toda esa parte del estado.

Jorge Arturo León Rodríguez continúa: “La situación es grave, por eso desde hace un mes se entregó un documento a los diputados que integran la Comisión de Salud del Congreso del Estado y a la oficina del gobernador Javier Duarte de Ochoa, sin embargo hasta la fecha no hemos recibido ninguna respuesta... nuestra responsabilidad moral es señalar que diariamente se incrementan los casos de males renales y vemos con tristeza que nada se hace” (La Jornada Veracruz). Y seguramente poco se hará porque los intereses económicos son superiores al derecho de los ciudadanos a vivir en condiciones sanas.

Con la incineración de llantas se desprende mercurio, que resulta ser la substancia más nefrotosa (afectaciones de riñón) según Naciones Unidas, que considera a la industria cementera como una de las más importantes fuentes de contaminación de mercurio, el cual vuela, no se ve, atraviesa la piel con mucha facilidad y se concentra en los tejidos de los organismos, detalla el investigador. Años atrás, la química Lilia Albert advertía que la contaminación moderna se caracteriza por sus efectos a largo plazo, lo que dificulta su detección, no es percibida a simple vista o evaluable con instrumentos convencionales, su área de afectación puede ser muy extensa, ya que ciertos materiales se dispersan en el aire, ríos o mares y pueden ser transportados por el hombre de un continente a otro, y por lo mismo los responsables del daño escapan a la justicia. Más que eso, por los fuertes intereses económicos involucrados, los mismos gobiernos actúan como protectores y exculpadores.

Por estos días también han brotado numerosas denuncias contra la radiación liberada por la central nuclear de Laguna Verde. Miles de habitantes, en particular niños, de la región de Palma Sola, Actopan, Vega de Alatorre, Emilio Carranza, padecen malformaciones, diversos tipos de cáncer, tumores malignos, etc., atribuidos a las emanaciones radiactivas por más de 20 años de ese foco de infección moderno. Es de sobra conocido el efecto de las nucleoeléctricas en todo el mundo, sin embargo la autoridad prioriza el negocio sobre el bienestar de la población. Si no fuera por la gravedad del problema movería a risa la respuesta de Víctor Hugo Pérez Osorio, sobre el daño ambiental causado por la central nuclear. Según el director de Protección contra Riesgos Sanitarios, “Los cánceres más frecuentes son los de hígado y vías biliares, estómago, tráquea, bronquios y pulmón, y cérvico uterino; los cuales en su mayoría están relacionados con hábitos y estilos de vida como el alcoholismo, tabaquismo, mala alimentación, estrés y enfermedades de transmisión sexual” (La Jornada Veracruz, 3 de marzo). La radiación, como se ve, no molesta en nada.

A cada rato y por todos los medios se habla de la necesidad imperiosa de implementar medidas y acciones tendientes a proteger el ambiente. El ciudadano común es instado a no tirar basura, ahorrar agua, depositar en lugares apropiados las baterías, no quemar llantas, etc. Sin embargo los grandes contaminadores aún realizan prácticas nocivas que afectan a millones de humanos, aparte de los seres vivos en general. Los desechos soltados a la atmósfera por la cementera Holcim-Apasco provocan insuficiencia renal en humanos, contamina el agua de ríos y el Golfo de México y aniquila peces y flora marina, deja residuos peligrosos en el suelo, donde pastan animales y crecen plantas para el consumo humano; por otra parte la central nuclear libera importantes cantidades de radiación y ocasiona todo tipo de cánceres. Pese al daño provocado a la población inerme, imposibilitada para defenderse de una contaminación permanente, por todas las vías e imposible detectar con instrumentos convencionales, los encargados del cuidado al ambiente y la salud se muestran indiferentes, ajenos al padecimiento de los ciudadanos afectados en esas amplias franjas de Veracruz.

plizor@yahoo.com.mx

Fuente: La Jornada de Veracruz

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