miércoles, 26 de febrero de 2014

Negligencia médica en el IMSS



En concreto
Laura Itzel Castillo
26 de Feb de 2014

El domingo 2 de febrero ingresó al área de urgencias de la Clínica Familiar 1 del IMSS, la joven estudiante de 22 años de edad, Cristina, quien presentaba cólico y sangrado vaginal. El médico que la recibió le extendió un pase para internarse en el Hospital de Especialidades de Gineco-Obstetricia, UMAE 4, donde le diagnosticaron inicialmente “probable aborto incompleto” por lo que dijeron, le practicarían un legrado. Después de 8 horas de espera, finalmente se dio la intervención; al volver en sí, Cristina solicitó su alta voluntaria y que dieran aviso a Sonia, su señora madre. Fue entonces cuando el personal médico le negó la salida, de inmediato le pusieron una mascarilla en boca y nariz, la envolvieron con una sábana y la pasaron de nuevo al quirófano. Cuando logró despertar, el doctor le mostró una fotografía tomada desde un celular, “mira lo que te quitamos”, le dijo. Le habían sacado el útero. El martes 4 de febrero pasó una enfermera, quien le pidió se levantara para tender la cama 303. Cristina se desvaneció, “siéntate en la silla porque si te caes, yo no te voy a levantar”. Al tiempo que la visión se le nublaba, llegó la paciente de la cama contigua, quien le ayudó a sentarse. Minutos después se presentó la doctora Sánchez para revisarla, le preguntó por su expediente, cuestión que obviamente la estudiante desconocía. “Entonces a ti no te valoro” dijo, y se retiró sin auscultarla. Cuando permitieron que Sonia entrara, constató que su hija no tenía la mínima atención humana, no le habían proporcionado ningún medicamento, ni siquiera antibióticos. Cristina presentaba un fuerte dolor abdominal, debilidad extrema y alta temperatura. Fue cuando decidieron trasladarla. Al llegar a la Clínica Londres, el especialista certificó su delicado estado de salud, producto de una fuerte infección. De nueva cuenta fue intervenida mediante una cirugía exploratoria para limpiar sangre y residuos del cérvix, cubriendo las facturas con un préstamo de más de $75 mil pesos, que ahora no puede pagar. El servicio médico es un derecho humano, la negligencia debe castigarse, el IMSS no debe privatizarse, su obligación es atender debidamente a los derechohabientes, Cristina debe tener protección del Estado. De no haber sido por Sonia, ella hubiera fallecido. Las comisiones de Salud y de Equidad y Género de la Cámara de Diputados tienen la palabra.

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