domingo, 4 de diciembre de 2016

Palabras de la Comandancia General del EZLN en la apertura del Quinto Congreso Nacional Indígena

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL
MÉXICO

11 de octubre del 2016.

Compañeros y compañeras del Congreso Nacional Indígena,

Pueblo hermano Wirrarikarri,

Pueblo hermano Nahua,

Pueblo hermano Purépecha,

Pueblo hermano Raramuri,

Pueblo hermano Cora,

Pueblo hermano Mayo Yoreme,

Pueblo hermano Tribu Yaqui,

Pueblo hermano Popoluca,

Pueblo hermano Mixteco,

Pueblo hermano Ñahñú, Ñatho,

Pueblo hermano Coca,

Pueblo hermano Totonaco,

Pueblo hermano Mazahua,

Pueblo hermano Maya,

Pueblo hermano Zoque,

Pueblo hermano Tzotzil,

Pueblo hermano Tzeltal,

Pueblo hermano Chol,

Pueblo hermano Tojolabal,

Pueblo hermano Mame,

Pueblo hermano Binni Zaá

Pueblo hermano Chontal.

Pueblo hermano Chinanteco,

Pueblo hermano Kumiai,

Pueblo hermano Cuicateco,

Pueblo hermano Matlazinca,

Pueblo hermano Mazateco,

Pueblo hermano Mee-paa,

Pueblo hermano Mixe,

Pueblo hermano Nasaquue/Nasa,

Pueblo hermano Amuzgo,

Pueblo hermano Triqui,

Pueblos, naciones, tribus y barrios de pueblos originarios que tenemos como casa el Congreso Nacional Indígena:

Compañeros y compañeras de la Sexta Nacional e Internacional:

Compañeras y compañeros de la delegación zapatista al Quinto Congreso del CNI:

Reciban todas, todos, todoas, el saludo sincero de los hombres, mujeres, niños y ancianos que tenemos como nombre común el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Y con el saludo reciban nuestro respeto, nuestra admiración, nuestro cariño sincero y sin dobleces.

Queremos primero agradecer a nuestras compañeras y compañeros del CIDECI-UNITIERRA el que al igual que otras veces, en estos días nos brindan cobijo, alimento y espacio para nuestro oído y nuestra palabra.

Compañeras, compañeros, compañeroas:

Hermanos y hermanas:

En estos días cumple 20 años una luz que nació en sus manos de los pueblos originarios de esta tierra llamada México. Esa luz que se llamó y se llama Congreso Nacional Indígena.

En ese nacimiento tuvimos el honor de estar presentes, a través de nuestra inolvidable compañera comandanta Ramona, en donde juntos, pueblos, naciones, tribus y barrios de pueblos originarios, encendimos esa luz.

Luz de organización, de lucha y trabajo y de un largo caminar de pelea con resistencia y rebeldía.

Ya que a lo largo de 20 años de lucha contra del mal sistema capitalista y sus gobernantes, sólo hemos recibido desprecio, represión, despojo y explotación, cárceles, asesinatos, y desapariciones, engaños y manipulaciones.

Y en este aniversario que celebramos con la palabra hermana y compañera, como zapatistas que somos, queremos traer a la memoria a quienes nos hacen falta:

Nuestra finada Comandanta Ramona, el Tata Grande Juan Chávez, el Mayor Insurgente honorario Félix Serdán, el compañero Ramiro Taboada, el hermano Efrén Capíz, y los nombres que toman las ausencias que hoy y siempre nos duelen: las mujeres indígenas, la juventud indígena, los adultos y ancianos originarios, nuestros más grandes sabedores y sabedoras, los migrantes indígenas, todos, todas las desaparecidas, asesinadas, maltratadas, humilladas, prostituidas, olvidadas, materia del escarnio, la burla y el desprecio.

Y junto a ellas y ellos, traigamos también a la memoria la injusticia y la impunidad que, como política de Estado, toman nombre y rostro en los 47 ausentes de Ayotzinapa.

Que se sienten con nosotros, nosotras, todos esos dolores, todas esas rabias que ahora nos convocan y que nos provocan el pensamiento de algo hacer por quienes no están y por quienes van a estar.

Que hablen en nuestros labios, que escuchen en nuestros corazones.

Que en nuestro ser colectivo vivan.

Que en nuestro pensamiento y nuestra acción se sepan acompañados, que lo sientan que no están solos.

Compañeras, compañeros, hermanos, hermanas:

Dijimos hace 20 años.
Nada nuevo vendrá y nacerá en este sistema capitalista para un bien de nosotr@s los pueblos originarios de México y del mundo.

Esos capitalistas nunca buscarán ni pensarán un camino de cambio para una vida mejor para nosotros los pueblos, naciones, tribus y barrios originarios.

