martes, 27 de agosto de 2013

La privatización de Pemex


En concreto
Laura Itzel Castillo
21 de Ago de 2013

La iniciativa de reforma energética del Ejecutivo federal es completamente privatizadora. En el caso del artículo 27 de la Constitución lo pretenden modificar para eliminar en su párrafo sexto que “no se otorgarán contratos ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado”, además de que intentan cambiar la redacción de que la “nación llevará a cabo la explotación de estos productos” por otra que señala que “la Ley Reglamentaria determinará la forma en que la nación llevará a cabo la explotación de dichos productos”. No obstante prevalece en su propuesta el texto que no se permitirán concesiones, lo cual es un engaño, ya que los “contratos de utilidad compartida”, que propone el Ejecutivo, comparten la renta petrolera con las empresas privadas, y en realidad sí son concesiones.

Estos contratos son iguales a los promovidos por Miguel Alemán, conocidos como “contratos concesión”, al permitir a los particulares beneficiarse mediante el pago compartido en moneda o en barril extraído.

En el caso del artículo 28 de la Constitución, la propuesta privatizadora del gobierno quiere modificarlo para quitarle la exclusividad al Estado sobre la explotación del “petróleo y demás hidrocarburos, petroquímica básica”, para finalmente incorporarle al texto: “Tratándose de electricidad, petróleo y demás hidrocarburos, se estará a lo dispuesto en el artículo 27 párrafo sexto de la Constitución”.

Las experiencias en México con las privatizaciones han sido negativas. Desde 1992 Salinas de Gortari privatizó la petroquímica, haciendo una división, supuestamente técnica, entre petroquímica y petroquímica básica. ¿Qué pasó entonces con las promesas?

Con las leyes secundarias a las que se hace referencia en la modificación propuesta a la Constitución, sacarían a Pemex del control, pues con base en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, se podrían asignar contratos (que en realidad son concesiones) directamente a particulares, sin la intervención de Pemex. Es decir que desde la Secretaría de Energía se podrían otorgar contratos tanto a Pemex como a particulares. Es decir Pemex sería un competidor más frente a las trasnacionales. Esa es la propuesta del gobierno, aunque parezca increíble.

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