México SA
Adelanta Calderón el regalo de Reyes: alza a gasolinas
Giro a pronósticos para 2010
Carlos Fernández-Vega
Es tal su prisa por demostrar que lo peor de la crisis ya pasó, que los signos de recuperación están a la vista y que ahora sí el futuro venturoso está a la vuelta de la esquina, que el inquilino de Los Pinos, con su muy buen equipo económico a la diestra, no se aguantó las ganas de dar el porrazo y adelantó el regalo de Reyes a todos los mexicanos, envuelto con espeso silencio y moño inflacionario. Al pie del árbol navideño, sigilosamente, depositó el obsequio: aumento al precio de los combustibles –que será mensual, en el mejor de los casos–, dos semanas antes de lo previsto.
Así es, con la gracia de un Santaclós chaparro, pelón y de lentes, el inquilino de Los Pinos tiró al bote de la basura su pomposamente llamado Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, puesto en marcha el pasado 7 de enero, y se adelantó a los Reyes Magos: sigilosamente aplicó un aumento de 0.64 por ciento al precio de la gasolina Magna (casi el doble del promedio mensual de la inflación a lo largo de su estancia en Los Pinos, de acuerdo con la información del Banco de México) y de 0.37 por ciento al del diesel, inaugurando con ello la temporada de alza sostenida de precios y tarifas del sector público (catarata de impuestos aparte) para que en 2010 los mexicanos ni por un minuto duden que la intención calderonista es que vivan mejor.
Ante tan generosa muestra de afecto, cómo olvidar los dorados tiempos de campaña en pos de la silla mayor, cuando Felipillo prometía reducir tarifas eléctricas y abatir precios de combustibles para que los mexicanos vivan mejor. Por eso, bienaventurados los electores que confían en los candidatos y sus promesas de campaña (reducir el precio de los combustibles, entre ellas).
De acuerdo con la estadística del Banco de México, el precio de los combustibles se ha incrementado a un ritmo mayor que el de la inflación en general (14.01 por ciento, acumulado de diciembre de 2006 a noviembre de 2009). Así, el costo de la gasolina Magna pasó de 6.74 pesos por litro en diciembre de 2006 a 7.77 tras el adelantado regalo calderonista, es decir, un avance de 15.3 por ciento en el periodo; el litro de diesel creció de 5.70 a 8.16 pesos en igual lapso, lo que es igual a un aumento de 43.15 por ciento. El precio de la gasolina Premium se mantiene congelado desde octubre de 2008, y hasta esa fecha reportaba un incremento de 15.4 por ciento.
El 7 de enero de 2009, cuando presentó en sociedad su Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, el inquilino de Los Pinos anunció, entre otras cosas, que se congelan los precios de las gasolinas en todo el país durante todo el año, con el fin de “ampliar el ingreso disponible de las familias y de las empresas (…), que podrán ahorrar o destinar a la adquisición de otros bienes, además de que también se beneficiarán por una menor inflación que resultaría de esas acciones”.
Pues bien, con el citado regalo que gentilmente adelanta, Calderón y su muy buen equipo económico (según su definición) parecen decididos a disminuir aún más el ingreso disponible de familias y empresas, quienes en lugar de destinarlo a la adquisición de otros bienes ahora lo canalizarán al rescate de las finanzas públicas quebradas por el inquilino de Los Pinos y su círculo de amigos, y a financiar los suculentos salarios y prestaciones de quienes dicen gobernar este heroico país. Así, con el aumento en los precios de los combustibles, el inquilino de Los Pinos da luz verde al incremento igual de generalizado que despiadado de precios, alimentos en primer lugar.
Antes de que el Senado lo felicitara por sus excelentes resultados en la Secretaría de Hacienda y, con su voto favorable, le concediera la gracia de ser gobernador del Banco de México, el doctor catarrito aseguraba que los precios de las gasolinas subirán en línea con los pronósticos de inflación en 2010. Sin embargo, si se atiende el pronóstico del banco central del crecimiento inflacionario que se reporte a lo largo del año próximo, cuando menos una tercera parte será producto del incremento a precios y tarifas del sector público (principalmente combustibles) y una proporción similar a la catarata de impuestos.
En su reporte más reciente sobre la inflación, el Banco de México, todavía a cargo de Guillermo Ortiz, advirtió que la trayectoria descendente de la inflación registrada hasta septiembre pasado fue resultado principalmente de la combinación de cuatro factores, entre los cuales destacaba la política de precios públicos asociada al congelamiento de los precios de las gasolinas en el interior del país, así como a la baja en las cotizaciones de otros energéticos durante 2009. El pronóstico para 2010 dio un giro: el grupo de los bienes y servicios administrados tendrá incidencia creciente sobre la inflación debido a que, a diferencia de 2009, cuando los precios administrados se han mantenido sin cambio, se asumió que para 2010 los precios de las gasolinas Magna y Premium registren deslices mensuales de 6 y 4 centavos, respectivamente, a la vez que las tarifas de la electricidad acumulen un incremento de 6 por ciento y los precios del gas licuado de 5 por ciento.
Estas cifras, puntualizaba el Banco de México, “contrastan con los supuestos de aumentos nulos a los precios administrados para el próximo año, que se utilizaron para construir el pronóstico de inflación que se publicó en el informe sobre la inflación octubre-diciembre 2008, y que continuaban vigentes hasta la publicación de este addendum. Al respecto, en dicho informe se indicó que la trayectoria proyectada de la inflación se fundamentaba, entre otros factores, en lo siguiente: ...la decisión del gobierno federal de congelar los precios de las gasolinas, de reducir 10 por ciento el precio del gas LP y 9 por ciento las tarifas eléctricas de baja tensión... Para 2010 se supuso, dadas las cifras esperadas en los mercados a futuros, que estos precios no presentarán incrementos.
Error, porque el inquilino de Los Pinos y sus muchachos decidieron lo contrario: que los mexicanos vivan, pero para que ellos sean los únicos que vivan mejor.
Las rebanadas del pastel
Y si de bondad y justicia se trata, ahí está la graciosa acción de la Secretaría de la Función Pública, que le puso precio a cada uno de los niños muertos en la guardería ABC de Hermosillo: 33 mil 551 pesos. Esta dependencia decidió la inhabilitación de la empresa ABC, por lo que ni ésta ni sus propietarios podrán celebrar contrato alguno con el gobierno federal durante cinco años y deberá pagar una multa por un millón 644 mil pesos. Tener familiares en Los Pinos no tiene precio.
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Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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