Jueves, 28 de Octubre de 2010 00:00
Escrito por Daniel Dueñas
No vaya usted a pensar que lo de a media luz es la nostalgia del tango que cantara, lagrimeando con acento argentino, ese monumento a la cursilería llamado Libertad Lamarque, no, no estamos a media luz los dos, sino la ciudad entera y, por supuesto, faltaba más, los municipios que la rodean, merced que la Comisión Federal de Electricidad, hasta el momento, no ha podido con el paquete de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, desaparecida después de treinta años de haberse declarado en liquidación.
Si bien –o mejor dicho, mal– esta empresa siempre se operó con fallas constantes en el suministro de energía, no obstante el alto y absurdo número de personal sindicalizado, privilegiado en percepciones salariales y varios beneficios, como, por ejemplo, jubilaciones a temprana edad, derecho a heredar su puesto de trabajo a un familiar cercano, así como otras que rayaban en el surrealismo, repito, en lo absurdo, por ello el cambio esperado para mejorar los servicios al cederle a la CFE el manejo de la empresa que mucho costaba y pocos beneficios aportaba, tampoco ha podido con el paquete y, si el servicio en general funciona, lo hace a tropezones, sin poder controlar los males heredados, los males que sufrimos todos y cada uno de los usuarios, males y fallas que se repiten a diario, sobre todo, en la temporada de lluvias. Apenas llovizna, ya no diga usted un aguacero, la energía se corta, se pagan los focos y nos quedamos en tinieblas, se pagan los refrigeradores y se echa a perder la comida, la teles pierden la imagen, los radios el sonido y cuando la energía regresa, lo hace con tal fuerza que funde focos, cinescopios de las teles, motores de los refris y deshace los programas y los discos duros de las computadoras, provocando el enojo de toda la familia, pues al joven adolescente le interrumpe el concierto de rock pesado, a la hija mayor el dialogo subliminal por el chat, a mamá y a papá los deja a la mitad de la hoja del libro que cada quien leía cuando llegó el apagón, fenómeno ya tan común en nuestra sociedad, que hasta una canción tiene, recuerda: “con el apagón, que cosas suceden…” por lo que más le duele al usuario a de todos los niveles, es que les corten la acción de la telenovela “Soy tu Dueña”, justo cuando en malvado de Rosendo esta apunto de raptar a Valentina y sobajarle un plomazo al zonzo de José Miguel.
De plano, ingeniero Elías Ayub, eso sí, se lo juro, no se vale.
Pero ahí no terminan los enojos con la CFE, ya que a todas luces, también heredo de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, el cobro, este, como siempre fue, sin interrupciones, ni apagones, sin disminuciones, sino al contrario, cada vez más agresivo, cargando consumos fuera de toda lógica, cobrando a casas habitación modestas como si fuesen residencias, cobros que al quejarse el usuario, se le decía– y se le dice, hoy en día –primero pague y luego veremos que se puede hacer. Muchas de estas anomalías en los cobros, se deben a las malas, viejas obsoletas instalaciones que aun existen, para mal de quienes cada bimestre tiemblan ante el recibo de consumo.
Ahora sabemos porque los hijos de Satanás se cuelgan de los postes en forma de diablitos.
Fuente: La Jornada de Morelos
Difusión: Soberanía Popular
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