Laura Itzel Castillo
Del tapabocas a la mordaza
Mucho se ha escrito acerca de las declaraciones hechas por Miguel de la Madrid, en la entrevista que le realizara la periodista Carmen Aristegui y de la misiva enviada por Federico, hijo del ex mandatario.
En dicha carta, quien fuera presidente de México, adujo un “estado de salud que no le permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos”, el “tono de voz se escucha débil y confuso” y por tanto las “respuestas carecen de validez y exactitud”.
Las dos televisoras enmudecieron ante la noticia. Hace unos días el conductor del programa Primero Noticias, Carlos Loret de Mola, hablaba a través del periódico. En su columna de El Universal recordaba cómo en 2005, al realizar una entrevista al ex mandatario con motivo del 20 aniversario de los sismos del 85, también se retractó de lo declarado en torno al fraude electoral de 1988.
La confesión se trasmitió en Televisa el 20 de septiembre de 2005: A la pregunta “¿tuvo el sismo impacto en la elección del 88?” ¿La gente se la cobró? De la Madrid contestó: “No. Yo creo que la elección del 88 reflejó otra serie de fenómenos como la crisis que mi gobierno tuvo que afrontar con medidas de austeridad que apretaron el bolsillo de la gente; esa fue la razón por la que el PRI perdió las elecciones del 88”. En esa ocasión fue Enrique el que amordazó al padre.
Las dos veces De la Madrid dijo lo que quería decir. En una especie de confesión para la historia expresó parte de su verdad. Lo que no dijo fue que durante su mandato se cimentó la relación del poder con las redes del narcotráfico. Que sí sabía quién era Carlos Salinas. Queda claro que a sus 74 años de edad está consciente de su gran responsabilidad y complicidad al elegirlo como sucesor.
El 8 de mayo se difundió que Miguel de la Madrid se encontraba grave de salud a causa de un enfisema pulmonar. Es probable que en su recuento de los años quiera expiar sus culpas.
Las “revelaciones” en boca de un ex presidente son explosivas. Pero la mordaza más. Bien dice Porfirio Muñoz Ledo al lanzar la frase “que Miguel no se haga…”
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