■ Dispensa de trámites y oídos sordos a inquietudes, la tónica
■ La protección al recinto alterno del Senado fue encabezada por el titular de la SSP
■ PAN, PRI, PVEM y casi todo el PRD imponen sus votos
La Jornada',650,600); return false;"> El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, controla personalmente la puerta de la Torre del Caballito
En un recinto alterno resguardado por el propio secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y más de cien policías federales, ya que el panista Gustavo Madero pidió el acceso de la fuerza pública al salón de sesiones, el Senado de la República aprobó ayer la reforma energética con los votos de las bancadas de PAN, PRI, Verde Ecologista y la mayor parte del grupo parlamentario del PRD.
Aunque los perredistas insistieron en que se estableciera con precisión y claridad en la legislación que Petróleos Mexicanos (Pemex) no concederá áreas exclusivas de exploración y explotación a un solo contratista, la mayoría lo rechazó, al igual que la propuesta del senador Pablo Gómez de eliminar los llamados bonos ciudadanos.
Las intervenciones de Rosario Ibarra, Dante Delgado, Ricardo Monreal, Graco Ramírez y Pablo Gómez, en favor de la demanda que en la calle enarbolaba en esos momentos Andrés Manuel López Obrador para impedir que las trasnacionales petroleras se apropien áreas completas en el Golfo de México, cayeron en el vacío, ya que priístas, panistas y legisladores del Verde las rechazaron sin siquiera discutirlas.
Los siete dictámenes que integran la reforma energética fueron aprobados en lo general y lo particular con el voto en contra de cuatro senadores perredistas –Ricardo Monreal, Yeidckol Polevnsky, Salomón Jara y Rosalinda López– y dos del PT –Rosario Ibarra y Francisco Javier Obregón. En dos de ellos, los que se refieren a la ley reglamentaria del 27 constitucional y la nueva ley de Pemex, los tres legisladores de Convergencia, Dante Delgado, Gabino Cué y Luis Maldonado, también votaron en contra.
Fue una sesión inédita, ya que es la primera vez en la historia moderna del Senado que una ley se vota en un salón copado por integrantes de las fuerzas públicas, de manera concreta elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), uniformados y vestidos de civil, que en todo momento vigilaron a los legisladores.
El plantón realizado desde poco antes de las 8 de la mañana fuera del recinto oficial del Senado, en Xicoténcatl, por los integrantes del Movimiento en Defensa del Petróleo, con López Obrador a la cabeza, hizo que la mesa directiva decidiera designar recinto alterno el quinto piso de la Torre del Caballito.
Ahí se llevó a cabo una sesión de menos de cuatro horas para aprobar, con dispensa de trámites y lo más rápido posible, lo que el panista Rubén Camarillo calificó como la reforma de Pemex más importante después de la expropiación petrolera de 1938.
Hubo pocos oradores, uno por cada bancada, para fijar posturas, todas con un denominador común: exaltar que no se trata de una reforma privatizadora. En nombre de las comisiones dictaminadoras, el priísta Francisco Labastida Ochoa formuló un resumen del contenido de cada dictamen y aprovechó para lanzarse en contra de la protesta que en esos momentos se llevaba a cabo fuera del edificio del Caballito, que estaba virtualmente sitiado por la fuerza pública.
Mientras el titular de la SSP, García Luna, vigilaba una de las puertas de acceso y decenas de elementos de la División Fuerza Federal de la PFP estaban apostados por todo el recinto y alrededor de la tribuna, Labastida sostuvo que “unos gritos y unos desplantes no rompen la vida institucional del país, ya que el Senado tiene la fuerza necesaria para resistir cualquier embate”. Expuso también que no se debe permitir “que las dictaduras imperen”, ya que “cuando las minorías tratan de imponer su criterio a las mayorías, eso se convierte en dictadura”.
Las 12 palabras…
La sesión de ayer mostró también las fuertes diferencias dentro del PRD y en el Frente Amplio Progresista (FAP), ya que mientras el perredista Graco Ramírez sostuvo que estaban ahí “con la dignidad y la conciencia limpia”, y advirtió que se hicieron todos los esfuerzos por revertir la tendencia privatizadora de Pemex que contenía la iniciativa original de Felipe Calderón, y el no lograr un solo punto, el relacionado a los contratos en áreas exclusivas, no puede demeritar “la victoria de las fuerzas democráticas”, Pablo Gómez resaltaba que tiene razón “López Obrador y la gente que está afuera”, al respaldar una propuesta que el FAP presentó y peleó durante las negociaciones en las comisiones dictaminadoras.
El coordinador de los senadores de Convergencia, Dante Delgado, deploró “el escozor con que quieren cancelar el Movimiento en Defensa del Petróleo”, la fuerza social organizada más importante del país, y “que les guste o no reconocerlo, tiene un liderazgo incuestionable en López Obrador”.
Delgado preguntó a panistas y priístas si hubiera sido tan costoso aceptar las “12 palabras”, que son: “No se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o áreas exclusivas”. Con ello, agregó, se habría garantizado el consenso en torno a la reforma. Explicó que el FAP cambió la propuesta original de incluir la modificación sobre áreas o bloques en el artículo quinto de la ley reglamentaria del 27 para pasarla al artículo 60 de la ley de Pemex.
La senadora Rosario Ibarra recordó que momentos antes dijo a los manifestantes, “a la gente del pueblo, que estaban muy tristes por considerar que la reforma se votará a sus espaldas”, que no perdieran la esperanza: “12 fueron los apóstoles y miren lo que lograron hacer del mundo; 12 fueron los revolucionarios que llegaron en el Granma e hicieron la revolución en Cuba”.
Al presentar la propuesta de reforma al capítulo IV de la ley de Pemex, Graco Ramírez precisó que en las leyes aprobadas no existe ninguna facultad para que Pemex otorgue a particulares áreas de producción, y “si bien es cierto que con la batalla que dimos los contratos que se van a otorgar a particulares no son incentivados, relacionados con una premiación, queremos establecer la prohibición de que se otorguen en exclusividad a una sola empresa en exploración y producción”.
A su vez, Pablo Gómez advirtió que los contratos de servicios múltiples se dan sobre la base de asignar territorios donde puede haber hidrocarburos, y el contratista toma desde la exploración hasta el mantenimiento del pozo, todo. Pemex sólo vigila al contratista, quien lo sustituye. En la reforma aprobada, insistió, no hay nada que permita ese esquema, pero “nosotros, que en este momento no gobernamos, pedimos que se prohíba ese esquema en Pemex”.
La respuesta negativa ha sido tan fuerte, recalcó Gómez, que hace pensar a cualquiera que “el Golfo de México lo quieren cuadricular para repartirlo entre las trasnacionales, con el cuento de que ellos sí saben sacar el petróleo en los fondos profundos”.
Cada dictamen se discutió en lo particular y las reservas se presentaron al el final. La del artículo 60 de la ley de Pemex incluía las 12 palabras, pero 88 senadores se opusieron a que se discutiera y sólo 30 votaron en favor. Tampoco pasaron las modificaciones a los artículos 47 y 48 de esa misma ley, para eliminar los bonos ciudadanos.
Así, pasados 15 minutos de las tres de la tarde se levantó la sesión. Legisladores panistas y priístas aplaudieron eufóricos; algunos perredistas también.
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