martes, 30 de diciembre de 2008

La alianza zetas-mafia italiana


CYNTHIA RODRíGUE

Tras una investigación de un año, la justicia italiana arrestó a miembros de la organización mafiosa Ndrangheta -entre ellos a Giuseppe Collucio y a Giulio Schirripa-, quienes adquirían cocaína al cártel del Golfo en Estados Unidos para distribuirla luego entre los clanes calabreses. En noviembre pasado, el ministro del Exterior, Franco Fratini, visitó México para ofrecer al gobierno federal apoyo para adiestrar a las policías con el fin de combatir a los narcos; no obtuvo respuesta. El 9 de diciembre, el procurador antimafia de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, insistió. Las autoridades mexicanas volvieron a guardar silencio.
ROMA.- La justicia italiana confirmó, a través de la información proporcionada por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) y por investigaciones realizadas por los carabineros, que el grupo de Los Zetas ha fortalecido sus vínculos con organizaciones mafiosas en Italia, en particular con la llamada Ndrangheta (Hombres valientes), cuya base de operaciones se encuentra en Reggio Calabria, en el sur del país.
Sin embargo, las autoridades evitan tocar este asunto abiertamente para no entorpecer las investigaciones en curso. Desde enero de este año los carabineros han venido interceptando llamadas de personajes que participan en esta red trasatlántica para enviar droga de México a Europa desde territorio estadunidense.
El 7 de agosto pasado, tras la captura en Toronto, Canadá, de Giuseppe Collucio, un calabrés de 42 años perteneciente a la Ndrangheta, las autoridades italianas supieron que éste era uno de los encargados de introducir a Italia cocaína procedente de Sudamérica (Proceso 1664).
Collucio pertenecía a una de las familias de la Ndrangheta afincadas en Canadá, desde donde tenía contactos con integrantes de los cárteles colombianos y solía comprar cocaína directamente a países sudamericanos, pero comenzó a tener problemas con sus distribuidores.
Cuando Collucio fue arrestado, sus clientes italianos comenzaron a inquietarse y decidieron cambiar de aliados. Fue entonces cuando los dirigentes de la Ndran¬gheta se pusieron en contacto con el cártel del Golfo para obtener la droga y surtir los pedidos pendientes, declaró el procurador nacional antidrogas, Piero Grasso, en conferencia de prensa el pasado 17 de septiembre.
La detención de Collucio confirmó las sospechas que ya tenían las autoridades de los dos países sobre los nexos de la Ndran¬gheta y los integrantes del cártel del Golfo; incluso detectaron que los contactos se hicieron en el barrio neoyorquino de Corona.
Ese 17 de septiembre, el secretario de Justicia de Estados Unidos, Michael B. Mukasey, dio a conocer en Washington el Proyecto Reckoning -llamado también Operativo Cálculo; Operativo Solare para los italianos-, una acción conjunta para combatir el narcotráfico iniciada 15 meses antes por los gobiernos de los dos países y en la cual participaron también alrededor de 200 agencias de inteligencia internacionales.
Así mismo, Mukasey anunció que gracias a ese operativo fueron capturadas 175 personas en Estados Unidos, Guatemala e Italia. Las autoridades de este último país hicieron hincapié en la importancia de México como centro de distribución de estupefacientes, incluso superior a Colombia.
Ese arresto incluyó a 14 miembros de la mafia calabresa -seis de ellos en Nueva York y ocho en el sur de Italia-. Según Mukasey, ese golpe permitió a los gobiernos de Estados Unidos e Italia conocer con detalle la forma en que actúan el cártel del Golfo y sus aliados europeos. El funcionario de la administración Bush dijo también que se decomisaron 16 toneladas de cocaína y 57 millones de dólares en efectivo, lo que constituye "un fuerte golpe contra el cártel del Golfo".
Mientras Mukasey hablaba en Washing¬ton, en Roma el procurador Piero Grasso declaró: "La novedad en este operativo internacional es el papel que ha asumido México como punto de partida del narco, sustituyendo a Colombia y convirtiéndose en el mayor distribuidor de drogas en el mundo".
