Laura Itzel Castillo
28 de Ago de 2013
El proyecto de reforma energética del gobierno federal, promovido mediante una campaña de falsedades, con el uso y abuso de la figura histórica del general Lázaro Cárdenas, ha resultado ser una provocación para el pueblo de México.
México lleva 30 años de ser el laboratorio de las políticas económicas y sociales propuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con el objeto de reducir la intervención del Estado no sólo en el ámbito económico, sino en el social.
Por eso sus “recomendaciones” de la privatización de pensiones, servicios de salud, telefonía, bancos, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, así como el regreso a la época colonial con la extracción minera.
Lo mismo quieren hacer con el petróleo. En México ahora la pujante industria minera explota 50 millones de hectáreas del país, es decir, una cuarta parte de la República.
Devastan pueblos enteros, contaminan el suelo y el subsuelo, reprimen y encarcelan a quienes intentan oponerse y solamente pagan derechos por hectárea concesionada, ni un solo centavo por la extracción mineral.
Por eso, para el caso del petróleo y la electricidad, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ha propuesto una consulta ciudadana con carácter vinculatorio, conforme lo señala el artículo 35 de la Constitución.
Ahí se dice que 2% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral tienen derecho a convocar (un millón 700 mil firmas) a una votación a nivel nacional.
Seguramente habría como resultado un no rotundo a la propuesta privatizadora.
El día de ayer se dio a conocer una carta del presidente del Comité Nacional de Morena, Martí Batres, donde invita a Cuauhtémoc Cárdenas a participar junto a Andrés Manuel López Obrador, en el mitin convocado para el próximo 8 de septiembre a las 10 de la mañana en el Zócalo capitalino.
Es hora de unir fuerzas para manifestarse en contra de la reforma energética del gobierno federal, que pretende modificar los artículos 27 y 28 constitucionales para entregar la cadena productiva del petróleo y la electricidad a los privados y acabar de exterminar lo que queda de soberanía.
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