Con el sistema capitalista en que vivimos no vendrá nada bueno para nosotros los pueblos pobres del campo y la ciudad.

Dentro de ellos no nacerá lo que necesitamos, lo que queremos nosotros los pueblos originarios de México y del mundo.

Nada esperamos en ellos, más que sólo injusticias, explotación y tantas maldades en contra de nosotros los pobres del mundo.

No habrá nada para nosotros de lo que queremos y lo que necesitamos, en los partidos que ya hay, ni en los dizque nuevos que vendrán, porque son los mismos que se brincan de un partido a otro

Muchas cosas lo vimos y lo pensamos, hace 20 años.

Porque ya la hemos vivido con muertes y desesperación más de 500 años.

Con esto nos demuestra o nos dice, que ya no tenemos nada que esperar en este mal sistema y con sus malos gobernantes, nuestra historia nos dice y nos demuestra en la vida que vivieron nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.

Por eso hace 20 años dijimos que tenemos que construir nuestro propio camino, nuestro propio destino, donde haya libertad, justicia y democracia.

Porque ya no hay ni un tantito nada de que confiar en este sistema capitalista en que vivimos.

En el diálogo nos conocimos, el diálogo que exigió al pueblo de México que dialogáramos con el mal sistema hecho gobierno, que no cumplió su palabra.

Es el mal sistema que nos mostró que desconfiáramos en sus palabras, que ya la vimos más de 500 años, que no cumplen.

Pero nuestro diálogo entre nosotros los barrios, tribus, naciones y pueblos originarios, sí nos sirvió, por eso estamos ahora como Congreso Nacional Indígena.

Hablar entre nosotros los pueblos originarios fue y es muy necesario hoy más que nunca, porque está extendido ahora la destrucción que hacen los capitalistas en contra de la madre tierra y eso significa que seremos destruidos también, porque en ella vivimos.

Dialogar entre nosotras, nosotros, nos hace un bien, nos ayuda de entender, nos ayuda a orientarnos en muchas cosas en la mente de nuestra vida, pero sólo trabajándola da fruto, si no se trabaja no da el fruto, el trabajar es con los pueblos, el fruto es los pueblos que se trabaja organizándose, y luchar, esforzándose, sacrificándose, una y cuantas veces se necesitan.

Si no hacemos ese trabajo, ¿quién lo va a hacer?

Nadie vendrá, bien lo sabemos.

Así lo decimos. Muchas cosas lo sabemos y lo decimos, decimos, por ejemplo. “pelearnos entre nosotros no nos sirve”. Otro, “Divididos no tenemos fuerza”.

Como que ya es su hora de que no sólo quedamos en saber y en decirlos, como que ya es su tiempo de ver lo que está en nuestra vida real: injusticia, miseria, desigualdad.

Quiere que nos organicemos para lograr lo que nos da de entender lo que decimos, o poner en la práctica los pasos para ir corrigiendo y mejorando donde vemos que nos equivocamos.

Compañeros, compañeras del congreso Nacional Indígena, en estos días hace 20 años que levantamos nuestra cabeza con nuestro cuerpo y alma y dijimos a organizarnos y a trabajar luchando.

Hoy creemos que es precisamente estamos aquí por eso, para vernos, escucharnos, que es lo que hemos hecho, cómo la hemos hecho. Qué nos falta por hacer y cómo la vamos a hacer.

En dónde fallamos y cómo lo vamos a corregir y mejorar.

Hoy más que nunca nos necesitamos de estar unidos, campo y la ciudad.

Nuestra trinchera de lucha, trabajo y organización, es donde vivimos en cada pueblo y luego en cada nación, en cada tribu, en cada barrio, como pueblos originarios.

Compañeras, compañeros, compañeroas de la sexta nacional e internacional, pensamos que es lo mismo, nuestra trinchera de lucha, trabajo y organización es donde viven, en cada barrio, en cada escuela, fábrica, en cada hospital y así en cada ciudad, municipio y estado y así.

Esto sólo se logra trabajando y organizándose, ahí donde va nacer el cómo, el qué hacer según la situación en que vivimos

Compañeros y compañeras del Congreso Nacional Indígena, hoy más que nunca necesitamos que continuemos la lucha de como la hicieron nuestros antepasados, Resistencia y Rebeldía, pero ahora por un cambio de verdad que necesitamos los pobres del campo y la ciudad.

Necesitamos construir nosotras y nosotros mismos el mundo que queremos.

Compañeras y compañeros de la sexta de México y del mundo.

Nosotras y nosotros que somos explotados necesitamos estar juntos campo y la ciudad y construir el mundo que queremos.

Pensamos que en eso debemos estar dedicado nuestros esfuerzos, nuestros sacrificios en trabajar y en organizarse, para saber qué hacer en el momento necesario.

