ARTURO HUERTA GONZÁLEZ
La actividad económica del país se desacelera nuevamente. En el segundo trimestre mostró un crecimiento en relación a igual período del año anterior de 3.3 por ciento, que contrasta con el crecimiento mostrado en el primer trimestre de 2011 en relación a igual período de 2010, que fue de 4.6 por ciento. La desaceleración de la actividad económica de Estados Unidos está restringiendo el crecimiento de nuestras exportaciones y de ahí el menor crecimiento mostrado en el país. El mes de junio tuvo una caída de 0.21 por ciento en relación al mes de mayo, reflejando que los próximos meses mostrarán una tendencia similar decreciente de la actividad económica. México no puede crecer por arriba de los países desarrollados.
Los países europeos no muestran dinamismo alguno. Alemania que es el motor de crecimiento en Europa, mostró un crecimiento de 0.1 por ciento en el segundo trimestre de este año. Francia trae un crecimiento de 0.0 por ciento. El predominio de las políticas de disciplina fiscal, está llevando a los países desarrollados a restringir su gasto y a incrementar impuestos, lo que disminuye demanda, y con ello la producción y la generación de empleo. Igual política fiscal se instrumenta en el país, por lo que no tendremos política anti–cíclica para contrarrestar la caída de exportaciones, como de las remesas y de la inversión extranjera.
Ante la caída del mercado interno que genera la política de austeridad fiscal, los países tratan de incrementar exportaciones, a través de reducir salarios y prestaciones laborales, para bajar costos y mejorar competitividad. El problema es que ello restringe la demanda interna, que es la demanda externa de sus vecinos, por lo que no tendrán viabilidad de incrementar exportaciones. El déficit de comercio exterior seguirá, así como las presiones sobre las finanzas públicas, ya que la contracción de la actividad económica que está aconteciendo, disminuirá la captación tributaria que recaudan los gobiernos, por lo que menos condiciones de pago tendrán para hacer frente al pago de sus deudas. De ahí que el Banco Central Europeo tiene que estar comprando deuda de los países insolventes para evitar mayor crisis bancaria y financiera en sus economías.
En el caso de nuestro país, el gobierno festeja de que tiene bajos niveles de endeudamiento público en relación al PIB, pero no considera que la deuda interna y externa han aumentado significativamente en los últimos años. Si se tiene condiciones de pago ahora, es por el alza internacional del precio del petróleo, pero éste tiende a reducirse ante la contracción económica mundial que está aconteciendo, lo cual se traducirá en menor entrada de divisas, y menores ingresos al sector público, lo que empeorará las finanzas del sector externo, como del sector público, lo que comprometerá tanta la estabilidad del tipo de cambio, como el pago del servicio de la deuda pública. A pesar que la relación de endeudamiento de nuestro país es menor que la de muchos países europeos, el problema nuestro es que no tenemos condiciones financieras internas para cubrir el pago de la deuda pública. Ésta se ha cubierto con el excedente petrolero, como recurriendo a promover entrada de capitales, y con mayor deuda interna y externa. Al dejar de actuar positivamente las variables externas (precio del petróleo, exportaciones, remesas y entrada de capitales), la economía tendrá que recurrir a las reservas internacionales para cubrir el pago de la deuda externa, y al disminuir las reservas, debilitará la estabilidad del tipo de cambio, lo que dará cause a acciones especulativas contra la moneda nacional. El banco central reaccionará como siempre, aumentando la tasa de interés, lo que encarecerá más el crédito, y acentuará los problemas de cartera vencida, que disminuirá la disponibilidad crediticia, así como la inversión y la actividad económica. Se presentarán en el país los mismos problemas que en los países de la zonaeuro, ya que así como ellos trabajan con una sola moneda y no pueden flexibilizar la política económica (monetaria, cambiaria y fiscal) a favor del crecimiento económico y del ajuste del sector externo, igual le pasa a México al trabajar con una moneda apreciada (peso fuerte, dólar barato) que actúa a favor del sector financiero, ya que disminuye la competitividad, y presiona contra la balanza de comercio exterior, y nos impide bajar la tasa de interés, e incrementar el gasto público para reactivar la economía y el empleo, lo que impide la generación de ingresos y excedentes para cubrir la deuda de las empresas, individuos y del sector público, lo que desembocará en crisis bancaria.
Fuente: La Jornada de Oriente
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