AL PUEBLO DE MÉXICO
A TODAS LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS NACIONALES E INTERNACIONALES
A TODAS LAS ORGANIZACIONES POPULARES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!
La masacre de Aguas Blancas que arrojó el asesinato de 17 campesinos indefensos de la Organización Campesina de la Sierra Sur del estado de Guerrero (OCSS), cuyo único “delito” fue el pedir la solución al cumplimiento de la entrega de apoyos agrícolas, ha significado desde el Estado: el aniquilamiento de toda aquella expresión del pueblo que se atreva a protestar o manifestarse para exigir sus derechos ciudadanos; la fabricación de delitos para justificar la política de represión, porque Aguas Blancas es parte de las masacres que se dieron en el país como la de Acteal en Chiapas, Agua Fría en Oaxaca y El Charco en Guerrero.
Para el Estado mexicano, Aguas Blancas es la continuidad de la impunidad hacia los autores materiales e intelectuales que hoy se siguen desempeñando en el aparato represivo; la creación de figuras político-jurídicas inoperantes que sólo fungen como medida cosmética al régimen; la burla descarnada y descarada hacia los familiares de las víctimas a quienes prometieron resarcirles un daño irreparable: la pérdida de sus seres queridos con una “ayuda humanitaria” que nunca llegó, becas que dejaron de pagarse, pensiones suspendidas, dádivas selectivas que terminaron por romper los lazos fraternales que los unían.
Y por desgracia, un modus vivendi para vivales y leguleyos que medran con el dolor de las víctimas por la ausencia forzada de los seres queridos, que siguen padeciendo viudas y huérfanos.
Pero Aguas Blancas también ha significado la continuidad de la resistencia y la voluntad popular de combatir, porque este es un pueblo que a pesar de ser reprimido no ha sido doblegado y a pesar de la brutalidad y la intención perversa del Estado de paralizarlo y aniquilarlo, ha venido respondiendo combativamente, generando variadas formas de lucha y exigiendo la solución de viejas y nuevas demandas que gobiernos priístas y panistas se niegan a resolver.
El estado de sitio que anula de facto derechos constitucionales, los operativos policiaco-militares que violan sistemáticamente derechos humanos, las detenciones arbitrarias que han llenado las cárceles de inocentes y presuntos delincuentes, las ejecuciones extrajudiciales, los miles de desaparecidos por motivos políticos y sociales son una expresión del recrudecimiento de la represión que el Estado mexicano ha decidido implementar, un indicativo de las medidas pro fascistas que este gobierno está empeñado en imponer violentamente. En pocas palabras una agresión policiaco-militar permanente contra todo el pueblo.
Las manifestaciones de rechazo y condena al gobierno antipopular por sus medidas represivas tienen diferentes expresiones, desde la rabia contenida hasta la acción política de masas, desde la impotencia ahogada hasta el grito desgarrador de condena política, desde la resistencia civil pacífica hasta la lucha de resistencia popular combativa; todas son producto del descontento popular, ambas condenan la desigualdad social, exigen el fin de la política militarista y de la supuesta lucha en contra de la delincuencia organizada que desangra y consume las vidas de miles de jóvenes. Nos enfrentamos a políticas neo maltusianas para el control de la población.
Si doloroso resulta asimilar el crecimiento del número de víctimas de la política militarista de Felipe Calderón Hinojosa, más doloroso es acompañar las manifestaciones de resistencia civil pacífica que vuelven a recorrer caminos con resultados inciertos por la necedad de este gobierno; cierto que no debemos dejar caer esta expresión de lucha, todos debemos remontar el dolor, la impotencia contenida, la rabia prolongada con acciones políticas de masas que no sólo desenmascaren al gobierno sino que lo obliguen a resolver las necesidades, las demandas populares y dar por terminada su política militarista.
Recurramos a la memoria histórica, analicemos pacientemente la realidad nacional y asimilemos las experiencias vividas en las diferentes etapas de la lucha de clases en el país para reducir los costos en vidas humanas en la lucha popular y evitar la frustración, el desánimo, la desesperanza, la fragmentación, la contención de la voluntad popular de combatir. Se trata que todos asimilemos la necesidad histórica de combinar todas las formas de lucha para evitar quedar reducidos a una sola que limite la iniciativa y la creatividad popular, son tiempos de impulsar y generalizar la resistencia popular combativa.
El hecho de que el jefe del Ejecutivo se sentara en Chapultepec para un diálogo, con la parte del pueblo que hoy exige el fin de su política militarista, significa un logro del pueblo en resistencia, de las víctimas y los directamente agraviados que hoy desenmascaran, una vez más, el carácter represivo de este gobierno. Desnudaron al jefe del Ejecutivo exponiéndolo en su verdadera dimensión, en un encuentro en donde las respuestas a las exigencias populares estaban prefabricadas para no dar solución e intentar desactivar esta expresión de resistencia y descontento popular, para vanagloriase con el gobierno norteamericano de que aun el panismo mantiene el control político y económico en el país.
La política militarista está sentando sus reales y lo que priistas y panistas no se atrevieron a realizar, hoy lo instrumentan desde la izquierda institucionalizada con su política de “tolerancia cero”. Al formalizar un estado de sitio en todo el país se tiene ya como resultado, mayor generalización de la corrupción e impunidad; un avasallamiento policiaco militar de la población y un desbrozamiento del camino para facilitar las pretensiones de la ultraderecha de imponer y consolidar un Estado policiaco militar en el país. Con los operativos policiaco-militares implantados por la Conago los cuerpos represivos ven en cada ciudadano un presunto delincuente.
Toda aquella persona de izquierda que olvide que el principal problema del país es la miseria y la desigualdad social y no la delincuencia, que plantee como objetivo prioritario la seguridad pública como condición necesaria para el desarrollo actúa bajo el fetiche legitimador de los intereses oligárquicos y convalida las pretensiones de la ultraderecha. En consecuencia los pasos que va dando son en dirección contraria a la izquierda.
¡Hermanas, hermanos, camaradas!
Aguas Blancas para nosotros significa la respuesta del pueblo contra la represión; una forma de lucha necesaria ante la criminalización del descontento popular; una respuesta de autodefensa de las masas contra los crímenes de Estado; una respuesta organizada a la represión generalizada; una propuesta revolucionaria para ser frente a la represión del Estado y, una acción política de masas como parte de la autodefensa popular, persistencia en la lucha revolucionaria y compromiso que hoy refrendamos.
¡ESTAMOS PRESENTES!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAIS!
¡POR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR! ¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITE CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR
Año 47.
República mexicana, a 28 de junio del 2011.
sábado, 2 de julio de 2011
Comunicado del PDPR-EPR
Etiquetas:
Aguas Blancas,
EPR,
Guerrillas en México
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