HOY NO NOS QUEDA DE OTRA, más que fajarnos en organizarnos nosotros mismos los pueblos originarios del campo y de la ciudad

En especial nosotros los barrios, tribus, naciones y pueblos originarios, ya no tenemos dónde refugiarnos. Somos atacados en el campo y en la ciudad, nadie tendrá dónde refugiarse.

Hoy necesitamos levantar nuestras miradas, entre nosotros mismos los explotados y a organizarnos, trabajar y luchar por estar organizados juntos ciudad y campo

Porque la verdad somos los testigos los pueblos originarios del campo y los de la ciudad, que en el sistema capitalista, no hay nada algo bueno ni en chiquito para una vida mejor para los pueblos originarios y los de la ciudad.

Hoy de verdad nos quieren destruir acabándonos en su esclavitud el capitalismo y al mismo tiempo, acabar de destruir nuestra madre tierra y su naturaleza.

Hoy necesitamos estudiar escuchando, mirando, aprendiendo compartiendo y practicando, dónde y cómo es el mal y dónde y cómo es el bien, esto debe nacer en nosotras y nosotros.

Cómo salirnos del mal y cómo entrarnos en hacer el bien

Estudiar nuestras historias pasadas, para no repetir el mal, sino para corregir y mejorar.

Por muy poderosos que sean los explotadores, pueblo organizado nadie podrá ganar.

Así que compañeras y compañeros del Congreso Nacional Indígena, compañeros, compañeras y compañeroas de la sexta de México y del mundo, hermanos y hermanas de México y del mundo abajo y a la izquierda, a organizarse y a luchar para que haya un mundo mejor, con inteligencia y sabiduría vamos trabajando y construyendo.

Pueblos originarios del mundo, científicos del mundo y artistas del mundo, si nos organizamos podemos salvar al mundo y construir otro mundo más mejor, para eso debemos ser mejores luchadores y luchadoras.

Mientras nos buscamos y hablamos compañeras y compañeros del Congreso Nacional Indígena, nos toca mostrar el ejemplo a nuestras familias de México y del mundo, que no hay nadie quien va luchar para liberarnos, más que nosotros, nosotras mismas. Nos toca mostrar el camino.

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Compañeras, compañeros, compañeroas, hermanos, hermanas:

Que escuche quien quiera escuchar.

Que entienda quien quiera entender.

Porque ahora es la hora de que estos suelos vuelvan a ser sembrados con el paso de los pueblos originarios.

Ahora es la hora de que estos cielos vuelvan a asombrarse con todos los colores que somos del color de la tierra.

Ahora es la hora de que el corazón colectivo que somos, más grande se haga todavía. Que sea casa, consuelo y ánimo de lucha para quien se piensa solo y sin salida.

Ahora es la hora de nuestros pueblos, de nuestras naciones, de nuestras tribus, de nuestros barrios.

Ahora es la hora de recordarle al Mandón, a sus capataces y mayorales, quiénes parieron esta Nación, quiénes hacen andar las máquinas, quiénes crean los alimentos de la tierra, quiénes erigen las construcciones, quiénes abren los caminos, quiénes reivindican las ciencias y las artes, quiénes imaginan y luchan un mundo tan grande donde siempre haya un lugar donde encontrar el alimento, el cobijo y la esperanza.

Escúchenlo bien, entiéndanlo bien:

Ahora es la hora del Congreso Nacional Indígena.

Que a su paso retiemble en su centro la tierra.

Que en su sueño se derrote el cinismo y la apatía.

Que en su palabra se levante la de quien no tiene voz.

Que en su mirada se ilumine la oscuridad.

Que en su oído encuentre casa el dolor de quien se piensa solo.

Que en su corazón encuentre consuelo y esperanza la desesperación.

Que con su desafío se asombre de nuevo el mundo.

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Gracias Congreso Nacional Indígena.

Gracias por su ejemplo.

Gracias por no venderse.

Gracias por no rendirse.

Gracias por no claudicar.

Gracias por su paso hermano, por su oído atento, por su palabra generosa.

Y lo decimos claro que nuestra lucha es por la vida.

Por eso vivimos, por eso morimos, y por eso decimos:

¡QUE VIVAN SIEMPRE LOS BARRIOS, TRIBUS, NACIONES Y PUEBLOS ORIGINARIOS DE MÉXICO Y EL MUNDO!

¡QUE SE ILUMINE DE NUEVO EL COLOR QUE SOMOS DE LA TIERRA!

¡QUE OTRA VEZ SE LEVANTEN LA MIRADA Y EL PASO DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA Y DE QUIENES EN ÉL Y CON ÉL SOMOS!

Gracias por su oído, su palabra, su corazón.

Desde el CIDECI-UNITIERRA, Chiapas, México.
A nombre de los ancianos, niños, mujeres y hombres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Subcomandante Insurgente Moisés.

A 11 días del mes de octubre del año 2016.

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