Los Schirripa
Los carabineros no sólo cuentan con la información proporcionada por la DEA sobre los nexos de los mafiosos italianos y mexicanos.
De acuerdo con sus propias investigaciones, la familia calabresa de los Schirripa fue la que abrió la puerta de Italia y Europa a los miembros del cártel del Golfo para que introdujeran cocaína.
A principios de febrero de este año los agentes italianos comenzaron a tejer la historia. El día 8 de ese mes, autoridades de Estados Unidos e Italia anunciaron la detención de 90 personas de la Cosa Nostra en un operativo llamado Old Bridge.
Si bien ese hecho no estaba relacionado directamente con sus indagatorias, los carabineros notaron que el matrimonio Schirripa, residente en Calabria, comenzó a preo¬cuparse por los hijos que vivían en Nueva York. Durante varios días no supieron nada de ellos; incluso llegaron a pensar que habían sido arrestados, a pesar de que los Schirripa pertenecen a la Ndrangheta y no a la Cosa Nostra, objetivo central de la operación Old Bridge.
Fue así como detectaron que los Schirripa de Nueva York estaban endeudados con los sicilianos, pues en diversas ocasiones éstos les habían prestado dinero para financiar los pedidos de droga. En los últimos meses, por ejemplo, Giulio Schirripa, uno de los hijos de esta familia calabresa que residía en Nueva York, carecía de fondos para comprar cocaína que después introducía en Italia, donde otros clanes ya habían pagado por ella.
Las autoridades italianas interceptaron miles de llamadas de Giulio Schirripa a partir de enero, en la que el calabrés se mostraba desesperado por conseguir dinero para pagar sus deudas a los sicilianos y comprar más cocaína a sus distribuidores, el ecuatoriano Luis Calderón, alías El Tío, quien fue arrestado en abril de este año, y a los miembros del cártel del Golfo.
De acuerdo con el Reparto de Operación Especial (ROS) de los carabineros, los Schirripa estaban agobiados por las deudas y los intereses generados por las moratorias. En las llamadas intervenidas durante febrero, Giulio dijo a sus padres que temía "salir de su casa en el barrio de Corona, en Nueva York, porque ahí, afirmaba, se sentía "acechado por sus acreedores".
Los últimos días de febrero, Giulio Schirripa, el segundo de los cuatro hijos del matrimonio calabrés, comenzó a tener enfrentamientos con sus narcoacreedores en Nueva York, por lo que tuvo que viajar a Calabria para conseguir financiamiento.
Al mes siguiente, tras su regreso a Nueva York, tenía ya otro distribuidor. En una llamada del 5 de marzo, según los carabineros, Giulio le comentó a su madre que Christopher Castellano, alias Cris, lo pondría en contacto con Javier Guerrero, quien además de venderle cocaína le ayudaría a enviarla a Italia. Poco después se supo que Castellano y Guerrero pertenecían al cártel del Golfo.
Para el 26 de marzo, Giulio consiguió dinero y compró 10 kilogramos de cocaína a sus nuevos contactos, que él mismo transportó a su tierra. El 1 de abril, el calabrés fue captado al llegar al aeropuerto de Lamezia Terme, provincia de Catanzaro, Calabria.
Pero las cosas se complicaron. La droga que Giulio introdujo a suelo italiano para distribuirla entre los clanes locales no fue de la calidad esperada. El 9 de abril, Los Zetas, a través de Cris Castellano, comenzaron a presionar a la compañera de Giulio, Stacy Minlionica, quien se había quedado en Nueva York, para que éste les pagara.
"Estoy esperando una respuesta -dijo Giulio por teléfono a su pareja ese 9 de abril-, pero estoy teniendo problemas. Esperaba un Ferrari y me dieron una maldita Fiat (en referencia a la calidad de la droga).
"Nadie quiere esto, saben que es mierda. En cinco años no he tenido ningún problema y ahora nadie lo quiere..."
Los problemas para colocar la droga en Italia provocaron que los Schirripa se quedaran sin financiamiento. Las siguientes semanas fueron de angustia para ellos. Sus deudas comenzaron a elevarse. Para junio, Cris Castellano, quien hasta el momento había jugado el papel de intermediario y de cobrador, fue sustituido por Ignacio Díaz, quien comenzó a presionar a los Schirripa para que pagaran. Cris se convirtió en confidente del matrimonio calabrés.
