Fuente: Boletín mensual del CNEE zona metropolitana
C onductores y “especialistas del sector energético” envían señales ominosas en medios de comunicación. Aseguran que las tarifas y servicios de electricidad no son competitivas; que un factor de atraso e ineficiencia es “el control monopólico estatal de la industria; que la competencia permitiría contratar con quien ofrezca mejor calidad y el más bajo precio; y que así se le quitaría al Estado la carga de tener que invertir en obras de potencia, de generación y de ampliación de las redes del sistema.
Afirman que se evitaría una mano de obra cara, contratos colectivos onerosos, jubilaciones muy pesadas para el Estado, y lo que es “mejor todavía”, se podría eliminar un sindicato muy “conflictivo” como el Sindicato Mexicano de Electricistas.
Todas estas “ventajas” difunden los voceros de la nueva intentona de privatización y se preparan para cabildearlas con la LXI Legislatura, en la cual predominará la mayoría priista, panista, elbista y verde; derivado de la debilidad, desprestigio y fractura de las fuerzas de la izquierda electoral mexicana.
Su argumentación es una gran mentira: en ningún lugar del mundo donde existe la privatización del servicio público de energía eléctrica se ha desarrollado el mercado eléctrico que ellos prometen. Los grandes apagones en Europa y en EEUU han ocurrido donde hay empresas privadas y se derivan de la escasa inversión en mantenimiento, en transmisión y en otras fases de la industria. Al contrario, se ha dado un proceso de remonopolización como en Chile, Argentina, España.
Por si fuera poco, en México la concentración de la generación privada de energía eléctrica se está dando en unas cuantas firmas en especial españolas (Iberdrola, Unión Fenosa, Repsol), mismas que controlan las regasificadoras para abastecer a sus plantas; así como los proyectos eolo eléctricos. El impacto sobre las tarifas eléctricas, debido a la condición impuesta por ellos, de generar con gas natural, representa una irracionalidad de nuestro sistema y un atentado contra un derecho básico para vivir: el derecho a la energía.
Argumentar a estas alturas, que la privatización en México impactaría en una disminución de tarifas es una burla; un hecho desmentido por la realidad lacerante de miles de deudores que observan cómo se les aumenta la tarifa sin poder hacer nada, ya que el 60 al 70% del componente de la tarifa es el precio del combustible utilizado: gas natural escaso, importado y crecientemente privatizado.
Atentar contra las conquistas de los trabajadores con este pretexto, es todavía más pueril, cuando México es uno de los países con peor distribución del ingreso. Ciertamente los trabajadores de la energía constituyen uno de los sectores que ha logrado defender un poco más sus logros laborales y sociales, mientras el resto de la clase obrera ha sido despojada de sus contratos y conquistas a cambio de fabricar un país de un puñado de millonarios y de grandes masas empobrecidas.Este argumento es insostenible e inaceptable.
El CNEE aportará al movimiento social y de los trabajadores cuanto le sea posible para defender al sector de los embates privatizadores y revertir estas tendencias; para mantener las conquistas de los electricistas, petroleros y nucleares; y para lograr tarifas accesibles a la población, preámbulo del ejercicio efectivo del acceso a la energía como un derecho social.
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