martes, 7 de julio de 2009

Ganadores y perdedores - Ramón Alfonso Sallard







Ramón Alfonso Sallard
Ganadores y perdedores

El PRI, y particularmente Enrique Peña Nieto, fue el principal triunfador de los comicios del domingo pasado. El gran derrotado fue el PAN y Felipe Calderón. Por ello, el dirigente nacional del partido en el gobierno, Germán Martínez, renunció ayer al cargo.

Ganó también Andrés Manuel López Obrador y perdió Jesús Ortega Martínez. A diferencia del líder panista, su homólogo perredista no tuvo la dignidad de abandonar el puesto ni, mucho menos, reconocer que su estrategia moderada para atraer el voto resultó catastrófica, a juzgar por el bajo porcentaje que obtuvo.

Triunfó Amalia García. La gobernadora de Zacatecas, vapuleada por sus contrincantes internos y externos después de la fuga de reos del penal de Cieneguillas, se creció al castigo y obtuvo para su partido las cuatro diputaciones federales de mayoría, incluso con marcador de 2-1 en Fresnillo, el feudo de los Monreal. Amalia logró lo que ningún otro gobernante perredista: el carro completo y un alto porcentaje de votación.

A diferencia de la gobernadora zacatecana, cuya victoria la coloca en posición de presidenciable, el priista Eduardo Bours, que se creía con tamaños para aspirar a Los Pinos, se derrumbó estrepitosamente en Sonora, a consecuencia de su pésimo manejo de crisis por la muerte de 48 niños en el incendio a la guardería ABC de Hermosillo. La negligencia criminal de Bours fue castigada en las urnas por la ciudadanía. Su candidato, Elías Serrano, cayó con amplitud ante el panista Guillermo Padrés, cuya victoria evitó la debacle total del PAN. Por cierto, ganó también Manlio Fabio Beltrones, enemigo irreconciliable de Bours. El poderoso senador operó de manera no tan encubierta a favor del panista.

Hubo triunfos menos resonantes, como el de Marcelo Ebrard, al que diversos analistas políticos le ponen asteriscos. Y es que, si bien el PRD conservó la mayoría de las jefaturas delegacionales, diputaciones locales y federales, el porcentaje de votación cayó al nivel más bajo desde que ese partido es gobierno en la capital del país. Perdieron, además, casi todos los candidatos que él propuso.

En Iztapalapa, López Obrador logró que la ciudadanía de esa demarcación, abrumadoramente perredista, votara por el PT bajo el compromiso de que su candidato, Rafael Acosta, Juanito, solicitaría licencia al cargo para dar paso a la legítima candidata a jefa delegacional desconocida por el tribunal electoral, Clara Brugada. La movilización de grupos afines logró explicar a la población que la resolución del tribunal se había emitido cuando ya las boletas estaban impresas con el nombre de Brugada bajo las siglas del PRD, por lo que si cruzaban ese emblema en realidad estarían sufragando por Silvia Oliva, perteneciente a la corriente “colaboracionista” del PRD. Contra todo pronóstico, ganó el PT por amplia mayoría. También triunfaron los tres candidatos a diputados federales afines al ex jefe de Gobierno del DF, que contendieron bajo las mismas siglas: Mario Di Costanzo, Jaime Cárdenas y Gerardo Fernández Noroña. Si sumamos los otros tres ganadores, registrados por el PRD, que pertenecen a Izquierda Unida, podría decirse que Andrés Manuel se llevó carro completo en Iztapalapa.

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