LOURDES GODíNEZ LEAL
MEXICO, D.F., 18 de diciembre (apro-cimac).- "Mi querido poeta español Ángel Petisme escribió: `Queda prohibido llorar sin aprender. Sí he llorado y con las lágrimas lavé la tristeza por mi país violento y corrupto. Pero he aprendido... las lágrimas sanaron mi dolor; me hicieron más fuerte...`".
Este es un fragmento de una carta escrita por la periodista Lydia Cacho en febrero de 2006, dos meses después de su detención, el 16 de diciembre de 2005, por agentes judiciales de Puebla, que se trasladaron a Cancún, Quintana Roo, para ejecutar la orden de aprehensión.
En el texto, Cacho defiende su derecho a la libertad de expresión y la importancia que tiene para ella mostrar la legalidad de su trabajo periodístico.
"Voy a demostrar que mi trabajo periodístico tuvo como fin dar voz a las víctimas. Voy a demostrar que no escribí ese reportaje para hacerle daño a mi acusador, porque el daño se lo hizo él mismo al cometer actos ilícitos que le costaron un oscuro historial que ya era público. Él, como todas nosotras, es el único responsable de sus actos".
A tres años de lo ocurrido, para Cacho Ribeiro la esperanza de obtener justicia se ha centrado en el ámbito internacional, donde presentará, a más tardar en febrero próximo, su caso, y el de otros activistas defensores de derechos humanos ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Ahora, en instancias fuera de México, Cacho espera obtener justicia. Así lo dice en otra parte de la carta.
"Y cuando ganemos ese juicio, seguiremos con dos tareas más: la despenalización criminal del periodismo en México y la exigencia de justicia en el caso del pederasta Jean Succar Kuri. Y luego, hermanas, amigas y amigos, celebraremos que ninguna, ninguno de nosotros por decir la verdad deber vivir bajo libertad condicional...
"Y quién quita y lloremos un poco de alegría, de emoción y, como diría el maestro Petisme, llorar porque aprendimos que en México sí somos millones los que compartimos los mismos sueños y reclamamos el derecho a construirlos juntos, juntas, porque no estamos solas".
A raíz de lo ocurrido, conocido en México como el caso Cacho-Marín, refiriéndose al gobernador de Puebla, Mario Marín, a quien la periodista denunció en la Procuraduría General de la República (PGR) por tráfico de influencias, abuso de autoridad y tortura, el nombre de Lydia Cacho ha dado la vuelta al mundo, lo mismo para presentar su caso en foros, encuentros y charlas, que para ser galardonada por su lucha, ahora contra la impunidad.
El 14 de junio de 2006, Cacho recibió el premio Yo Dona, por la mejor labor humanitaria que otorga el periódico El Mundo de España, a través de su revista Yo Dona.
En ese año también obtuvo el premio Francisco Ojeda al valor periodístico y el premio Sergio Méndez Arceo por la defensa de los derechos humanos.
En 2007, recibió los premios: Ginetta Sagan, de Amnistía Internacional (AI); de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios, el premio Mundial Valentía en el periodismo 2007 y obtuvo de Human Rights Watch la beca Hellman/Hammett, en reconocimiento a las y los periodistas por la valentía con que enfrentaron la persecución política.
En mayo de 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le dio el Premio Mundial UNESCO Guillermo Cano de Libertad de Prensa, por su trabajo de denuncia periodística contra una red de pederastia en México.
Ese mes, la Unión de Periodistas de Valencia la galardonó con el Premio Internacional Libertad de Expresión 2008.
En noviembre de este año recibió la beca Tucholsky de manos de la ministra sueca de Cultura Lena Adelsohn, con quien la periodista mexicana se reunió para presentar, ante un foro, su ponencia sobre libertad de expresión.
Este diciembre también se cumple un año de que la fiscal especial para la Atención de delitos violentos contra las mujeres (Fevim) Alicia Elena Pérez Duarte, renunció al cargo tras la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en abril de 2007, que determinó que no existió violación a las garantías fundamentales de Lydia Cacho.
Pese a que la periodista y activista presentó una denuncia formal por tortura ante esta instancia presidida entonces por Pérez Duarte, a tres años se desconocen los resultados de la investigación, que hubieran ayudado a la eventual consignación de los funcionarios implicados en el delito de tortura.
Ni el juicio político solicitado contra Mario Marín, ni las denuncias presentadas en las Fiscalías Especial para periodistas, Fevim y PGR prosperaron, y los agentes judiciales que fueron acusados de detener y torturar a Cacho durante su traslado de Cancún a Puebla en un trayecto de 30 horas, fueron absueltos por el juez segundo de lo penal de Quintana Roo, Benjamín Navarrete, quien se negó a girar las órdenes de aprehensión contra éstos.
Por ello, Lydia Cacho ha puesto sus últimas esperanzas para 2009 en el ámbito internacional: además del Parlamento Europeo, en la Comisión y Corte Interamericanas de Derechos Humanos.
Hace ya cuatro meses postee el documental basado en el libro "Demonios del Eden" de Lydia Cacho aqui lo pongo de nuevo para redondear el articulo
http://tu.tv/videos/los-demonios-del-eden
viernes, 19 de diciembre de 2008
Lydia Cacho, tres años de lucha contra la impunidad
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