Las organizaciones civiles rompieron la piñata como manifestación en contra del maíz transgénico. Foto Francisco Olvera
México, DF. Una enorme piñata que representa a la trasnacional Monsanto fue rota en el Zócalo, frente al Palacio Nacional, y de sus entrañas llovió papelería con información sobre la diversidad biológica y alimentaria del país y dulces de semillas de amaranto, planta que al parecer ha logrado mutar por sí misma y, según dijo la actriz y activista Jesusa Rodríguez, ahora tienen la cualidad de destruir los sembradíos transgénicos.
La acción “para romperle la piñata a Monsanto” celebró la medida precautoria concedida el 17 de septiembre pasado por un juez federal y que impide liberar maíces transgénicos en el campo mexicano (lo cual podría acabar con la rica diversidad de especies nativas), en tanto se resuelve el juicio de acción colectiva impulsado por varias organizaciones civiles, ambientalistas, campesinas, culturales, alimentarias y científicas.
México es uno de los pocos países que le ha ganado una batalla a Monsanto, dijeron varios de los muchos oradores, como la activista Adelita San Vicente, una de las cabezas de ese movimiento y presidenta de la Fundación Semillas de Vida. La noticia ha circulado aquí y en el extranjero con alegría, comentó.
El mitin, que también se realizó para cumplir con la obligación legal de informar a la colectividad sobre los avances de dicha demanda, como informó el abogado René Sánchez Galindo, comenzó bajo un sol inclemente antes de las 12 horas, con una ceremonia prehispánica de saludo a los puntos del Universo, y terminó alrededor de las 2 y media de la tarde, con los palazos de niños y adultos al tradicional objeto con picos de estrella y papel china.
Sánchez Galindo comentó a los presentes que la demanda es una acción colectiva en contra de las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), además de las empresas Monsanto, Pioneer, Syngenta y Dow Agrosciences).
Se distribuyó a los presentes una copia del informe del proceso jurídico de la demanda colectiva para defender la diversidad del maíz nativo, en el que se plantea:
“En México, desde hace más de una década, se libra una disputa por el maíz. Por una parte, las poblaciones campesinas e indígenas que resumen en esta planta su origen, vida y sobrevivencia, reivindican su derecho legítimo a reproducirla libremente; a su lado, ciudadanos variopintos saben los riesgos de transgenizar su alimento básico, así como del compromiso de conservarlo para las generaciones futuras. Frente a ellos se encuentra la avidez de la industria biotecnológica, que intenta transformar a nuestra planta en una mercancía estratégica que les garantice ganancias en los mercados agroindustriales globales.”
Los oradores coincidieron en que la medida precautoria obtenida es un triunfo muy importante, pero que debe seguir y ampliase la lucha legal y social porque las trasnacionales como Monsanto cuentan con el apoyo del gobierno federal, a través de instituciones como la Sagarpa y la Semarnat.
“Sin maíz no hay país”, fue la frase más repetida durante la manifestación, aunque varios agregaron las críticas a la reforma energética que impulsa el gobierno federal y sectores empresariales mexicanos y trasnacionales para que se compartan las utilidades petroleras. Por lo que la consigna se amplió: “Sin petróleo y sin maíz, no hay país”.
Durante el rompimiento de la piñata, Jesusa Rodríguez, quien recordó que este domingo a las 10 de la mañana se realizará una concentración masiva en el Zócalo en contra de la reforma energética, encabezada por el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, coreaba:
“El transgénico tiene caca, tiene caca, tiene caca de a montón, y Monsanto tiene cola, tiene cola, para darle un pisotón”. Y al final llamó a rociar con semillas de amaranto los campos transgénicos de Monsanto, pues se trata de una “manera amable” de luchar.
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