Álvaro Cepeda Neri
Se fue el Góber Precioso, Mario Marín. Nadando en la corrupción y el abuso del poder, entre otras cosas, pisoteó con toda impunidad los derechos humanos de la mayoría de los residentes poblanos. Misógino y cómplice de los oligarcas, canceló las libertades de prensa y persiguió y torturó a la luchadora social Lydia Cacho, quien sufrió inquisiciones administrativas y judiciales de ese troglodita. Marín pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) más cavernícola.
Pero ha llegado el protegido de la nefasta Elba Esther Gordillo y quien ya pinta como un desgobernador más de esa entidad, ahora con herraje del Partido Acción Nacional (PAN) y millonario junior: Rafael Moreno Valle-Rosas, quien va que corre a igualar e incluso superar a su antecesor y ganarse a pulso el título de Góber.
Moreno Valle-Rosas, cambiando las cosas de tal manera que todo permanezca igual (…o peor –certera frase de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su única pero clásica novela El gatopardo–), ha publicado en el Diario Oficial del Estado de Puebla, con su nombre y firma (secundado por su secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, y el procurador general de Justicia, Víctor Antonio Carrancá Bourget), un decreto con reformas y adiciones a la legislación de defensa social y en materia civil, para que los periodistas que sean sentenciados por el delito (aún de corte y tufo penal con disfraz civil) de daño moral –por ejercer las libertades de prensa para informar, analizar, opinar y criticar a servidores públicos y ciudadanos o cualquier persona de las actividades privadas que inciden en lo público– sean obligados a la “reparación del daño mediante una indemnización en dinero”, que fijará el juez que conozca del caso.
Con el Góber Precioso se encarcelaba a los periodistas. Con el nuevo Góber se les quitará el patrimonio. Esto quiere decir que los periodistas poblanos, de por sí en la pobreza, serán despojados de sus escasos bienes muebles, inmuebles y su dinero para “reparar el daño”. Moreno Valle-Rosas, como todos los desgobernadores, controla al Poder Judicial de Puebla (como lo hace, verbigracia, Marcelo Ebrard con Edgar Elías, presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en maniobra para imponer draconianas sanciones contra las libertades de prensa), y con ese decreto, le da la vuelta a las medidas penales de Marín, llegando a peores fines con sus contrarreformas civiles.
Lo que busca Moreno Valle-Rosas es, primero, amenazar de antemano a los periodistas. Segundo, radicalizar las sanciones para impedir que la información sobre él y sus funcionarios vaya al fondo de las investigaciones ante el temor de que ponga en marcha su máquina nazi para despojar y encarcelar a quienes publiquen y/o difundan en los medios de comunicación. Así se desprende de las modificaciones al Código de Defensa Social de Puebla.
Moreno Valle-Rosas ha hecho de las materias civil y penal, con enmascaramiento de “defensa social”, una pinza temible contra las libertades en general de los poblanos y de quienes se atrevan a transitar por la entidad. Y su decreto lleva un mensaje intimidatorio contra los periodistas. Así que queriéndose lucir con que no habrá “sanción privativa de las libertades a los periodistas” (pues se les impondrá “una reparación económica proporcional al hecho”), está en vigencia en la entidad una nueva inquisición administrativa, tan grave o peor que el encarcelamiento, al despojar de sus bienes a los periodistas para cubrir el daño moral.
Así que como los sancionados en el circo romano, a Moreno Valle-Rosas hay que decirle: los que van a morir te saludan… pero antes denunciamos ante la opinión pública y los organismos internacionales los actos y la conducta troglodita, nazi y fascista del nuevo Góber de Puebla.
*Periodista
miércoles, 29 de junio de 2011
Decreto poblano contra periodistas
Etiquetas:
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puebla,
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