Morena en el DF
Grupos políticos al acecho
Obstáculos a vencer
Miguel Ángel Velázquez
Más que las dudas sobre la formación de Morena como partido político en el Distrito Federal, que parece inevitable, lo que ha empezado a preocupar en esa asociación es la actividad de los grupos políticos experimentados para, contrario a lo que dicen sus principios, empezar a colarse en el naciente partido político, protegidos por alguno de los personajes que encabezan ese movimiento.
Si así fuera el caso estarían en gestación, también, nuevas tribus que en poco tiempo echarían a la pudrición el intento por poner en el carril de la lucha política la idea de consagrar todo el esfuerzo, toda la capacidad de trabajo al ideal principal de lograr un cambio necesario en el país.
¿Difícil de entender? Sí. La cultura política dominante supone que nadie puede hacer por sí mismo nada, y que se requiere de alguien que marque rumbos y dicte destinos, pero en Morena las cosas deberían ser de otra manera, es decir, en esa organización, hasta donde sabemos, se requiere de las ideas de todos y de sus consensos. La imposición estaría descartada, pero no la idea, no la propuesta, no la iniciativa que logre el acuerdo de las mayorías.
Decimos todo esto porque el domingo pasado, en el distrito 18 de Iztapalapa fue necesario cancelar el congreso que debería llevar a la elección de los nuevos dirigentes distritales con el fin de llegar a la decisión de hacer de Morena un nuevo partido político, o bien dejarlo como movimiento ciudadano.
En aquel lugar fue imposible efectuar la reunión porque algunos grupos, a los que se identificó como militantes del movimiento progresista que encabeza Marcelo Ebrard, y algunos otros que tienen sus intereses en otras tribus perredistas, se enredaron en insultos, convirtieron el congreso en un desorden total y el acto fue cancelado, lo que obligó a reponerlo hasta la primera semana de noviembre.
Muchos de los asistentes que fueron testigos de la imposibilidad de efectuar la reunión aseguran que el desorden tiene nombre y apellido, y culpan a Eduardo Cervantes por permitir que al congreso llegaran grupos organizados, con la intención de imponer dirigentes afines a Cervantes, que, según explican, apoyarían al mismo personaje para que se convierta en el presidente de Morena en el DF.
La especie resulta cuando menos inquietante porque Cervantes es considerado uno de los puntales de la nueva organización, y se supone que él es, además, militante a prueba de cualquiera de la tentaciones que produce la ambición del poder, pero hay quienes señalan que en la idea del "cambio generacional" que se propone en Morena, Cervantes estaría lejos de conseguir la presidencia del organismo, y por ello trata de conseguir apoyos con base en militantes de otras organizaciones.
Es verdad que una de las debilidades, pero también de la fuerza que podría lograr Morena, radica en la estructura de libertades que promete. Romper con los vicios de organización que pesan, por ejemplo, en el PRD, es uno de los puntos más importantes en la agenda de Morena, por lo que no debería permitirse que alguien, quien sea, trate de apoderarse de las posiciones de mando dentro del organismo, sin el visto bueno de su militancia.
Pero no es todo, se supone que en Gustavo A. Madero, donde habrán de realizarse congresos distritales en breve, existe la posibilidad de que el boicot, por decirlo de algún modo, también logre que esas reuniones, decisivas, deban posponerse o anularse por el accionar de grupos parecidos a los que actuaron en Iztapalapa.
Era de esperarse que frente a la posibilidad de perder clientela, o bien de que esos a quienes se considera clientes se liberen, las corrientes de interés dentro de PRD trabajarán para impedir la formación de ese nuevo partido político, pero no es el camino del boicot el que debería ser el arma que se use, sino el convencimiento del quehacer político el que gravitara en el ánimo de la gente, pero eso es, vistas las cosas, mera utopía.
De pasadita
El Gobierno del DF tiene perfectamente identificados los lugares donde el narcotráfico actúa. Por eso es necesario vigilar muy de cerca los sitios donde el conflicto nace. Tepito es una de esas matrices. El domingo pasado, cerca de una veintena de personas resultaron heridas de bala y dos muertas, mientras se festejaba el 55 aniversario del mercado de Granaditas. La PGJDF ya dijo que se trató de una riña entre mercaderes de droga, es decir, ya sabían lo peligroso que sería no vigilar el festejo. ¿Por qué no se prestó atención al asunto? Tache para las policías defeñas.
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Fuente: La Jornada
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