martes, 12 de abril de 2011

Reflexiones


ERNESTO FIDEL PAYÁN CORTINAS

Es lamentable la situación que vive nuestro país. Alguien dijo en algún momento “El pueblo tiene el gobierno que merece”, no sé si esta sentencia aplique a rajatabla para el momento que atraviesa México, pero creo que hay factores que son determinantes: carecemos de memoria histórica, aún cuando hemos vivido por años inmersos en una crisis social profunda, producto de una serie de intereses oligárquicos, seguimos creyendo que “como México no hay dos”, nos convencen con producciones televisivas que aluden al chantaje mas patriotero y sentimental que existe, se difunde la verdad a medias; los consorcios mediáticos transmiten y/o publican bajo acuerdos más bien financieros y políticos, que bajo los principios periodísticos de sociabilizar la información.

Nos han gobernado mal por décadas, han creado un falso paradigma de estabilidad social, política y económica, que aunque se cae cada sexenio al pueblo se le olvida (le importa más el final de tal o cual telenovela o los partidos de la selección); carecemos de valores fundamentales de convivencia, hemos olvidado la solidaridad, la honestidad, el respeto y la tolerancia, cuantas veces nos enteramos de niños extraviados, mujeres violentadas, personas secuestradas, vemos a los familiares recorriendo desesperadamente por calles, hospitales, morgues, etc., y lo primero que se piensa “lo bueno que no me paso a mi o a mi familia”, se ha perdido la sensibilidad y el ánimo de ayudar, somos indiferentes y cobardes.

“Chíngate al de enfrente, porque el de atrás te va a chingar”, como si la vida solo se tratará de eso, por qué, el desorientado concepto de la competitividad, sin importar los medios el chiste es estar encima de los demás a cualquier precio, aunque al país se lo cargue el carajo. Durante años los políticos se han preocupado más por fortalecer a sus grupos políticos pensando más en el status quo de ellos y sus cercanos, que en el beneficio colectivo y una frase tristemente célebre, lapidariamente los caracteriza “político pobre, pobre político”. La identidad del país no les importa, para ellos los ciudadanos sólo tienen cara de boletas electorales y quien se atreve a pensar diferente lo aíslan y lo sustituyen inmediatamente por sus “cuadros”, no hay partido o facción en que no sea común estas prácticas.

El valor de un pueblo no radica en el número de sus instituciones enmarcadas en el “Estado”, ¿de qué sirve tener leyes que no se respetan, planes que no se siguen, o sistemas en los que se simula? El valor de un pueblo se cimenta en sus principios y valores. El pueblo de México no sólo es el que vota, el pueblo de México es el que necesita escuelas con educación de calidad, con maestros comprometidos con sus alumnos y no con sus líderes sindicales; con hospitales equipados y doctores involucrados en su juramento hipocrático y no robándose las medicinas y equipo para venderlos en las “privas”, para comprarse yates y mansiones. Necesitamos hombres y mujeres honestas, productivas, tolerantes, solidarias e incluyentes, con visión transformadora, sin solapamientos de ninguna especie. El pueblo de México quiere justicia.

Sobre los asesinatos, y desapariciones forzadas de nuestros padres, hermanos, hijos, amigos vecinos y todos aquellas víctimas inocentes de esta guerra sin sentido entre criminales y el gobierno federal.

La conciencia y la memoria histórica deben ser la base para modificar a las instituciones guiadas por políticos nefastos, la ciudadanía tiene que despertar antes que sea demasiado tarde y vivamos en un mundo de locos y para locos, donde queda el análisis mínimo de la población, debe existir una revolución de la ideas, donde se le exija cada día mas a los gobernantes y a las instituciones, resultados concretos y sólidos, no mas discursos no mas demagogia, se requiere de una democracia plena.

PD a los pepenadores de Chilpancingo: no se dejen, ¡el derecho al trabajo es ganado por ustedes no dejen que algún edil les diga dónde deben vender su trabajo y menos si es en su perjuicio! ¿Cómo es posible que se vende lo que recolectan en 2 pesos cuando antes se los compraban a 3.50 y cuando asciende a 50 toneladas mensuales? ¿Dónde queda la justicia para estas personas? No deben aceptar condicionamientos.

Fuente: La Jornada de Guerrero

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