martes, 26 de abril de 2011

A todo lo que da, la privatización de la energía eléctrica


TULIO MORENO ALVARADO - LUNES, ABRIL 25, 2011

La disponibilidad de la tercera parte de los escurrimientos nacionales de agua que pasan por el estado de Veracruz convierte a este recurso natural en un apetecible nicho de oportunidades de hacer negocio para empresas vinculadas a capitales e intereses extranjeros, eso sí, con grandes cuentas bancarias listas para aceitar a autoridades responsables de la entrega de permisos de impacto ambiental, cambio de uso de suelo y compra de terrenos ubicados en las márgenes de los ríos.

Se sabe que en varias cuencas del estado existen ya proyectos con notables avances en su desarrollo y al aparecer sólo se encuentran a la espera de las autorizaciones correspondientes para iniciar a toda velocidad la instalación de plantas hidroeléctricas, cuya producción no necesariamente se aplicaría en la entidad, sino que pasaría a formar parte del catálogo de oferta energética que maneja ya en gran parte la iniciativa privada.

El 21 de febrero de 2010, La Jornada Veracruz dio cuenta de la inquietud de asociaciones ambientalistas por los trabajos realizados para la construcción por cuenta de una empresa privada de tres hidroeléctricas que entubarían el caudal del río Jalacingo con una consecuente desecación de unos siete kilómetros del lecho, con lo que se destruirían 14 hectáreas de bosques y provocaría otros serios daños ambientales a la región.

Según una agrupación ciudadana en pro de la conservación de la cuenca del río Bobos-Nautla y sus afluentes, el incremento en la actividad de tales empresas tuvo su origen en el anuncio hecho por la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop) a principios de 2009, “de que al menos seis plantas hidroeléctricas se construirán en la entidad, con una inversión superior a los mil 250 millones de pesos y que se instalarían en diversos municipios, de las cuales la empresa Proyecto 1, S de RL de CV desarrollará cinco hidroeléctricas: tres en el municipio de Jalacingo, una en Altotonga y otra más en Zongolica”.

En aquella ocasión, Héctor Colío Galindo, integrante del colectivo ambientalista, explicó que el desarrollo de los trabajos contempla represar todo el ancho del cauce del Jalacingo para desviarlo hacia un tanque-represa gigante donde embalsar el agua: “de ahí, la meterán a una tubería de varios kilómetros que terminará en el sitio donde está la turbina. El problema es que en los cuatro meses de lluvias le van a quitar 90 por ciento del agua al río y en los ocho meses de estiaje le quitarán toda, es decir, secarán completamente el cauce, ya que nos les alcanzará para operar a 100 por ciento, como acontece con la hidroeléctrica de El Encanto, con la diferencia que ésta es con turbina a pie de presa”.

Al margen de las afectaciones ecológicas, en teoría, Tlapacoyan podría comenzar a tener problemas en el abasto de agua y responsabilizó de ello a la ex alcaldesa de Jalacingo, Alejandra Perdomo García quien, sostuvo, estaría sirviendo a intereses empresariales y no a los de la comunidad.

A fines de 2009, el entonces secretario de Desarrollo Económico y Portuario, Carlos García Méndez, dio a conocer que ya estaba por concretarse la construcción de seis plantas hidroeléctricas en los municipios de Tatatila, Altotonga, Jalacingo y Zongolica, luego de que empresas de capital nacional y extranjero habrían detectado las condiciones adecuadas para aprovechar la caída de agua de algunas cascadas en dichos municipios, y mencionó a la compañía Energía Escalona como una de las interesadas por invertir en ese promisorio campo.

Otra empresa dispuesta a invertir en el negocio de la electricidad, bajo la mirada complaciente de la Comisión Federal de Electricidad –que continúa con la línea de privatización del sector energético que se empeña en dejar como herencia para el futuro del país el presidente Calderón–, es Mexhidro, un corporativo que desde la gestión de Vicente Fox se despacha en grande –con recursos gubernamentales, por supuesto– el gran negocio de la energía eléctrica. Esta misma empresa, con capital asociado de Walmart, es la misma que pronto tendrá una planta hidroeléctrica en la sierra de Zongolica y que para atemperar el descontento de las autoridades municipales, les entregará espejos y abalorios a cambio de su silencio.

Fuente: La Jornada de Veracruz

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