DANIEL LIZáRRAGA
Este texto está publicado en el número 1677 de la revista Proceso, que ya está en circulación.
Una auditoría oficial documenta un caso de daño patrimonial cometido en contra de la Secretaría de Salud en 2007. Cotizaciones apócrifas, compras innecesarias, adquisiciones fantasmas, medicamentos caducos, contratos desaparecidos, cuentas que no cuadran y otras irregularidades fueron utilizados con el fin de sustraer recursos que debieron servir para enfrentar la peor emergencia sanitaria vivida en Tabasco en el último medio siglo.
Durante la emergencia provocada hacia finales de 2007 por las lluvias en Chiapas, pero sobre todo en Tabasco, en el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece) presuntamente se malversaron alrededor de 20 millones de pesos.
Ese dinero formó parte de los fondos públicos destinados a impedir epidemias cuando, tras ese desastre natural, aparecieron miles de animales muertos flotando sobre agua pestilente y toneladas de basura que yacían en el fondo de la enorme laguna en que se transformó Villahermosa.
Mientras en Tabasco se registraba la peor tragedia de los últimos 50 años y cientos de familias pasaban días y noches varadas en los techos de sus viviendas maltrechas, en ese organismo desconcentrado de la Secretaría de Salud se realizaban cotizaciones apócrifas y compras innecesarias de automóviles -entre ellas una Express Van de lujo-, así como adquisiciones fantasmas de plaguicidas, maquinaria y medicinas.
De acuerdo con la auditoría número 18/08 practicada por el Órgano Interno de Control de la Secretaría de Salud, a la que este semanario tuvo acceso, también se registraron deficiencias en los contratos para fumigar barrios y poblados. Por ejemplo, no se aplicó un plaguicida sólido, aun cuando por ello se pagaron 1 millón 9 mil 400 pesos por adelantado.
Medicinas pagadas que nunca ingresaron al Cenavece; fármacos bajo resguardo que llegaron cuando la emergencia terminó; contratos que no aparecieron; cotizaciones inexistentes; autorizaciones indebidas... Las irregularidades afloraron a lo largo de la investigación, que duró alrededor de cuatro meses, en el período agosto-noviembre de 2008.
Pero esto no es todo. Durante la revisión de facturas y contratos, en los archivos del Cenavece se descubrieron lo que podrían ser otras irregularidades en un rubro especialmente delicado: el epidemiológico. En la reserva para una eventual pandemia de influenza hay medicamentos caducos en tanto que otros están por expirar y, además, se localizaron frascos vacíos.
La Secretaría de la Función Pública (SFP) está integrando un expediente con los resultados de esta auditoría, con el propósito de fincar responsabilidades. Una copia del expediente fue entregada en la oficina del titular de la Cenavece, Pablo Kuri Morales, el pasado 8 de noviembre a las 19:00 horas, como comprueba un sello de recibido impreso en la carátula de la pesquisa.
Autos de lujo
En los días del desastre, el Cenavece renovó su parque vehicular con camionetas último modelo, utilizando el desastre natural como pretexto, según la auditoría.
"Con recursos de la emergencia Tabasco-Chiapas 2007 se adquirieron de manera innecesaria los siguientes vehículos: una Tahoe por un importe de 386 mil pesos con características de lujo, cinco Sentra por un importe de 890 mil pesos y una Express Van con asientos de piel, toda vez que éstos se encuentran para uso exclusivo de servidores públicos adscritos al Cenavece, así como de una persona contratada por asesoría", se acusó en la investigación.
Una de las recomendaciones hechas por el equipo de auditores encargados del caso fue que el director del Cenavece, Pablo Kuri, justifique la asignación de los vehículos a sus directores generales adjuntos y un asesor. No se aportaron, sin embargo, los nombres de estos funcionarios.
El monto de la presunta adquisición ilegal de 158 automóviles y camionetas con dinero que debió destinarse a evitar epidemias en Tabasco y Chiapas ascendió a 34 millones 756 mil 800 pesos.
Los auditores advierten que con este desembolso puede haberse violado la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, toda vez que, sin justificación, se optó por la adjudicación directa a favor de Automotriz El Trébol de Texcoco, S.A. de C.V.
Durante la pesquisa se detectaron, además, cotizaciones apócrifas y sobreprecios. Las facturas constataron la compra de 132 camionetas pick up Silverado Tipo H al mismo proveedor por 189 mil 200 pesos cada vehículo. Pero otra empresa, Automotriz Internacional, S.A de C.V, ya había hecho una cotización ante las autoridades del Cenavece de 170 mil 107 pesos por unidad. Aun así, se optó por la primera de ellas.
La erogación total fue de 33 millones 300 mil 400 pesos por 153 vehículos, pero los recibos indicaron un desembolso de 33 millones 866 mil 800 pesos. El pago en exceso fue de 566 mil pesos. Al efectuarse la compulsa, la distribuidora atribuyó el dinero extra a servicios de pintura y adecuaciones a gusto del cliente para 20 camionetas Express Van. Aun así las cuentas siguieron sin cuadrar: el pago total fue hecho en diciembre de 2007, mientras que los arreglos se hicieron en enero de 2008, sin contrato de por medio. La auditoría recomendó el reembolso del dinero.
Respecto al uso de los autos, se verificó lo siguiente:
"Los autos pernoctan (sic) en las instalaciones del Cenavece ocasionalmente. No ostentan el color institucional de la Secretaría de Salud ni el logotipo. No se elaboran bitácoras para controlar el uso, la gasolina y el kilometraje. Respecto de las 132 camionetas pick up y las 20 Express Van, éstas se recibieron oficialmente el 21 de diciembre de 2007, cuando la emergencia ya había concluido", observaron los auditores.
