Por: Arturo Huerta González
2013-05-21 04:00:00
La semana pasada el Inegi informó que la actividad económica del país creció en el primer trimestre de 2013 en 0.8 por ciento en relación a igual período del año pasado, y ello llevó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a modificar sus pronósticos de crecimiento para el presente año de 3.5 por ciento a 3.1 por ciento. En el comunicado de prensa de la SHCP se reconoce que el Indicador Global de la Actividad Económica del mes de marzo, registró una disminución anual de 1.8 por ciento, y que la producción industrial de marzo muestra una caída de 4.9 por ciento anual. Todo ello lo adjudican a la desaceleración de la demanda externa que viene dándose desde mediados de 2012. Las exportaciones no petroleras muestran un crecimiento en el primer trimestre de 2013 de sólo 0.1 por ciento en relación a igual período de 2012. Adelanta la SHCP que la desaceleración de la economía, impactará en menor recaudación tributaria, lo que presionará sobre las finanzas públicas, lo que obligará al gobierno a recortar el gasto para mantener la disciplina fiscal. Si el gobierno nos dice que gastará menos, ello apunta a que no habrá política fiscal contra–cíclica para contrarrestar el bajo crecimiento de las exportaciones que está frenando la economía del país, por lo que es difícil que la economía del país vaya a crecer a 3.1 por ciento como ellos dicen. El gobierno en acto de fe, afirma que las condiciones económicas serán diferentes en el segundo semestre del año, pero no hay nada que convalide dicha afirmación, pues la economía mundial continúa desacelerándose, y con ello seguirá la caída de las exportaciones y más por la fuerte apreciación de la moneda nacional, dada la gran entrada de capitales financieros que han incrementado las reservas internacionales, y han abaratado el dólar, mermando ello más la competitividad de la producción nacional. La economía ha dejado de tener motor externo de crecimiento, y no ha tenido motor interno, dado el predominio de las políticas macroeconómicas de estabilidad (disciplina fiscal, alta tasa de interés, apreciación cambiaria), que sacrifican el crecimiento del mercado interno. De ahí la insistencia del gobierno a que se aprueben sus reformas estructurales de privatización y extranjerización para atraer inversión extranjera directa para que impulse el crecimiento. El problema de ello, es que dicha inversión solo representa cambio patrimonial y no incremento de la capacidad productiva, ni de la economía, pues ellos invierten donde el gobierno deja de hacerlo.
Si compramos el comportamiento de primer trimestre de 2013, en relación al cuarto trimestre de 2012, se evidencia más claramente la desaceleración de la economía. El Producto Interno Bruto (PIB) muestra en el primer trimestre una caída de 5.8 por ciento en relación al último trimestre de 2012. La industria manufacturera una caída de 5.1 por ciento, electricidad de –4.1 por ciento y el comercio de –6.2 por ciento, por lo que de mantenerse dicha tendencia entraríamos a una recesión este mismo año, la cual se conforma cuando la actividad económica tiene un comportamiento negativo durante dos trimestres consecutivos.
Este comportamiento de la economía real, contrasta con el comportamiento de la Bolsa Mexicana de Valores (BMW), la cual mostró en el primer trimestre del año un incremento de ganancias de 22 por ciento en relación a igual período de 2012. El periódico La Jornada informó el 20 de mayo, que según estadísticas de las casas de bolsa, 205 mil 884 cuentas individuales a fines de marzo (que representan 0.17 por ciento de la población), sus inversiones financieras eran equivalentes a 47 por ciento del PIB, lo que evidencia como este sector es el beneficiado de las políticas macroeconómicas de estabilidad predominantes que tanto defienden los gobiernos y los partidos políticos del pacto.
El sector financiero no genera riqueza, ésta se gesta y produce en la esfera productiva, por lo que al evidenciarse que la economía está desacelerándose, y por lo tanto cayendo las ganancias en dicho sector, ayer la BMV cayó en 1.74 por ciento, ya que no hay economía real que sustente y convalide las ganancias que dicho sector ofrece. Lo financiero no pude crecer por sí solo. Se despega su crecimiento cuando los capitales fluyen a dicho sector, lo cual acontece cuando el sector productivo no ofrece opciones rentables de inversión. Pero cuando los inversionistas no ven perspectivas de que se sigan manteniendo las ganancias en el mercado de acciones, se retiran de éste, provocando su caída, tal como aconteció el 20 de mayo, y ante el escenario de recesión económica, seguirá la vulnerabilidad del mercado de capitales, que ahuyentará la entrada de capitales, y provocará su salida, con las consecuentes presiones sobre el tipo de cambio. Aquellos que han venido aprobando la gestión del nuevo gobierno, terminarán por cambiar su posición.
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