Por Eduardo Ibarra Aguirre
Ni siquiera los 39 dueños de México, agrupados en el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, están satisfechos con la paquidérmica reacción de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa ante los severísimos efectos de la crisis financiera y económica originada en Estados Unidos.
El representante de la plutocracia, Claudio Xavier González Laporte acudió a la reunión que sostuvieron con los órganos de gobierno del Senado los presidentes del Consejo Coordinador Empresarial, la Asociación de Bancos de México, las confederaciones Patronal de la República Mexicana , de Cámaras Industriales y la Nacional de Cámaras de Comercio. El presidente del Consejo de Administración de Kimberly-Clark de México mantuvo bajo perfil para no opacar a los dirigentes del empresariado y la presencia del vicepresidente del Congreso del Trabajo no ocultó la naturaleza patronal de la reunión.
La voz cantante a la hora de dar la cara a los medios de comunicación la llevó Armando Paredes Arroyo , presidente del CCE, quien a nombre de los reunidos “apremió” a Calderón Hinojosa a que “cite de inmediato” a los sectores productivos y el Congreso, a fin de poner en marcha acciones urgentes para enfrentar “con unidad la crisis”.
Paradojas del poder. Los otrora aliados predilectos del candidato presidencial panista, los que gastaron una fortuna en las televisoras para apuntalarlo a base de denigrar a su oponente Andrés Manuel López Obrador , dos años y medios después requieren de los buenos oficios del Senado para presionar al economista y abogado a definir las “acciones urgentes” y unitarias frente a la crisis.
No es para menos. Aunque los señores del gran capital recibieron el pago de las facturas electorales con la entrega de Aeroméxico, Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, no perciben respuestas eficaces porque frente a la tormenta el michoacano hace llamados a “recibir 2009 en pie de lucha” y jura: ”tenemos un país abundante en recursos naturales y un pueblo trabajador que se esfuerza por salir adelante”.
En tanto que su secretario de Hacienda, Agustín Carstens Carstens está muy atareado en divulgar que “el país se encuentra en una desaceleración importante”, mas ”todavía es prematuro declarar una recesión”.
Disquisiciones aparte, Carstens puso en marcha un programa de reducción arancelaria para que ingresen más y mejores productos extranjeros “para beneficiar a los consumidores” y “apoyar al Banco de México” a abatir la inflación.
Es todo lo opuesto a lo que propusieron los interlocutores empresariales del Senado. Explícitamente criticaron la obsesión gubernamental de “profundizar la apertura comercial con la reducción arancelaria”. Perciben, además, que la situación “se está deteriorando a un velocidad muy rápida”, sobre todo en la producción fabril que entró en la séptima caída mensual del año”. Prevén que será la recesión “más difícil en las últimas décadas” y estiman en 350 mil los empleos que ya se perdieron. La Comisión Económica para América Latina diagnosticó para 2009 la pérdida de 380 mil más y otra vez el crecimiento económico más mediocre respecto a los demás países del subcontinente.
“Mantener el consumo interno” y “permitir que la gente tenga dinero” son las fórmulas que planteó, a nombre de todos, el representante del CCE, y demandó medidas fiscales de impacto estimulante en el consumo.
El 4.6 por ciento de aumento a los salarios mínimos, el enésimo incremento a las gasolinas y el diesel, amén de las alzas en las tarifas eléctricas de consumo doméstico, muestran el empecinamiento del grupo gobernante en políticas que durante 26 años empobrecieron más a las mayorías, desmantelaron la planta productiva y subordinaron a México a la economía imperial que ahora lo estremece.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
La Reacción de Paquidermo de Calderón
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