ARTURO HUERTA GONZÁLEZ
La economía de EU creó 54 mil empleos en el mes de mayo, cuatro veces menos que los generados en el mes de abril. La tasa de desempleo pasó a ser de 9.1 por ciento. El crecimiento registrado de tal economía en el primer trimestre de este año, fue de 1.8 por ciento en relación al trimestre anterior, el cual había crecido 3.1 por ciento. Tal situación es resultado de la caída del consumo de las familias, como la desaceleración del gasto público (sobre todo en gastos militares) como consecuencia de la política del Congreso de dicho país, y del gobierno de reducir el déficit público. A ello se suma el alza del precio de la gasolina, como los problemas de abastecimiento que está enfrentando la industria estadounidense a raíz del terremoto en Japón, aunado a los problemas fiscales y de restricción del gasto y del mercado interno de las economías de la zonaeuro que impactan la economía mundial.
El techo impuesto al déficit público del gobierno de EU, por parte del Congreso (de mayoría del Partido Republicano), así como al monto de la deuda pública, vendrá a ahondar los problemas de dicha economía, así como de la economía mundial, dada la incidencia que la primera tiene sobre el resto de las economías. Al frenarse su capacidad de financiarse a través de emisión de deuda, mandará señales de insolvencia a los mercados financieros, lo que obligará a dicha economía a tener que incrementar su tasa de interés para poder colocar deuda, y que el resto del mundo la adquiera. Considerando que prosiguen los altos niveles de endeudamiento, sobre todo en las familias, así como los problemas hipotecarios y la caída del precio de las casas, el alza de la tasa de interés ahondará los problemas de insolvencia y la devolución de las casas, por lo que caerán más los precios de éstas, así como de los activos financieros en los mercados de capitales.
La banca restringirá más la disponibilidad crediticia (que de hecho no ha venido otorgando créditos), por lo que se contraerá la inversión y el consumo y la actividad económica, además de desestabilizarse nuevamente la banca y los mercados financieros. Se contraerán más las importaciones de EU, y con ello las exportaciones que el resto del mundo realiza a dicho país, afectando la dinámica de la economía mundial. Ante tales perspectivas surge la pregunta si la Reserva Federal pueda anunciar otro nuevo paquete de inyección de liquidez, como el que entró en operación en noviembre pasado y que termina a fines del mes de junio, a fin de mantener restringida la tasa de interés, y evitar que la restricción presupuestal aprobada por el Congreso lleve al alza el precio del dinero. Lo podría hacer. El problema es que esos recursos, más que aumentar el crédito y reactivar la economía, se han canalizado en mayor medida a ser invertidos en economías como la nuestra que ofrecen mayor tasa de interés que la de EU, así como en los mercado especulativos de las materias primas y de alimentos. Ello evidencia que no se tiene opciones dentro de las políticas instrumentadas hasta ahora para retomar la dinámica económica en forma sostenida. La política fiscal ha dejado de instrumentar la política de estímulos (expansión de gasto) que permitió salir de la recesión de 2008 y 2009 en dicho país. La política monetaria de baja tasa de interés y la devaluación del dólar han mostrado que son insuficientes por sí solas para impulsar una dinámica sostenida con incremento de empleo.
El retorno a la reducción del déficit fiscal, en un contexto donde no está incrementando la inversión el sector privado, ni el consumo las familias ni las exportaciones en forma significativa, llevará nuevamente a la recesión a la economía de EU y con ello a aquellas economías cuya dinámica depende de ella.
La economía mexicana no ha venido instrumentando política contra–cíclica alguna. Mantiene altas tasas de interés (para frenar demandas y presiones inflacionarias como para atraer capitales para estabilizar el tipo de cambio), junto con políticas de disciplina fiscal (o bajo déficit) con el mismo propósito, aunado a la apreciación (fortaleza) del peso, que favorece al sector financiero a costa de contraer el mercado interno y perder competitividad frente a importaciones, lo que impide condiciones internas de crecimiento. Ello ha llevado a que la economía dependa de las exportaciones, como de la entrada de capitales, por lo que al caer nuevamente la actividad económica de EU se desacelerará la economía nacional, ya que no tenemos motor interno de crecimiento, ni condiciones productivas ni financieras, ni macroeconómicas para impulsar el crecimiento y atender las demandas de bienestar social de la población.
El hecho de que la economía tenga bajos niveles de productividad, grandes rezagos productivos, altos coeficientes importados, altos niveles de desempleo, subempleo, y capacidad ociosa, refleja la pérdida de producción de bienes y servicios que está ocasionando la política económica predominante. El gobierno, en su afán de seguir actuando a favor del sector financiero, no está gastando, ni haciendo lo suficiente y correcto, para contrarrestar el impacto negativo que sobre la actividad económica tiene la disminución del consumo e inversión del sector privado, como al hecho que las importaciones desplazan a la producción nacional y aumenten el déficit de comercio exterior. No se puede seguir con la política que nos ha llevado a crisis recurrentes y nos coloca al vaivén del comportamiento de la economía de EU. Los costos de ello han sido muchos para el país, y los seguirán siendo, y el problema es que si la sociedad los seguirá soportando.
Fuente: La Jornada de Oriente
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