Guillermo Almeyra
La lucha contra la imposición de un gobierno nacido del
fraude asume ya otro carácter, al haber sido prácticamente abandonada por López
Obrador y Morena que, en el contexto de la crisis y del sistema fraudulento y
represivo, concentran todos sus esfuerzos en dar vida a un PRD bis. Morena, al
aceptar el sistema capitalista y el régimen político corrupto mexicano como su
campo natural de acción, está condenado de antemano al fracaso, pues no se
puede reformar lo irreformable y reconstruir un Estado real a partir de un
semiEstado; o sea: de los escombros del Estado que se disputan la oligarquía
con el capital financiero internacional y esa parte dinámica del mismo que es
el narcocapital.
Los movimientos sociales, por los derechos de los
trabajadores y los derechos políticos de todos los mexicanos, como la
resistencia de los sindicatos clasistas y combativos contra los despidos de
electricistas y contra las modificaciones reaccionarias a la Ley Federal del
Trabajo, se encuentran hoy ante la necesidad de readecuar sus luchas y sus
objetivos, al igual que los que, como #YoSoy132, se insurreccionaron contra el
fraude y la ilegalidad prepotente. La continuidad pasa ahora por la superación
(por el mantenimiento de lo esencial y el cambio de metas y métodos) de una
acción política de masas. Ella debe afinar su puntería y elevar su nivel
político explícito a partir de los niveles más altos alcanzados hasta este
momento y debe unir a todos los que resisten y, particularmente, a quienes
luchan por transformar en una contraofensiva social la lucha defensiva o la
protesta actual.
La crisis de Estados Unidos –económica, política, moral– se
profundizará y, por consiguiente, México vivirá intensamente los reflejos de la
misma debido a su total dependencia de un país imperialista en declinación, al
cual vende nueve décimos de su producción y del cual importa la mayor parte de
sus alimentos y bienes indispensables.
Eso pondrá en primer plano de la vida nacional a los que
sean capaces de tener audacia y de innovar, y castigará a los supuestos
realistas que asumen la actitud utópica de intentar resucitar el México
nacionalista-distribucionista de Echeverría-López Portillo, bajo un gobierno de
gánsters, para colmo dependiente del capital financiero internacional,
delincuentes que esperan salir de Los Pinos para pasar, como Salinas o Zedillo,
directamente a los consejos de administración de las grandes trasnacionales que
explotan a México.
#YoSoy132, que se declaró movimiento político no partidista
(incluso antipartidista, en repudio a la miseria del sistema de partidos
mexicanos), ha expresado muy bien y en forma muy valiente la preocupación, la
conciencia, la creatividad y el hartazgo de un vasto sector de los
universitarios y de las clases media y media alta. Pero su meta –impedir la
llegada fraudulenta de Peña Nieto al poder– no fue alcanzada y sus
movilizaciones no bastaron para arrastrar a Morena a que rompiera con los
frenos y limitaciones de sus dirigentes, los cuales privilegiaron el terreno de
la disputa electoral en vez de buscar en las plazas y en las calles la
modificación de la relación de fuerzas entre las clases. La lucha sindical, al
mismo tiempo, por sí sola tampoco pudo imponer sus objetivos sindicales y
legales.
Por otra parte, los trabajadores echados de empleo no pueden
parar sus respectivas industrias aunque pesen como ciudadanos airados y
movilizados. Y los estudiantes, por definición, tienen como perspectiva pasar
unos pocos años en las casas de estudio y, en su calidad efímera de alumnos que
tarde o temprano se recibirán, sólo pueden dar continuidad a lo logrado con su
maduración y sus movilizaciones dándoles nuevos objetivos y centros de lucha a
quienes vendrán detrás.
Eso plantea mantener el repudio a un gobierno ilegítimo del
PRI, sucesor de un gobierno ilegítimo del PAN, así como renovar los objetivos
políticos generales pasando a la lucha contra la injusticia, las desigualdades,
la represión, los asesinatos de Estado, la política antisindical al servicio de
las grandes empresas… Simultáneamente, requiere explicar todos los días a los
trabajadores y al pueblo en general, particularmente a los simpatizantes de
Morena, qué pasa en el mundo y en el país, y qué se puede hacer para reducir la
hegemonía cultural capitalista y el peso de la dominación política sobre sus
víctimas y politizarlas, enriquecerlas culturalmente, organizarlas,
independizarlas de sus opresores y de los órganos de éstos (como los partidos
que aceptan el régimen).
De una campaña de autorganización utilizando las redes
sociales, se debería pasar a una discusión democrática y pluralista, en ellas y
en medios de masas (volantes, periódicos, radios comunitarias) del programa de
transformación anticapitalista que necesita el país. O sea, no sólo oponerse a
las políticas del gobierno del gran capital, sino también adoptar una actitud
positiva y propositiva dando los argumentos básicos con los cuales es posible
resolver el problema del campo y, por consiguiente, es posible reducir la
emigración, mantener el consumo y mejorar la alimentación; es necesario
preservar los bienes comunes como propiedad de la nación impidiendo su
privatización y utilizándolos para resolver las necesidades sociales, no para
obtener lucro para unos pocos.
Educar y organizar independientemente a las mayorías contra
las minorías explotadoras y su prepotencia y violencia, es la tarea principal
que deben enfrentar tanto la Organización Política del Pueblo y los
Trabajadores, resultante de la unidad entre el Sindicato Mexicano de
Electricistas y otros gremios y organizaciones de la izquierda de México, como
las organizaciones estudiantiles integrantes de #YoSoy132.
Es urgente e indispensable dar vida a una gran movilización
política, pluralista y no partidaria para difundir y dar forma concreta a una
alternativa programática anticapitalista.
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