jueves, 30 de octubre de 2008

Reclama Amnistía Internacional omisión de países ricos para ayudar a pobres



MIGUEL CABILDO

MEXICO, D.F., 29 de octubre (apro).- Amnistía Internacional y dirigentes de distintos organismos mundiales acusaron a los países ricos de reticentes, de incumplir promesas, y de suprimir redes de seguridad social, que beneficiaban a millones de pobres en el mundo.

En una declaración difundida a nivel mundial, la secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Irene Khan; el director de Oxfam Internacional, Jeremy Hobbs; el director de World Vision International, Dean Hirsch; Down Millar, de Plan International; Gerd Leitold, de Greenpeace, y el secretario general de Care International, afirmaron que "la urgencia demostrada por los países ricos para resolver la crisis financiera, marca un notorio contraste con su reticencia y promesas incumplidas de ayuda y alivio a la pobreza, derechos humanos y cambio climático".

Además, señalaron que "para millones de los ciudadanos más pobres del mundo, esto es una cuestión de vida o muerte, ya que en muchos países la redes de seguridad social fueron desmanteladas por la presión de instituciones financieras internacionales".

Advirtieron, así mismo, que no sólo los derechos económicos y sociales, incluidos el derecho a la vivienda, a la salud y a la educación, están siendo presionados, sino que existe el riesgo de un aumento en las violaciones a los derechos humanos.

En el pronunciamiento, los representantes de AI y de organismos internacionales explicaron que, con la contracción de la economía y de las finanzas nacionales, los migrantes y refugiados pueden ser empujados a situaciones insostenibles.

"Puede aumentar la tensión social, llevando a gobiernos más nerviosos a reprimir la disidencia e imponer políticas severas de seguridad pública, limitando las libertades civiles. Estados frágiles pueden debilitarse aún más por la crisis actual y regresar a la inestabilidad y a la violencia", añadieron.

Señalaron que el gobierno de Estados Unidos estableció recientemente un nuevo plan de rescate financiero de 37.8 mil millones de dólares para la aseguradora AIG, llevando el total de los préstamos de rescate a esa única compañía, durante las últimas dos semanas, a casi 123 mil millones de dólares.

Precisaron que esto representa 18 mil millones de dólares más que la cantidad anual de ayuda a países pobres y el doble de lo requerido por las Metas de Desarrollo del Milenio, acordadas internacionalmente.

Además, indicaron que el gobierno británico otorgó otros 50 mil millones de euros para recapitalizar al sector bancario, lo que es equivalente, dijeron, a lo que requieren anualmente los países pobres para adaptarse al cambio climático.

Según los organismos internacionales, aún es pronto para predecir las afectaciones de los países pobres con la crisis financiera y la consecuente depresión económica.

No obstante, adelantaron que "queda claro que la decreciente demanda de exportaciones hacia países desarrollados y una menor inversión extranjera, resultarán en un menor crecimiento e ingresos gubernamentales para servicios y protección social, ya de por sí frágiles".

Señalaron que, a fines de septiembre pasado, mientras Wall Street se tambaleaba por sus fracasos financieros bajo el escrutinio público, una reunión organizada por las Naciones Unidas en otra zona de Manhattan reveló que pocos gobiernos cumplirán con los objetivos establecidos por las Metas de Desarrollo del Milenio para reducir la pobreza antes de 2015, y sostuvieron que el alza en los precios de energéticos y alimentos han cancelado el progreso logrado.

En este sentido, subrayaron que la situación puede empeorar si los países ricos deciden utilizar la crisis financiera como pretexto para limitar la ayuda y el comercio. Afirmaron que la historia les da motivos de preocupación.

Una repetición de esta situación en 2009, advirtieron, sería un desastre para los países exportadores pobres. "Menos ayuda y flujos comerciales significarían que la población de los países más pobres pague el precio más alto por el derroche de la burbuja crediticia en Norteamérica y Europa".

Argumentaron:

"La inacción frente al cambio climático no es una opción viable. La pobreza mundial no ayuda a la estabilidad mundial. Los países ricos seguirán una estrategia miope y contraproducente si ignoran los retos más importantes de nuestros tiempos y se enfocan únicamente en intereses financieros estrechos".

Dijeron que "no se trata sólo del dinero; es una cuestión de atención permanente, de colaboración internacional y de voluntad política clara para resolver los grandes problemas. Las señales de una acción concertada por los ministros de finanzas del G7 y los ministros de finanzas de la Eurozona para solucionar la crisis financiera, son bienvenidas, pero no son suficientes".

Además, demandaron a los gobiernos reducir la volatilidad en los precios de los energéticos, de los alimentos y en los mercados financieros para garantizar una regulación prudente, así como una protección adecuada de los derechos de los pobres y de los grupos vulnerables, así como la sustentabilidad ambiental a largo plazo.

Y añadieron que "los gobiernos deben mostrar un liderazgo decisivo para construir una economía global ecológica, donde la calidad de vida de las personas sea más importante que un sistema que resguarda a unos pocos privilegiados".

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