Además, descubrieron otras irregularidades: sólo fueron pintados 85 de los 158 vehículos comprados; en 28 casos no hay documentos de verificación vehicular; 26 no cuentan con el pago de tenencias y tampoco existen bitácoras de comisiones o destinos.
Cadena de irregularidades
En la auditoría no se incluyeron los nombres de los probables responsables de lucrar con la tragedia. Eso tendrá que definirlo la Secretaría de la Función Pública. En agosto pasado fue destituido el director técnico del Cenavece, José Silvano Munive Torres Limón, pero no existe constancia documental de que este movimiento obedezca a la indagatoria que entonces ya estaba en curso.
El caso de los plaguicidas, los nebulizadores y las motomochilas -aparatos para aplicar insecticidas- destinados a las emergencias de Tabasco y Chiapas 2007 resultó significativo para conocer cómo se gestarían las irregularidades dentro del gobierno.
De acuerdo con la referida investigación, no hubo evidencia documental de que se hayan aplicado los plaguicidas, adulticidas -químico para eliminar pulgas- y larvicidas en Tabasco, aun cuando se pagó por el servicio.
"De conformidad con el informe de cierre de actividades del Operativo para la Seguridad en Salud por inundaciones octubre-diciembre de 2007, no se encontraron registros sobre la aplicación de 77 mil 992 kilogramos de larvicida por un importe de 11 millones 890 mil 620 pesos y de 2 mil 375 litros de adulticida por un monto de 534 mil 375 pesos, que según el prestador de servicios sí fueron utilizados", se indicó en la investigación.
Al compararse la cantidad de plaguicida comprada y la que aplicó la empresa Fumigaciones del Valle se detectó un faltante de 197 sacos por un monto de 29 mil 382 pesos.
El Cenavece ordenó la compra de 110 nebulizadoras por 13 millones 750 mil pesos. De éstas 45 ingresaron a los almacenes el 4 de diciembre y las restantes 65 llegaron el 26 de diciembre, cuando el operativo ya había concluido.
"De la verificación física, se constató que 39 nebulizadoras fueron montadas en pick-up, las cuales se encontraban en las instalaciones de la Dirección General Adjunta de Epidemiología, sin que fuesen enviadas al operativo Tabasco, por lo que se hizo una compra innecesaria. Así mismo, no localizó el soporte documental de la salida de las restantes 71 nebulizadoras", se agregó en la auditoría.
Sucedió lo mismo con la compra de 162 motomochilas por un monto de 1 millón 743 mil pesos. Un primer lote de 62 de la marca Guaraní arribó a las instalaciones el 17 de diciembre de 2007, y otras 100 de la marca Solo llegaron el 28 de diciembre, en vísperas de año nuevo, cuando las brigadas de salud ya estaban de regreso.
Luego, "con fecha 18 de julio de 2008, se constató que 88 motomochilas se encontraban intactas en los almacenes del Cenavece, por lo que se demuestra que se compraron en forma innecesaria. De igual manera no apareció registro sobre la salida de 74 de ellas", se puntualizó en la pesquisa.
La alerta sanitaria de la Secretaría de Salud se prolongó más allá de la primera quincena de noviembre de 2007. Por esos días, el gobernador tabasqueño, Andrés Granier, identificó 12 municipios como focos rojos para una potencial epidemia. "El dengue está a la vuelta de la esquina, debemos mantener el control sobre la gente", dijo Rocío Ramírez, secretaria de Salud de Guanajuato, quien se encontraba de apoyo en la entidad.
Entre tanto, en la Ciudad de México el Cenavece compraba medicinas por 229 mil 400 pesos, pero no se tiene la certeza de que efectivamente hubieran ingresado a la institución o fueran enviadas a Tabasco.
Otra de las recomendaciones en la auditoría es que se aclare el incumplimiento en la entrega de fármacos, así como de otros productos relacionados con la prevención de epidemias, por un monto de 966 mil 570 pesos.
"De la verificación física realizada al almacén el 2 de septiembre de 2008 para corroborar la existencia del medicamento de la partida 2504 -medicinas y productos farmacéuticos-, se observó que en esa fecha los fármacos aún se encontraban en resguardo del proveedor Distribuidora Medher por un importe de 5 millones 55 mil 981 pesos", añadieron.
Además de lo anterior, no aparecieron los contratos por la compra de medicamentos por otros 5 millones de pesos ni tampoco se ubicaron constancias de cotizaciones previas. En ese caso, el posible daño al erario consistió en la caducidad de los medicamentos y, nuevamente, en compras innecesarias.
En la última parte de la auditoría, con letras mayúsculas en tinta negra remarcada, los auditores colocaron el siguiente encabezado: "Insuficiencia de medicamentos e irregularidades en manejo de almacén de la reserva estratégica para pandemia de influenza del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades".
Al desglosarse la información, subrayaron que han caducado 559 mil de las 834 mil 377 unidades de antibióticos adquiridas. Otras 250 mil unidades están por expirar en el período que va de noviembre de 2008 a marzo de 2009.
Y lo peor:
"De la relación de antibióticos proporcionada por el consultor en emergencias del Cenavece y responsable de la Reserva Estratégica, según constancia de hechos de fecha 12 de septiembre de 2008, en caso de presentarse una pandemia de influenza no se cuenta con los medicamentos suficientes para hacer frente a dicha emergencia."
De hecho, dentro del almacén de urgencias se detectaron 8 mil 965 frascos vacíos de amoxilina-ácido clavulánico suspensión pediátrica marca Sinufin, que forma parte de la reserva estratégica. En la fecha de caducidad dice: diciembre de 2007
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Tabasco 2007: malversación multimillonaria
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