martes, 8 de noviembre de 2011

En memoria de Ramiro


El Taller de Desarrollo Comunitario (Tadeco), cuyo coordinador es Javier Monroy Hernández, amplió el plazo hasta el 10 de diciembre para que organizaciones y luchadores sociales, poetas u fotógrafos puedan reunir, cuando menos, 20 mil pesos para remodelar la tumba de Omar Guerrero Solís, el comandante Ramiro.

Dijo Monroy Hernández: “hay un conjunto de organizaciones y dirigentes que tienen su mirada en los espacios de poder y estas luchas de abajo no les interesan, no se identifican; reivindicar a Ramiro tiene un costo político, pero para quienes tienen sus ojos puestos en el poder y quieren quedar bien con las autoridades, van a tratar de deslindarse”.

El llamado de Monroy tiene sentido común. Quien apoya a la remodelación de la tumba del comandante Ramiro, cuando menos se entiende que tenía simpatía por su movimiento armado, o bien si no están de acuerdo con su lucha pero de manera solidaria podría realizar su aportación.

El gesto de apoyar la causa, es de solidaridad con quien soñaba con una patria diferente, a quien se le respetaban sus ideales y convicciones, y además era un guerrillero reconocido que con fusil en mano deseaba un Guerrero diferente, liberado de la pobreza, opresión y miseria.

Los políticos o luchadores sociales, así como organizaciones ciudadanas, que tanto han cacareado la política de izquierda y la lucha social, hoy tendrán la oportunidad de realizar su aportación para una tumba digna de un guerrerense que entregó su vida por una causa.

El propósito de Tadeco es reivindicar a Ramiro, a dos años de su cobarde asesinato. El 4 de noviembre de 2009 Omar Guerrero Solís fue masacrado en una emboscada, tendida por Cayetano Alvarado Palacios, supuestamente paramilitar vinculado al cacique de Petatlán Rogaciano Alba Álvarez, y éste a la vez muy cercano a Rubén Figueroa Alcocer, ex gobernador de Guerrero.

Puede ser que el grito de Tadeco no se escuche, porque la esfera del poder lo opaque, pero sí el grito de libertad de Ramiro, que aún retumba en lo largo y ancho de la Sierra Madre del Sur; sus ideales son respetables, luchar por una vida digna, por mejorar las condiciones de vida de las comunidades y por el respeto a los derechos humanos. Dijo Javier Monroy: “no es exaltar la lucha armada sino luchar por una vida digna”.

Fuente: La Jornada de Guerrero

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