Los carabineros interceptaron una llamada entre un contacto de Giulio Schirripa e Ignacio Díaz. El integrante del cártel del Golfo le dijo a su interlocutor: "Aquella gente ya vino desde México y estarán (aquí en Nueva York) los próximos días y yo les debo pagar". Según el reporte oficial, los calabreses debían casi ocho kilogramos de cocaína.
Giulio viajó al menos cuatro veces a Calabria, siempre en busca de financiamiento. En julio logró juntar el dinero y pagó sus deudas. Dos meses después, en septiembre, el secretario de Justicia de Estados Unidos, Michael B. Mukasey, anunció los resultados del Operativo Reckoning y la detención de 175 personas, entre éstas Giulio Schirripa.
Las autoridades italianas continúan sus investigaciones. Saben que miembros del cártel del Golfo tienen nexos con organizaciones mafiosas locales; incluso saben que ya los descubrieron, por lo que cambian constantemente de rutas en el trasiego de la droga.
El silencio de México
A mediados de 2007, en su primer viaje internacional por Europa como presidente, Felipe Calderón fue a Italia. Aquí tuvo todo tipo de encuentros. Se entrevistó con el presidente Giorgio Napolitano, con el entonces primer ministro Romano Prodi, y con el líder del Senado, Franco Marini.
Antes de reunirse con empresarios del norte de Italia, el 4 de junio de 2007, Calderón y su familia tuvieron un encuentro privado con el Papa Benedicto XVI, así como un encuentro con el entonces ministro de Justicia, Clemente Mastela, y el titular de la Procuraduría Nacional Antimafia, Piero Grasso. Por parte de la delegación mexicana, además de Calderón, estuvieron presentes el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, y el titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
En la reunión, el orador fue Piero Grasso, quien explicó a los funcionarios mexicanos cómo ha enfrentado la justicia italiana a las mafias, también habló de los resultados obtenidos.
Grasso hizo un repaso de lo que ha significado la mafia para su país, especialmente desde los setenta hasta 1993, cuando fueron asesinados los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Aludió además a los resultados obtenidos desde 1982, cuando se publicó la primera Ley Antimafia, gracias a la cual se legisló sobre el delito de asociación mafiosa y se determinó confiscar sus bienes a los integrantes de esa organización.
El ministro también explicó a sus invitados mexicanos la forma en que funciona el sistema de protección, de asistencia y de beneficios penales y penitenciarios que se dan a los testigos y colaboradores de la justicia; de la existencia de una coordinación central en las investigaciones y de la adaptación de la magistratura para las características específicas de la mafia.
Entrevistado en aquella ocasión, el procurador nacional antimafia comentó que México no tenía todavía un papel preponderante en lo relativo al tráfico de drogas hacia Europa.
Sin embargo, 15 meses después, la justicia italiana ya no tenía dudas: los cárteles mexicanos no sólo se fortalecieron, sino que ahora comienzan a pasar droga asociados con la Ndragheta, el peor grupo criminal de su país.
Y a pesar de que hasta ahora el gobierno mexicano no ha tenido contacto con su par italiano para abordar el asunto, éste mantiene su ofrecimiento de colaboración. Apenas el 29 de noviembre pasado, Franco Fratini, ministro del Exterior italiano, declaró durante su gira por México que había reiterado el ofrecimiento.
"Hemos ofrecido una colaboración constituida de intercambio de información, adiestramiento de policías, mayor capacitación en tareas de prevención antidroga y mayor colaboración operativa con la estructura antidroga de la UE (Unión Europea)", indicó Frattini.
Consideró que "México debe aprovechar esta oportunidad, se trata de una ayuda operativa importante, que podría dotar de herramientas a las autoridades para mejorar investigaciones".
Y el martes 9, el procurador antimafia de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, insistió: "Buscamos una colaboración directa con los mexicanos. La hemos pedido y estamos en espera de una respuesta", dijo a un grupo de corresponsales, según reportó la agencia Notimex

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