Por Blanca Juárez
México, DF. El periodista
independiente, activista, músico y actor Ken Lueders Monsiváis, de 31 años de
edad, falleció este miércoles, sin que aún se precisen las causas de su deceso.
Lueders Monsiváis, junto con su
hermano Dierk, fue uno de las 208 víctimas de tortura y detención arbitraria en
el operativo policial de 2006 en San Salvador Atenco. Ambos se encontraban en
aquella localidad del estado de México realizando un reportaje para la revista
Sic Literatura y otros Errores sobre la represión policiaca ocurrida un día
antes, el 3 de mayo de aquel año.
Tras el desalojo de vendedores de
flores, que formaban parte del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT)
–agrupación que logró frenar un proyecto gubernamental para construir un
aeropuerto en sus terrenos agrícolas--, el entonces gobernador de la entidad,
Enrique Peña Nieto, ordenó la incursión cientos de elementos policiacos para
tomar el poblado. El 4 de mayo se unieron 3 mil elementos de la Agencia de
Seguridad Estatal y de la Policía Federal Preventiva.
Mientras los hermanos Lueder
realizaban una entrevista a uno de los pobladores en el domicilio de éste,
policías del estado de México entraron sin orden de aprehensión. A golpes y
amenazas de muerte los sacaron. Diez días después lograron salir del penal de
Santiaguito, absueltos de todos los delitos que se les imputaban
Apenas en octubre de este año que
hoy termina, Ken denunció que había sido hostigado para declarar como testigo
en los juicios que aún se llevan en contra de los responsables de los crímenes
ocurridos en Atenco. Con órdenes de presentación policías acudieron a su
domicilio para llevarlo a testificar, pero con la advertencia de que si decía algo
que perjudicara a sus compañeros “se lo iban a chingar”.
Ken se negó a declarar como
testigo, pues cuando lo sacaron de la casa donde se encontraba y en el traslado
al penal le taparon el rostro y no pudo ver a los policías. Eso podría
perjudicar a las víctimas más que ayudarlas, sostenía, pues podría caer en
contradicciones, “y es lo que buscan”. Sin embargo, continuaba su activismo
para combatir la “represión del Estado” y en favor del respeto a los derechos
humanos.
Fuente: La Jornada
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