ALEJANDRO ENCINAS NÁJERA
Recientemente me reencontré con La Resistencia, un libro imprescindible y de una tremenda sabiduría, escrito por Ernesto Sábato en el último tramo de su vida. En él nos recuerda una de las máximas aspiraciones de Gandhi: “La verdadera libertad no vendrá de la toma de poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán algún día de oponerse a los abusos de la autoridad. La libertad personal llegará inculcando a las multitudes la convicción de que tienen la posibilidad de controlar el ejercicio de la autoridad y hacerse respetar.” Más adelante, el autor argentino remata: “Ésta es una gran tarea para quienes trabajan en la radio, en la televisión o escriben en los diarios; una verdadera gesta que puede llevarse a cabo si es auténtico el dolor que sentimos por el sufrimiento de los demás.”
En México el periodismo es mayoritariamente de consigna, adscrito incondicionalmente al régimen, rendido a sus dádivas. Enajenar, mentir y subestimar la inteligencia de las personas son sus hábitos cotidianos. Son pocas las voces que no ceden ante las presiones del poder y que hacen de la prensa una trinchera desde la que no sólo denuncian los abusos y excesos que se cometen a diario, sino también despiertan conciencias y formulan nuevos horizontes. Estas excepciones dignifican la labor informativa, a sabiendas de los riesgos que corren: la censura y la represión.
En un país secuestrado por la violencia, la libertad de expresión es un ejercicio de alto riesgo. En estados dominados por cacicazgos o poderes fácticos, la denuncia pública es castigada con la muerte. Recientemente la CNDH informó que de 2000 a la fecha ha registrado 61 asesinatos a periodistas, cifra que ubica a México en una situación tan sólo equiparable a la de países como Somalia o Irak.
En suma, en un país cuyo gobierno es incapaz de garantizar el ejercicio de la libertad de expresión, los periodistas consecuentes nadan a contracorriente. Su resistencia y valentía merecen nuestro reconocimiento.
Fuente: La Jornada de Oriente
Difusión: Soberanía Popular
No hay comentarios:
Publicar un comentario